Vuelven los extremos, se deshace el tridente del Barça
A Dembélé le conviene más dignificar la zamarra con el 11 que competir por el 10 como ha hecho Neymar
El Barça se dedicó a producir extremos y mediocentros desde que Cruyff puso a Milla de 4 y a Lineker de extremo derecho en el Camp Nou. La figura del mediocentro ha evolucionado hasta dar con Busquets después de pasar por Guardiola. Los extremos que genera la cantera, en cambio, tienen más dificultades para asentarse: Jordi Mboula ha preferido fichar por el Mónaco y Deulofeu puede perder protagonismo después de que el club haya apostado por Dembélé, un jugador ambidiestro —“derecha o izquierda no es un problema para mí”— en una delantera que cuenta con figuras como Messi y Luis Suárez.
“He hablado con Valverde”, desveló Dembélé. “Me ha dicho que me estaban esperando. Tiene unas ideas muy claras que harán que el equipo avance y gane muchas otras cosas”. El entrenador no habla del tridente, ni de reconstruir la delantera perdida sin Neymar, de cambiar pieza por pieza, cosa que seguramente habría sido más sencilla con la contratación de Mbappé o de Griezmann. El técnico se refiere siempre al colectivo y entiende que el extremo francés le dará más profundidad y sentido de equipo al Barça.
La integración de Dembélé se considera básica en el Camp Nou. No se duda de su físico ni de su técnica, dotado para el regate y el control orientado, veloz y desequilibrante, mejor asistente que goleador y a veces errático en la toma de decisiones, como pasaba también con Neymar. Aseguran en el club que Messi sonrió cuando Bartomeu le anunció el fichaje de Dembélé, al que su compatriota Umtiti bautizó como “mosquito” sin que el nuevo jugador azulgrana sepa muy bien el motivo, según confesó en el Camp Nou.
La apuesta tiene, en cualquier caso, un punto de riesgo, sobre todo por el precio, incluso en un club como el Barcelona, la mayoría de veces protagonista del fichaje más caro de la temporada, al menos hasta la llegada de Florentino. Muy significativas fueron las incorporaciones de futbolistas como Cruyff, Maradona, Ronaldo, Rivaldo, Ibrahimovic o incluso de Alexanco, por el que en 1980 pagó la cifra récord de 100 millones de pesetas al Athletic.
Dembélé nunca fue ni quiso ser un 10, como Neymar, sino que le gusta el 11, el mismo número que llevaba el brasileño y que también fue el de Overmars.
Al delantero francés le gusta el vértigo, una virtud que también se le supone a Deulofeu, hoy menos desafiante, como si le hubiera dado un ataque de responsabilidad desde que le invitaron a comportarse tras su salida del club en tiempos de Luis Enrique. La llegada de Dembélé invita de nuevo a la agitación desde uno de los puestos más sagrados en el estilo del Barça como es el de extremo, discutido desde la irrupción de un tridente que ha durado hasta que se ha ido Neymar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.