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Carreño sufre vértigo ante Anderson

Tras un inicio sensacional, el asturiano se diluye y cede en las semifinales contra el sudafricano: 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4, en 2h 55m. El 32 del mundo pugnará el domingo por el título de Nueva York con Nadal

Alejandro Ciriza
Carreño, durante las semifinales contra Anderson.
Carreño, durante las semifinales contra Anderson.MIKE SEGAR (REUTERS)

El sudafricano Kevin Anderson derrotó al español Pablo Carreño (4-6, 7-5, 6-3 y 6-4, en 2h 55m) y disputará la final del US Open contra Rafael Nadal, muy superior al argentino Juan Martín del Potro en el otro cruce (4-6, 6-0, 6-3 y 6-2, en 2h 32m). El asturiano, de 26 años, se quedó así a las puertas de la gran final en Nueva York, pero se marchó con la valiosísima experiencia de haber alcanzado la penúltima ronda de un grande. Se trata del mejor resultado de su carrera y a partir del próximo lunes obtendrá su mejor ranking.

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Cuando Carreño pisó la pista no se topó con ningún elemento inesperado, porque Anderson es un tenista sin aristas ni dobleces, pregonero de un solo mensaje. Pertenece a la estirpe de los bombarderos, de aquellos jugadores que entienden únicamente de una vía para para llegar hacia la recompensa. Esto es, servicio, servicio y más servicio, romper la bola y jugar a dos o tres tiros como máximo si la pelota llega a entrar en juego. Sin embargo, al sudafricano se le arruinó durante un buen rato el argumento y, por el contrario, Carreño se sostuvo con una solidez encomiable.

En la primera hora, algo más, el asturiano siguió al dedillo las instrucciones para desarticular al sacador y rozó la perfección. Sirvió de fábula, restó con toda la pericia del mundo y las escasas veces que el punto demandaba faenar, remó como como un cosaco. Todo bien hasta ahí; fenomenal, de hecho. Quebró al séptimo juego y luego selló el primer parcial con un ace y otro magnífico primer saque. Hasta ahí, lo dicho, todo muy bien, sobre ruedas. Anderson tembloroso, no demasiado inspirado con el mazo. Y él pletórico.

Continuó la dinámica en el segundo parcial, muy bien llevado también hasta que se produjo el punto de fricción. Quizá, o probablemente, la clave de la tarde. Servía Carreño para igualar (6-5) y cuando se dirigía a las alturas sufrió vértigo. Al servicio, una bola a la red, la siguiente acariciando la cinta (síntoma de nerviosismo) y en la repetición un golpe largo. Rotura y set para el sudafricano (31 años, 2,03 y 93 kilos) y el comienzo del martirio. Sin perder la compostura, el español se fue diluyendo y su lenguaje gestual cambió por completo.

El plus de las alturas

Lo que antes era seguridad, un caminar firme y la cabeza alta, se transformó en imprecisión y dudas. Niebla en la mente. Se quedó grogui Carreño cuando todavía había un mundo por delante. Lo aprovechó Anderson para enderezarse y afilarse. Corrigió los porcentajes –al final, 22 aces, un 83% de puntos con primeros y 51 golpes ganadores– y anudó el tercer set a velocidad de crucero. La curva emocional se invirtió y el gijonés fue perdiendo el fuelle, si bien es cierto tuvo un arrebato al final, pero cuando se sabía ya prácticamente vencido.

En la cuesta abajo, pateó una pelota y se trastabilló. Cayó y permaneció 10 segundos sobre el suelo, maldiciendo todavía esa doble falta, ligeramente aturdido porque lo tuvo cerquita y se le escapó. La tentación de ir por delante en unas semifinales, muy golosa. Sin embargo, se esfumó. Pero no se fue de vacío Carreño, del que se esperan pasajes importantes. Cada día más tenista, muy buenos mimbres. Nueva York puede suponer el principio de algo bonito, el punto de inflexión, aunque queda mucho recorrido. Ya no es un cordero, dice acertadamente Toni Nadal. Eso sí, las alturas exigen un plus.

“TENGO QUE SEGUIR CRECIENDO”

MATEO SANCHO CARDIEL, Nueva York

Se puede decir que Pablo Carreño ha dado el estirón en el US Open. Aquí ha llegado por primera vez a unas semifinales de Grand Slam, en el mismo año en el que llegó a cuartos en Roland Garros. Pero él quiere crecer más y después de perder con Kevin Anderson, aunque se percibía la decepción de haber rozado el cielo con las manos, mostraba la firme determinación de seguir aprovechando el impulso con el que se va de Nueva York.

“Tengo que aprender de hoy, porque puedo aprender muchas cosas. Tengo que seguir creciendo e intentaré estar concentrado en mi juego en el siguiente torneo”, dijo. Y echa cuentas: “Depende de los resultados que haya en este torneo puedo acabar en el top 10 esta semana, no sé qué número (virtualmente está en el 10). Quedan dos torneos 500 dos torneos masters 1000, hay muchos puntos en juego, pero creo que tengo posibilidades de llegar al Masters de Londres”, explica, con el objetivo de entrar en el torneo que selecciona a las mejores ocho raquetas del mundo. Y especifica que, para pavimentar su camino hacia esa élite, está ya confirmado en Metz, Pekín, Shanghai y Moscú y no descarta Basilea y París.

Carreño había llegado a este partido sin perder un solo set en todo el torneo, hasta el punto que Roger Federer definió como "un paseo" su participación. "Si me ha visto jugar y me ha visto tan sobrado, es algo positivo. Pero creo que él juega mucho más tranquilo que yo, se le ve mucho más tranquilo que yo en los partidos", bromeó.

Hoy, desde luego, sufrió, pues en cuanto el sudafricano le encajó el segundo set del partido, el gijonés se desarmó. "En el tercer set me he perdido un poquito", reconoció. "Me ha empezado a dominar (Anderson) prácticamente todo el rato. Me he sentido un poco inferior, un poquito dominado. Ha sido lo peor del partido. Luego he conseguido igualar un poquito", explicó.

Anderson: "Nadal controla la pista"

Aunque ahora se dedicará a descansar y a disfrutar de Nueva York por unos días (“obviamente están invitados a todo”, dijo, “aunque mi padre a lo mejor no me deja”, añadió con mucha ternura), también estará pendiente de la final con la que soñó y para la que considera que Anderson está más que preparado para triunfar. “Si está en la final puede ganar a cualquiera. Si juega contra Rafa (Nadal), quizá Rafa será el favorito, pero si juega contra Del Potro, ambos son capaces de ganar el torneo”.

Anderson, por su parte, compareció ante los medios casi sin tiempo para celebrar y ya pensando en la final que se le avecina. “Es un sentimiento increíble haber llegado hasta aquí, pero tengo que estar listo, porque tengo un partido muy difícil ante mí”, explicó quien empezó el año con una lesión de cadera que a punto estuvo de llevarle al quirófano. Su camino de superación se encontrará el domingo con Nadal.

De Nadal dijo que es “uno de los mejores competidores del mundo del deporte en general. Es un luchador, controla la pista. Las veces que he jugado contra él he tenido que apostar por un juego dominante”.

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Sobre la firma

Alejandro Ciriza
Cubre la información de tenis desde 2015. Melbourne, París, Londres y Nueva York, su ruta anual. Escala en los Juegos Olímpicos de Tokio. Se incorporó a EL PAÍS en 2007 y previamente trabajó en Localia (deportes), Telecinco (informativos) y As (fútbol). Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universidad de Navarra. Autor de ‘¡Vamos, Rafa!’.

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