Pau Gasol: “No voy a por récords sino a por campeonatos”
El líder cumple 200 partidos en el primer desafío para España: Montenegro, Rice y el juego interior con Vucevic y Dubljevic
Pau Gasol ensaya una y otra vez desde más allá de la línea de 6,75 metros mientras el entrenamiento de la selección en el coqueto Polyvalent Hall de Cluj-Napoca se estira hasta agotar la hora y media establecida. Los operarios de la organización del Eurobasket escenifican con aspavientos el cambio de tercio para dar paso a las prácticas de la siguiente selección, la de la República Checa. La gestualidad del gigante de Sant Boi es rutinaria. Se desactiva despacio. Dirige su corpachón, de 213 centímetros y 113 kilos, hacia el banco, bromea con algún compañero. Es el ritual, antes del duelo inédito este viernes ante Montenegro (16.45, Cuatro), el primero de la selección española en el Eurobasket y el número 200 de Pau Gasol como internacional.
España no se ha enfrentado nunca en partido oficial a un rival que anuncia un juego interior de altos vuelos, con Nikola Vucevic, un pívot de 2,13 metros que se entromete en las estadísticas históricas de Shaquille O'Neal y Dwight Howard en su paso por los Orlando Magic, y con Bojan Dubljevic, otro pívot de 2,05 metros, flamante campeón de la Liga española con el Valencia y MVP de la final ante el Real Madrid. Los dos nacieron un 24 de octubre, Vucevic hace 26 años y Dubljevic, un año después. Tal vez por ello les llaman las torres gemelas, evocación de aquellas parejas legendarias formadas por Olajuwon y Sampson en los Houston Rockets o Robinson y Duncan en San Antonio Spurs.
Montenegro ha encomendado el mando de las operaciones a dos personajes de sobra conocidos. Se trata de su seleccionador, Bogdan Tanjevic, de 70 años, el hombre que condujo a Italia a su última medalla de oro, en el Eurobasket de 1999 tras ganar a España en la final, y a Turquía a la medalla de plata, en el Mundial de 2010. En la cancha, el timón está en manos del nacionalizado Tyrese Rice. El base estadounidense desea reivindicarse tras su convulsa temporada y haber sido declarado transferible por el Barcelona.
Pau Gasol trata de poner un punto de distancia a las preguntas que giran en torno a su edad, incluso a sus posibles sucesores. Se le plantean más cuestiones sobre el pasado. Y cuando se le inquiere sobre el futuro se le suele invitar a que realice una prospección sobre el final de su carrera. Se sumará hoy al quinteto que ha alcanzado los dos centenares de partidos: Navarro (243), Epi (239), Felipe Reyes (236) y Rudy Fernández (211). “Formar parte de esta familia ha sido un placer. Hemos disfrutado de momentos buenos y eso es lo que nos hace tener esa conjunción y unidad como equipo. Ha sido una experiencia y un viaje muy bonito que espero que siga adelante”, afirma el jugador que acumula 167 victorias y 32 derrotas, y diez medallas con la selección española (cuatro oros, cuatro platas y dos bronces), más que nadie junto a Felipe Reyes.
Es también el que más puntos ha sumado en la historia de la selección, 3.460, superando los 3.330 de Epi, con una media de 17,4, además de 6,9 rebotes. “He intentado disfrutar de cada momento y trabajar desde el principio para llegar a ser lo mejor que pueda ser. Es el objetivo que me marqué desde el principio, sin ponerme límites, con la máxima ilusión y ambición. Y también con la humildad necesaria. Es mi modus operandi”. Con 1.044 puntos, se encuentra a solo 61 puntos de situarse como líder anotador en la historia de los Europeos, solo superado por Nowitzki (1.052) y Parker (1.104) y ha estado en los quintetos ideales de los seis Europeos que ha disputado. Ante tanta estadística superlativa, Pau reacciona: “No voy a por récords, sino a por campeonatos”. Es uno de sus lemas y su rubrica para cerrar la charla antes de que España inicie la defensa del título que logró hace dos años en Francia con una deslumbrante actuación de su líder.
Pau no pudo disputar el partido que más destaca en su trayectoria desde 2001 con la selección absoluta. Se lesionó en las semifinales ante Argentina y tuvo que presenciar el triunfo en la final del Mundial de 2006 ante Grecia con muletas y desde el banquillo. “Fue una gozada vivir aquello, aunque se sufre más siempre desde el banquillo. Fue un momento que demostró la identidad de este equipo, el espíritu, el carácter. Fue un ejemplo clarísimo de lo que significa esta selección, del grupo humano que tenemos y cómo siempre nos hemos sobrepuesto a la adversidad”.
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