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A Dani Alves no se le acaban las pilas

Un gol y una asistencia del veterano brasileño definen para el París Saint-Germain una Supercopa gala en la que Mbappé pasa de puntillas

Alves felicita a Rabiot.
Alves felicita a Rabiot.FRANCK FIFE (AFP)

Ni Mbappé ni siquiera Verratti, que hizo un excelente partido. Tampoco la sombra de Neymar se extendió sobre la Supercopa gala y la pasarela de estrellas que mostraron Paris Saint-Germain y Mónaco en Tánger. Allí a orillas del Estrecho se hizo grande una vez más la figura de Dani Alves, recién llegado al club francés y al que no se le acaban las pilas, que va y viene, viene y va, remata, centra y ejecuta libres directos, que no deja de engrosar un palmarés memorable. Con un gol y una asistencia volvió a ser decisivo para sentenciar un partido magnífico ante un rival indomable. Porque ha ingresado en lo que va de verano más de 160 millones de euros en los traspasos de Germain, Diallo y, sobre todo, Mendy, Bernardo Silva y Bakayoko y puede además que la recaudación no se detenga ahí si al final sale Mbappé, pero el Mónaco retiene ese punto excitante que mostró la pasada campaña.

Mónaco, 1 - PSG, 2

Mónaco: Subasic; Touré, Glik, Jemerson, Kongolo (Lopes, m. 67); Sidibé (Saint-Maxim. M. 77), Tielemans, Fabinho, Lemar; Falcao y Mbappé (Carrillo, m. 70). No utilizados: Benaglio, Jorge, Raggi y Moutinho.

Paris Saint-Germain: Areola; Meunier, Marquinhos, Thiago Silva, Kurzawa; Motta (Matuidi, m. 71); Dani Alves, Verratti (Nkunku, m. 89), Rabiot, Pastore (Geudes, m. 87); y Cavani. No utilizados: Trapp, Kimpembe, Lo Celso y Jesé.

Goles: 1-0. M. 29, Sidibé. 1-1. M. 51. Dani Alves. 1-2. M. 63. Rabiot.

Árbitro: El Jaafari (Marruecos). Amonestó a Fabinho y Verratti.

Estadio Ibn Battuta (Tánger). 45.000 espectadores.

El PSG debió remontar porque el Mónaco salió al campo como si la pretemporada fuese una estación lejana, intenso, ávido en la recuperación de la pelota y vertical porque es esa la característica que le dan puñales como Mbappé o Sidibé. Al primero trataron de negarle los espacios, sembró el pánico entre la zaga del PSG cuando supo caer unos metros hacia posiciones más retrasadas para encontrarlos, pero apenas los buscó. Jardim le ahorró los últimos veinte minutos y dejó el campo cabizbajo y con su equipo en desventaja. Mbappé mezcla con Falcao, se aprovecha de su trabajo, que ya no es solo un rematador sino que ha devenido en bregador, en punto de apoyo para todos sus compañeros. Un movimiento del colombiano fabricó el gol que abrió el partido cuando el PSG empezaba a sentirse dominador. Ocurrió que Motta estuvo algo displicente en el manejo del balón y Fabinho voraz para buscarlo, encontró entonces a Falcao, que había retrasado su posición para tocar de cara hacia Tielemans y abrir un boquete en la zaga rival. En ella percutió como cuchillo en la mantequilla Sidibé, que definió con categoría ante Areola.

Sidibé ejemplifica cómo Leonardo Jardim ha hecho de la necesidad virtud en el Mónaco. Ha subido unos metros su posición para darle un perfil más afilado a su equipo. Donde antes campaba el toque de Bernardo Silva, percute ahora el futbolista que hace unos meses actuaba como lateral derecho. En el PSG también Unai Emery optó por la solución de adelantar a Dani Alves con Meunier de guardaespaldas. El brasileño definió el partido. Pudo marcar a los cinco minutos del inicio y con la zurda, pero lo hizo a los cinco de la reanudación con la diestra y en un libre directo colosal que cobró con un maravilloso golpeo de empeine. Luego le dio el gol del triunfo a Cavani tras explorar la línea de fondo y sacar un centro preciso a la frente de Rabiot. Con 34 años no se atisba el final de un futbolista histórico que no deja de alzar trofeos. En su trayectoria europea con Sevilla, Barcelona, Juventus y ahora con PSG ya levantó 32, con su selección absoluta suma tres más y de sus años mozos datan tres títulos más en su país y un Mundial sub 20.

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Alves lideró al PSG, que mostró dudas pero también buena parte de su arsenal a la espera de la mecha de Neymar. Di María no pudo jugar por sanción, Draxler tampoco estaba disponible porque acaba de incorporarse al equipo tras sus preceptivas vacaciones. Matuidi y jóvenes como Lo Celso, Guedes o Jesé esperaron en el banquillo. Lucas Moura ni siquiera entró en la convocatoria. Ganaron sin más brillo que el de las estelares apariciones de Alves, recogidos en la ventaja y afortunados para que el árbitro no viese un penalti cometido por Rabiot, por mano, sobre la hora. Igual se espera que con tanta artillería Emery propicie un equipo luminoso, pero la única luz que buscan los millones de un equipo sin historial al máximo nivel continental es la de los títulos. Y esta temporada ya ha sumado el primero.

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