¿Se han vuelto las carreras de MotoGP demasiado agresivas?

La gente lo pasó en grande. Márquez se jugaba el título, pero lo hizo al ataque, de la forma que mejor sabe. Y atacar, el pasado domingo en Phillip Island, significaba acabar con el colín roto de su Honda, o terminar con la rueda de alguien marcada en el mono de cuero. A él siempre le gustó la brega –“A mí me gustan las carreras como la de Australia, lo que vimos estaba dentro de los límites”–; mucho más, ser el campeón de los pesos pluma. También le va el lío a Johann Zarco, el debutante del año este 2017 en MotoGP, el que avivó la pelea en la cabeza de la carrera –“Me gustaría ver más carreras con adelantamientos como la de la semana pasada”–, el que tuvo toques con el propio Márquez y también con Rossi, de crítica dura; el que casi se sube al podio. Y van tantos casis que los mandamases de MotoGP ya no tienen paciencia con sus formas.

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El francés ha recibido tantas llamadas de atención de sus rivales los últimos meses que ya no sabe dónde esconderse cuando le toca sentarse junto a ellos en la sala de prensa. Apenas le defiende el líder del Mundial, que hace muy poco estaba en su mismo lugar. Zarco intenta que no le afecte la presión de sus referentes: “Aprendo de lo que la gente dice de mí, pero quiero aprovechar esta oportunidad; son concienzudo, creo en mí: cuando eres novato tienes que hacerte respetar”. Márquez o Zarco son pilotos agresivos, pero así es como entienden las carreras. “Lo perfecto es adelantar sin contacto, pero a veces es difícil calibrar los límites; en un duelo las dos partes temen un accidente”, añade el campeón de Moto2 del curso pasado.

La agresividad, dentro de unos límites, siempre formó parte de las carreras, recuerdan uno y otro. Es lo que opina un histórico como Mick Doohan, ganador de cinco Mundiales. “Siempre ha habido toques entre pilotos, también cuando yo corría. Es cierto que todo está más apretado ahora, hay más pilotos que pueden sacar el máximo de sus motos cuando antes había solo dos o tres. Y es apasionante verlo. Con la electrónica, las motos de hoy son menos sensibles que en el pasado y eso facilita la lucha. Siempre ha habido pilotos agresivos, no hay más que recordar las luchas entre Schwantz y Rainey y cómo se sacaban los codos. Desgraciadamente hacía mucho que no veíamos tantos adelantamientos, ahora está volviendo. Las carreras son así”.

Los cambios en el reglamento están ayudando a ese cambio: la competitividad ha aumentado, hay más marcas, más pilotos oficiales y más igualdad. 2017 es el año de las carreras más competidas de la historia: las dos más apretadas (con menos distancia entre los 15 primeros: 26 segundos en Aragón; 28 en Austria), cinco de este curso entre el top 10 de las más competidas. La carrera en Phillip Island fue la sentencia, para algunos. Claro que la pista también propició la batalla. “Phillip Island es especial, por el tipo de trazado, por lo rápido que es: las frenadas allí son distintas. Y sí, los jóvenes son agresivos, pero por ahora todo parece bajo control”, dice Dovizioso. Lo mismo opina Viñales: “Con la lluvia, tampoco tuvimos tiempo ninguno para preparar muy bien la moto y eso propició que se formara un grupo grande”.

Sin embargo, Rossi, segundo clasificado hace una semana, un superviviente, maestro siempre en el cuerpo a cuerpo, fue muy duro: “Para ganar aquí había que ser más estúpido que ellos. Ha sido una carrera extraordinaria, me he divertido mucho. En los últimos tiempos muchos pilotos han elevado el nivel de la agresividad, pero si este es el juego, vamos a jugar. Ha sido bonito, seguramente muy peligroso para todos, pero nadie tiene miedo de ir contra el otro y si es así como hay que competir, tendré que entrar al trapo”, dijo nada más bajarse de la moto.

Su discurso fue más allá. Y en él señaló alguna de las razones por las que se ven más peleas recientemente, más toques. “No voy a decir si un piloto es más agresivo que otro. Pero, los pilotos que vienen de Moto2 son muy agresivos: Iannone, Márquez o Zarco, que ha llegado este año, siempre es muy agresivo. Está bien. Si hay que ser agresivo tendré que serlo, si no mejor me quedo en casa”, insistía. “Moto2 es una categoría difícil en la que te tienes que ganar el sitio, eso ayuda a cómo llegan los pilotos a MotoGP”, señalaba Viñales, un piloto normalmente correcto y respetuoso con los rivales. Él, que fue tercero en Phillip Island, lo tiene claro: “Si para volver al podio hay que ser agresivo y atacar como en Australia, se hace”.

Jorge Lorenzo es otro de los que abandera el debate en un intento por rebajar los toques en la pista: “Está bien tener ambición y ganas, todos hemos sido jóvenes, pero hay que ser consciente de que se pone en riesgo a otros pilotos. Y en ese caso la culpa no es del piloto, sino de quien no le advierte de que se está pasando”. De igual manera, otro campeón del mundo, el ex piloto Alex Crivillé, pide que se rebaje el volumen de choques en carrera: “Siempre ha habido contactos, pero el otro día vimos una carrera de mucho contacto. Yo no soy partidario, salvo que se trate de un lance de carrera. Quizá fue la mejor carrera del año, pero no me gustaría que a partir de ahora hubiera carreras con tantos toques. No tenemos que ir por este camino. Lo más fácil en esos casos es que acabes en el suelo”.