_
_
_
_

El relevo 4x400 y el 1.500m hacen que el Mundial español termine con ilusión

“Un Mundial sin medallas nunca puede ser bueno”, dice el presidente, Raúl Chapado, “pero se ha competido mejor que otros años”

Carlos Arribas
El 4x400 español, en la final en Londres.
El 4x400 español, en la final en Londres.IAN LANGSDON (EFE)

Lucas Búa, siempre atento a la música del estadio reconoce el Reggae Night de Jimmy Cliff a todo volumen y se vuelve a mirar qué pasa. El Mundial ha terminado hace unos minutos, pero los espectadores siguen en las gradas, ruidosos siempre. Con él se vuelven Óscar Husillos, Darwin Echeverry y Samuel García. Usain Bolt, elegante de chándal jamaicano y a pie, está dando su última vuelta. La despedida. Los cuatro atletas españoles, chavales jóvenes, mezclan entonces su emoción de deportistas que aún reviven en su interior la carrerea que acaban de hacer, la mejor de su vida, y mezclan esa emoción con los sentimientos de aficionados agradecidos que ven a una leyenda diciendo adiós.

Más información
Medallero del Mundial de Atletismo de Londres 2017
Los Mundiales más extraños y perturbadores de la historia
Arévalo, un colombiano de 24 años, muestra el camino a la marcha española
La portuguesa Inês Henriques, primera campeona mundial de 50km marcha

Su carrera tan grande ha sido el relevo 4x400. La final, nada menos. Han terminado quintos, como hace 14 años terminaron los anteriores españoles que disputaron la final que cierra los Mundiales, pero mejor, porque, con un tiempo de 3m 0,65s han batido el récord de España, los 3m 1,42s que duraban desde 2001. Y no se conforman con eso. “Y nada más terminar, al ver que nos habíamos acercado tanto a los tres minutos, enseguida nos hemos dicho que esa barrera hay que superarla”, dicen casi al unísono, tan homogéneos en marcas y tan cercanos en edades se sienten. “Teneos mucho tiempo por delante para trabajar juntos, y para seguir alcanzando finales. Que cuenten con nosotros para Tokio 2020”.

Por detrás de España acabaron potencias clásicas: Cuba, Polonia y Francia; por delante, solo las grandes potencias: Trinidad y Tobago, los sorprendentes ganadores (2m 58,12s); Estados Unidos, derrotados de plata (2m58,61s), y también perdieron el relevo corto; Reino Unido de bronce (2m 59s; y los familiares belgas, los tres hermanos Borlee y un amigo (cuartos en 3m 0,04s).

Cada uno se lleva de la carrera un momento, el suyo, y otros de sus compañeros. Husillos, el que abrió el fuego, su ritmo y su capacidad para mantener al primero de Trinidad y Tobago a su alcance para atacarle al final; Búa su pelea victoriosa (“entré como si no hubiera un mañana”) para coger la calle libre por delante de trenes expresos; Echeverry, canario de Fuerteventura nacido en Cali, Colombia, la curva en la que hundió a uno de los Borlee, Dylan, y Samuel García, el último, la defensa que hizo del fuerte.

El atletismo español ya estaba de subidón antes del relevo porque Adel Mechaal terminó cuarto el 1.500m, igualando la última mejor actuación española, la de Olmedo en Daegu 2011.

En la última recta, la prueba reina del mediofondo es la carrera de la decisión y la ejecución, de rezar por hueco, de verlo y de lanzarse a saco. Adel Mechaal, que corrió espléndidamente e hizo recordar a las gentes de los tiempos de oro del 1.500 español, y a Fermín Cacho y su inteligencia de movimientos, rezó, vio y ejecutó. El hueco estaba ahí, entre el noruego Filip Ingebrigtsen y la cuerda. Se lanzó Mechaal por allí, y cuando, laboriosamente superaba el último obstáculo para la medalla de bronce, el noruego lo sintió y cerró la puerta cambiando su trayectoria hacia la izquierda. Desesperado y hundido, las fuerzas que le quedaban a Mechaal tras un esfuerzo supremo las utilizó para empujar con rabia a quien le adelantó en la lucha por las medallas. Terminó cuarto (3m 34,71s).

Por delante de los dos europeos, los kenianos Elijay Manangoi (3m 33,61s) y Timothy Cheruiyot (3m 33,99s), que trabajaron en equipo con Asbel Kiprop, el campeón saliente, lograron el oro y la plata.

Representó a la perfección la imagen del equipo español en el Mundial, generador a la vez de expectativas y de frustración. Y alguna pequeña sensación de plenitud gozosa, como la del relevo.

El Mundial de Londres es el primero de la historia, iniciada en 1983, en el que España termina sin medallas, el elemento de evaluación popular. “Hemos terminado sin medallas y eso es una mala noticia. Sin medallas no se puede decir que haya sido un buen Mundial”, dice el presidente de la federación, Raúl Chapado. “Pero hemos tenido cinco finalistas [Peleteiro, Ortega, Mechaal, el relevo y Álvaro Martín], más que en Río y Pekín 2015, y 12 entre los 12 primeros, y 12 que han mejorado su mejor marca y tres récords de España… No hemos competido como de verdad queremos, que se ha competido mejor que los últimos años”

“La nota hay que ponerla según las expectativas que habíamos fijado a cada uno de los 55 seleccionados”, añade el director técnico, Ramón Cid. “Unos 15 atletas, el 25%, han estado peor de lo que se esperaba de ellos, otra cuarta parte ha aprobado, otros tantos han estado bien, y los que quedan han estado muy bien. Es un equipo joven”.

Los relevistas prometen seguir al pie de la letra la recomendación de Reggae Night, y estaremos bailando hasta la luz de la mañana; Bolt termina su despedida. Serio, el hombre más rápido de la historia declara: “Siempre he dado lo mejor de mí. Siempre he querido, sobre todo, dar un buen espectáculo”. Y la luz del estadio se apagó.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_