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Bruno Hortelano: “Ya me sentía atleta, ahora me vuelvo a sentir velocista”

El campeón de Europa de 200m se ve a punto para volver a competir año y medio después del accidente que le destrozó una mano

Carlos Arribas
La última carrera de Bruno Hortelano, la semifinal de Río 2016.
La última carrera de Bruno Hortelano, la semifinal de Río 2016. PEDRO UGARTE (AFP PHOTO)

Al otro lado del cable del teléfono, Bruno Hortelano cuenta que está en Ithaca y es inevitable no pensar en el viaje de Ulises, su largo peregrinaje de 10 años para regresar a casa, guerrero vencedor desde Troya. Y más allá de la similitud del nombre, algo de viaje a Ítaca hay en el último año de Hortelano (1991, Wollongong, Australia), que se destrozó la mano derecha en un accidente en septiembre de 2016 y siente ya cercano el momento del regreso a la competición. Ha vuelto a Ithaca (Nueva York), a la pista de la Universidad de Cornell, donde prepara la temporada con su entrenador, Adrian Durant. “Ayer nevó por primera vez y esta mañana ya he tenido que quitar hielo del coche. Estoy acostumbrado. Supongo que allí, en España hará mucho mejor...”, dice el campeón de Europa de 200m. “Este año de recuperación ha sido como un maratón…”

Pregunta. ¿Echa de menos ese calor?

Respuesta. Comparado con Madrid, donde hasta hace poco no había pista cubierta, pasaba más calor entrenando aquí, a 10 bajo cero que en Madrid en la pista exterior... Porque aquí siempre he tenido pista cubierta, claro.

P. Adrian Durant, su entrenador, decía que tiene muchas ganas de darle caña a esa pista…

R. Las ganas claro que están ahí... A lo largo del tiempo, acaba siendo como una maratón de recuperación. Motivación de una semana a otra, vale, es lo normal; pero para mí la cuestión ha sido mantener esa motivación de un mes a otro y durante todo un año y más, que ya llevo más de un año de recuperación. Y, claro, aún no he competido, pero ahí están las ganas. Y estoy a punto.

P. Debe de ser muy duro cuando la recuperación no depende solo de las ganas que se pongan, del trabajo o el sacrificio, sino del tiempo que el cuerpo tarda en volver a ser su cuerpo...

R. Claro, claro. La clave del deporte profesional es saber escuchar al cuerpo de uno mismo. Y he tenido que escucharle mucho a mi cuerpo a lo largo de este año. Nos hemos retrasado en ciertos momentos... No pudimos ir al Mundial a Londres, por ejemplo. La decisión fue dura, pero es lo que decidimos, y sigo convencido de que todo los que hicimos fue lo correcto para estar bien a largo plazo.

P. ¿No hubiera deseado acortar los plazos? ¿Haberse puesto los clavos al menos un día en 2017 para volver a sentirse atleta?

R. Yo en ningún momento he vuelto a hacer una carrera de 200m después de la semifinal de los Juegos Olímpicos [agosto de 2016, Río], y desde entonces no me he puesto los clavos en un momento de competición para sentirme atleta. Ya me sentía atleta y ahora me vuelvo a sentir velocista, que es más importante. La paciencia ha sido fundamental en estos meses, y la constancia. En fase de recuperación es básica porque no tienes metas a corto plazo que te dejan ver que sí, que estás bien, que vas por buen camino. Esto ha requerido mucha más fe, no solo en mí mismo, en mi equipo también...

P. ¿Y temor a los pasos en falso?

R. Por supuesto. Por eso en este proceso se habla mucho del trabajo duro, de su importancia, pero en momentos así es casi más importante el trabajo inteligente que el trabajo duro. Y ahora, por fin, estoy pudiendo hacer trabajo duro. Llevo unos meses haciéndolo. Pero nunca he dejado de lado el trabajo inteligente, formando un buen plan. Luego ya podemos trabajar duro.

P. ¿Es más fácil trabajar el músculo que la materia gris?

R. Me refiero a la cabeza, claro, pero también al cuerpo, porque después de estar tanto tiempo parado tampoco sé exactamente cómo va a responder el músculo. Ha sido un año sin haberle dado el estrés del entrenamiento. Vamos con cuidado, claro, vamos con cuidado, para, a largo plazo estar donde quiero estar. Realmente no tengo prisa.

P. ¿La atrofia muscular que ha sufrido ha sido muy grande?

R. Un mes después del accidente había atrofiado tanto que me miraba el cuerpo y no me reconocía. Las piernas, los muslos, se habían atrofiado tanto que yo me veía el fémur... Un mes después de unos Juegos Olímpicos donde había estado en mi mejor estado de forma. Por eso ha sido un proceso muy largo, porque se pierde muy rápido la masa muscular que había ganado durante muchos años. Ya me dijeron que iba a volver relativamente rápido porque el músculo y el cuerpo tienen memoria, pero estando en el hospital no podía exigirle lo mismo al cuerpo que cuando estaba entrenando en una pista de atletismo. Ha sido un proceso muy largo pero ahora estoy casi casi en el tipo de físico que tenía antes del accidente. Aunque una cosa es que el cuerpo se parezca igual y que peses igual y que tengas la fuerza, y otra, tener la calidad del músculo para poder ser velocista. Será el trabajo que tengo que hacer de aquí en adelante.

P. ¿La velocidad no es solo fuerza bruta?

R. Si fuese tan fácil estaría haciendo pesas todo el día y podría ser campeón del mundo haciendo pesas nada más, solo halterofilia. Pero no es el caso.

P. Ha anunciado que este invierno correrá pruebas de 400m. Eso es señal de que está muy bien de fondo…

R. Siempre he estado trabajando en mejorar mi capacidad anaeróbica-láctica, que es la clave para el 400 (la velocidad-resistencia y el tamponamiento del láctico) y Adrian, mi entrenador y yo, lo vemos cómo el primer paso en el nuevo ciclo olímpico [Tokio 2020], para dentro de un año poder estar trabajando pura velocidad, pero con la base ya hecha. Son los cimientos para poder entrenar bien los próximos años. Además, disfruto del 400m, que es una prueba que produce menos estrés en el cuerpo, en los músculos, que un 60m, que es explosivo, y vas al 100% desde el principio. Me parece una buena transición de aquí al verano, donde me centraré bien en mis pruebas, el 100m y el 200m.

P. Dicen que los entrenamientos de 400m son tan duros que hacen aborrecer casi del atletismo mientras se vomita ácido láctico...

R. Jajaja... Son de los entrenamientos más duros que tenemos los velocistas, pero... bueno, ¿sabes? Es como... días antes me hubiese costado más, pero luego pasas por un momento difícil tanto mentalmente como físicamente y esa idea de sufrimiento cambia. Ya para mí es menos sufrimiento, porque estoy sufriendo 15 minutos después del entrenamiento, y... sin embargo, hace un año pasé por un tramo que estaba sufriendo durante días y semanas... Ya ha cambiado la historia...

P. ¿Poderse infligir sufrimiento voluntario es una muestra de estar vivo?

R. Por supuesto, por supuesto. El sufrimiento en entrenamiento me deja ver que estoy vivo, sano, yendo a por todas. Y es una confirmación de que he hecho un buen trabajo y estoy dando un paso al frente. Ese sufrimiento lo entiendo como un trabajo tirando hacia el frente, un paso más cerca hacia la meta.

P. ¿La posibilidad de entrar en el relevo del 400m en Birmingham, en el Mundial de pista cubierta, es una motivación especial?

R. En Londres, el equipo español tenía cuatro chicos, y los cuatro lo hicieron magníficamente... [Husillos, Búa, Echeverry y Samuel García batieron el récord de España y terminaron quintos]

P. Pero un relevo son seis por si uno se lesiona, otro no alcanza la forma...

R. Por supuesto, por supuesto... A mí me encantaría poder aportar al equipo 4x4 y voy a trabajar para intentarlo. Y este proceso de correr 400m en pista cubierta, principalmente es por ser la primera fase de mi ciclo olímpico. ¿Lo voy a dar todo? Sí. ¿Sirve como motivación extra? Sí. Pero seguirá siendo una transición hacia el aire libre, que es la temporada más importante.

P. En 2018, justamente, toca Europeo, la defensa del oro de Amsterdam...

R. Hay que defenderlo, claro.

P. ¿Tener un objetivo tan claro da más fuerza?

R. Después de haberlo hecho ya en 2016, habrá un poco más presión, se exige más... Pero a mí me irá bien, porque estando tanto tiempo fuera del atletismo necesito ese fuego que me ayude a dar un paso más. Cuando las cosas se ponen duras es lo que piensas. Lo quiero llevar a ese Campeonato de Europa.

P. Un lujo, una carrera para salir a ganar...

R. Sí. Y creo que en el pasado ya lo he demostrado bastante que yo no estoy dispuesto a ir a un campeonato importante a representar a España si no estoy en mi mejor estado de forma.

P. Hace un año se habló de la posibilidad de volver a entrenarse en España, ¿qué lo impide?

R. De momento Adrian tiene su contrato aquí, en la Universidad de Cornell, donde es el entrenador principal del equipo de atletismo. Tiene su trabajo aquí y por eso me vengo yo para acá, pero si podemos conseguir que venga a España, lo intentaría, pero eso no sería hasta dentro de unos años. Todo es a largo plazo.

P. ¿Cuándo competirá esta temporada?

R. Mi idea es hacer mi primera competición en España. No tenemos la fecha aún, porque depende del entrenamiento. En el momento en el que esté listo para correr, volveré para España a competir. Pero no voy con prisa. Primero quiero dedicarme bien al entrenamiento, al trabajo... Igual que llevo todo este año con paciencia y constancia, ahora no pienso acelerar las cosas y empezar a competir antes de hora. Será dentro de unos meses, después de Navidades. Ya avisaré cuando sea. Hice un 500m en septiembre, aunque entrenando no hago esas carreras, ni siquiera un 400m o un 300m... No me sirve de momento. Aunque hacerlo en un buen tiempo me ayudó mucho, y a motivarme más. Ya vi que había vuelto y que estaba bastante bien.

P. ¿Cómo le va la mano? ¿Tiene miedo al agarrar las pesas?

R. El trabajo que hicieron los médicos fue milagroso, y el trabajo de los fisios conmigo ha sido increíble. Y gracias a eso, me han dejado una mano funcional que me deja hacer las pesas, me deja levantarlas, coger las barras, hacer salida de tacos... La mano no me limita en ningún momento. Gracias a ellos.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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