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Dimitrov despega con la Copa de Maestros

Después de tres años alicaído, el búlgaro vence a Goffin en la final de Londres (7-5, 4-6 y 6-3, en 2h 30m) y consolida su explosión con el título del Masters. Alza su trofeo más valioso y asciende al número tres

Alejandro Ciriza
Dimitrov, tendido en la pista nada más ganar la final, ayer en Londres.
Dimitrov, tendido en la pista nada más ganar la final, ayer en Londres.Naomi Baker (Getty)

El tiempo lo dirá más adelante, pero Grigor Dimitrov dio un salto de gigante en Londres para dirigirse el espacio que tiene reservado desde hace años. Al búlgaro, tenista excepcional, le ha costado mucho más de lo previsto protagonizar un logro importante, pero su triunfo en la Copa de Maestros (7-5, 4-6 y 6-3 a David Goffin, después de 2h 30m en la final) puede marcar un punto de inflexión y definir una carrera que apuntaba altísimo, después desembocó en la oscuridad y estos días se ha redirigido hacia su lugar natural, que no es otro que las cumbres.

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La primera que ha hollado es la del Masters, donde definitivamente ha despejado todos los nubarrones y se ha hecho un nombre propio, porque desde hace años le perseguía el de Roger Federer. Como el suizo, Dimitrov (26) es un estilista de pura raza, pero en la comparación con el genio, siempre injusta, solo se puede salir perdiendo y a él le ha pesado como una losa. Este año, sin embargo, encontró un faro en su técnico Daniel Vallverdú y por fin ha despegado. Ya tiene un título de envergadura y ocupa el tercer peldaño del podio mundial.

Va en serio Dimitrov, centrado y enfocado a hacer cosas importantes en esto del tenis. Arrancó el curso con una exhibición de facultades en un hermoso pulso con Rafael Nadal en Australia, lo continuó con una medalla en Cincinnati y lo abrocha con el título de los maestros en Londres. Una progresión muy evidente que le sitúa por fin en el escaparate de su deporte, pero no ya solo por la similitud técnica con Federer o el vínculo sentimental que tuvo con Maria Sharapova durante un par de años, sino porque el sensacional jugador que se intuía va camino de convertirse en una realidad.

Este domingo, en el O2, resonaba con fuerza el guitarreo del tema We can be heroes, just for one day, del celebérrimo David Bowie, después de que el búlgaro batiese al corrosivo Goffin en la final. Sin embargo, su pretensión es a largo plazo y no quiere, decía días atrás, que los días de gloria se reduzcan a episodios puntuales. Por fin, después de muchos devaneos, Dimitrov dice tener claro quién es y quién desea llegar a ser. No pretende de ningún modo imitar a Federer, ni ser el novio de, sino simplemente Dimitrov, un tenista siempre bienvenido por el aficionado porque es una delicia verlo.

El mundo al revés: el belga se impone con la derecha

En el O2, ayer, los compatriotas que le empujaban desde la grada tuvieron el corazón en un puño, porque Goffin, el belga que ha reducido a Nadal y Federer en la misma semana, revolvió y peleó la victoria hasta el último aliento. Quizá le falte un tiro definitivo, quizá su juego no sea el más vistoso y quizá necesite un punto más de carácter, pero Goffin se las hizo pasar canutas toda la noche. Al principio parecía que Dimitrov le tenía más o menos dominado, pero conforme avanzó la final al belga le salieron alas y al búlgaro le entró un pequeño tembleque porque veía que no le era suficiente y temía un buen golpe. Jugó con muchísima cautela y tan precavido que no llegó a liberar su derecha del todo. Para muestra, el dato: 20 winners, por 37 de Goffin.

En la manga definitiva todo era incierto. Todo estaba abierto, hasta que el de Rocourt –siete del mundo al cierre del ejercicio– perdió la puntería y pagó el sobreesfuerzo que hizo para estar conectado todo el partido. Al final, Dimitrov se coronó después de firmar un pleno: cinco partidos, cinco triunfos. Cayó al suelo, derramó alguna que otra lágrima y elevó el octavo trofeo de una carrera que pintaba extraordinariamente, se emborronó después y ofrece ahora visos de ser importante. Despegó el búlgaro.

RECOGE EL TESTIGO DE CORRETJA

Desde la edición de 2010, la Copa de Maestros ha tenido en Roger Federer (ese año y 2011) y sobre todo Novak Djokovic (2012, 2013, 2014 y 2015) dos tiranos en lo referido a la posesión del torneo. El año pasado terminó con la dinámica el escocés Andy Murray y este ha sido Dimitrov el que ha dado otro golpe de efecto.

El búlgaro, debutante, recogió el testigo de Alex Corretja como el primer tenista que vence en su primera aparición del torneo desde que el catalán lo hiciera en 1998, en Hannover. Entonces superó en la final al mallorquín Carlos Moyà por 3-6, 3-6, 7-5, 6-3, 7-5.

ASÍ QUEDA EL RANKING DEFINITIVO DE 2017:

1.- Rafael Nadal: 10.645 puntos.
2.- Roger Federer: 9.605.
3.- Grigor Dimitrov: 5.150
4.- Alexander Zverev: 4.610.
5.- Dominic Thiem: 4.015.
6.- Marin Cilic: 3.805.
7.- David Goffin: 3.775.
8.- Jack Sock: 3.165.
9.- Stan Wawrinka: 3.150.
10.- Pablo Carreño: 2.615.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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