Raphael Varane anuncia su retirada: “Me mantengo en el más alto nivel, quiero irme fuerte, no sólo aferrarme al juego”
El exjugador del Real Madrid deja el fútbol a sus 31 años tras fichar este verano por el Como italiano de Cesc Fàbregas
“Quiero retirarme con fuerza, no sólo aferrándome al juego”, explica Raphael Varane, que se retira del fútbol con apenas 31 años y más de 800 días de baja por lesiones. “He caído y me he levantado miles de veces, y esta vez es el momento de parar y colgar las botas con mi último partido ganando un trofeo en Wembley”, matiza en un comunicado el futbolista. En realidad ese derbi de Mánchester que jugó y ganó con el United no fue su último partido. Hubo un estertor en Italia, donde con la carta de libertad bajo el brazo atendió la llamada de Cesc Fábregas para unirse al Como. Pero en agosto jugó los veinte primeros minutos de un partido de Copa y pidió el cambio. Desde entonces ya barruntaba el adiós.
“Dicen que todo lo bueno se acaba…”, confiesa en su adiós el hombre que llegó a Madrid cuando apenas era un adolescente. Zidane, que entonces ejercía de asesor en el club blanco, le había puesto el ojo encima y apadrinó una incorporación inesperada, la de un central de 18 años que apenas acababa de instalarse en el Lens. Allí se asentó en la titularidad en diciembre de 2010. Seis meses después aterrizaba en Barajas acompañado de su padre, que lucía una colorida camisa de motivos tropicales que evocaba sus raíces en Martinica. “Había como sesenta periodistas y me di cuenta de que aquello era algo muy diferente a lo que había visto hasta entonces”, explicó tiempo después en una entrevista a France Football.
Varane era un estudiante de bachillerato cuando se mudó a Madrid. Llegó como suplente de Sergio Ramos, Pepe, Albiol y Carvalho y se convirtió en indiscutible. Ganó la Copa del Mundo con Francia en 2018, su mejor año, cinco después de que una lesión casi le retirase. Ocurrió en mayo de 2013, se dañó el menisco externo de la rodilla derecha tras un mal gesto en un partido en casa del Espanyol. Un mes de baja dijeron entonces. Lo que ocurrió es que le extirparon el 72% de ese menisco y su carrera quedó marcada. “Tuve que aprender a correr de manera diferente”, explicó tiempo después, cuando molestias y sobrecargas de todo tipo le impedían tener continuidad.
Con todo, Varane firmó una carrera imponente. Ricardo Rocha, Ruggeri, Spasic, Woodgate, Samuel, Metzelder o el propio Cannavaro, que llegó como Balón de Oro, pueden dar fe de que asentarse en el Madrid como central no es sencillo. Varane lo consiguió. Nada apuntaba a que aquel mozalbete tan espigado como asustado iba a conformar un palmarés legendario: alzó la Champions cuatro veces con el Real Madrid, con el que también ganó otros tantos mundiales de clubs, tres Supercopas continentales, tres Ligas y una Copa. 2018 fue su mejor año, cuando se convirtió en el noveno jugador en ganar Copa de Europa y Mundial en la misma temporada (sólo Hoeness, Gerd Müller, Schwarzenbeck, Beckenbauer, Maier, Karembau, Roberto Carlos y Khedira lo habían logrado antes; Julián Álvarez se sumó después). Aquel año es el mejor recuerdo en el fútbol de un central imponente por planta y, sobre todo, por la velocidad con la que movía su corpachón, un gran negocio para el Real Madrid, que tras ficharlo por 10 millones de euros, y amortizarlo durante 360 partidos y 18 títulos en diez temporadas, recibió del Manchester United 50 millones de euros por su ficha.
“No me arrepiento, no cambiaría nada”, dice en su despedida. “He ganado más de lo que podría haber soñado, pero más allá de los elogios y trofeos, estoy orgulloso de que pase lo que pase, me he aferrado a mis principios de ser sincero y he intentado irme por todas partes mejor de lo que lo encontré. Espero haberlos hecho sentir orgullosos”. Varane cuelga las botas y desliza que se quedará a trabajar en el Como: “Simplemente sin usar mis botas y mis espinilleras”.
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