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25 años de Barcelona 92: ¿Qué cosas puedes hacer ahora que antes eran impensables?

El AVE aún no llegaba a la ciudad olímpica, se permitía fumar en casi todos los lugares públicos, pagábamos en pesetas.... ¿cuánto ha cambiado la sociedad española desde entonces?

Dos personas pasan sobre una enorme señal de prohibido fumar en el Metro de Madrid, en 2005.
Dos personas pasan sobre una enorme señal de prohibido fumar en el Metro de Madrid, en 2005.AP

El 25 de julio de 1992, España vivió uno de los momentos más importantes de su historia reciente: la inauguración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. La cita coincidía con un país que aspiraba a mostrar una imagen nueva y competitiva al mundo (España consiguió 22 medallas colocándose en el sexto puesto del medallero). Un total de 150 televisiones cubrieron el evento deportivo y se recaudaron más de 600 millones de pesetas por los derechos televisivos (unos 3,6 millones de euros). Sin embargo, el país acabó el año con un 19% de paro, la revolución tecnológica aún no había desembarcado en muchos sectores de la economía y algunos de los avances sociales que se dieron en la primera década del siglo XX estaban lejos de materializarse (como el matrimonio homosexual o la ley antitabaco). Comparamos en este artículo cómo vivían los españoles hace un cuarto de siglo en relación con la actualidad, la sociedad cambiante de 2017.

El AVE existía... pero solo conectaba las ciudades de Madrid y Sevilla

La alta velocidad española echó a rodar un 21 de abril de 1992, tan solo tres meses antes de los comienzos de los Juegos de Barcelona. Sin embargo, no sería hasta 2008 cuando el AVE acabara de conectar Madrid con la capital catalana. En 1990, el trayecto en tren entre ambas ciudades llegaba casi a las siete horas. Hoy, el viaje se hace en dos horas y media. 

A la peseta aún le quedaban 10 años de vida frente al euro

Las pesetas mantenían su vigencia, pero por poco tiempo. El euro llegó a sustituirla en un período de 10 años. El año que se celebraron los Juegos, con motivo del quinto centenario del descubrimiento de América, se modificó el sistema de billetes y se incorporaron nuevos modelos que combinaban figuras y elementos artísticos españoles y americanos.

Internet, ese gran desconocido

Hace un cuarto de siglo, poco más de un millón de ordenadores estaban conectados a la red de redes a escala global. En España, solo unas 1.000 computadoras (casi todas ellas relacionadas con el mundo universitario) tenían Internet con una conexión que alcanzaba los 64 kbps. Para la llegada del ADSL o la fibra óptica habría que esperar hasta bien entrado el siglo XXI. En aquella época, cualquiera que quisiera compartir sus mejores imágenes de los JJ OO con la familia o amigos debía reunirlos en casa. La ubicuidad de las redes sociales era algo impensable.

Las (antiguas y nada eficientes) bombillas incandescentes

En 1992, los españoles alumbraban sus hogares de forma mayoritaria con las (antiguas) bombillas incandescentes. Las de bajo consumo aún no habían hecho su aparición y cada usuario debía conformarse con una vida útil que, en cada caso, no superaba las 1.000 horas: menos de un año si se utilizaba una media de cuatro horas diarias.

Salvo en colegios y hospitales... se fumaba en cualquier lugar

Pese a que en 1988 se prohibió fumar en los centros educativos y hospitales, a principios de los 90 sí estaba permitido en bares, restaurantes y hasta en aviones (la restricción comenzó en 1992). En diciembre de 2010, el Congreso aprobó la ley antitabaco por la que se prohibía fumar en los espacios públicos cerrados.

El matrimonio, solo entre personas de distinto sexo

Hace 25 años, España aún no contemplaba el matrimonio homosexual en su legislación. Tuvieron que pasar 13 años para que se aprobara una ley que equiparase estas uniones con los matrimonios heterosexuales, impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. España se convertía en la cuarta nación en el mundo en dar este paso. En la actualidad, solo 22 países reconocen este derecho.

El divorcio, costoso y prolongado en el tiempo

En 1992, un total de 26.783 parejas se divorciaron en España. Un proceso más costoso y prolongado que el establecido a partir de 2005, cuando se aprobó la ley del divorcio exprés, en la que ambos cónyuges solo necesitaban tres meses para rescindir su vínculo afectivo a ojos de la ley: sin alegar ningún motivo y sin separación previa. En 2016, se divorciaron 114.019 parejas. 

La revolución del coche eléctrico llegó para quedarse

La concienciación por cuidar el medio ambiente no había llegado al sector automovilístico. En 1991, se vendieron unos 900.000 turismos. Ninguno era eléctrico o híbrido. Ahora, la tendencia ha comenzado a cambiar: las ventas de estos vehículos han aumentado gracias al impulso de los coches de alquiler y el desembarco de marcas como Tesla. El sector del taxi también ha evolucionado, debido a las licencias VTC gestionadas por Uber o Cabify.  

La injusticia de los goles fantasma para decidir partidos

El eterno debate de los goles fantasma en los terrenos de juego se hubiera evitado gracias a la tecnología VAR o videoarbitraje (que se implantará oficialmente en el mundial de Rusia 2018). En 1992, aún se dependía en exclusiva del buen hacer arbitral, lo que favorecía los errores de bulto: como en el gol de Míchel ante Brasil en el mundial de México, que nunca subió al marcador. España perdió el partido por la mínima.

Cabinas telefónicas para conectar un país de 8.000 municipios

Los teléfonos móviles eran algo de ciencia ficción en un país que contaba, en el año 2000, con alrededor de 100.000 cabinas instaladas, 55.000 en la calle. Sin embargo, las líneas móviles desbancaron poco a poco a la red fija tanto en las calles como en los hogares. Actualmente solo quedan 18.000 cabinas en la calle.

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Sobre la firma

Daniel Muela
Es redactor de Escaparate. Está especializado en temas de tecnología y dispositivos electrónicos y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en el gabinete de prensa de Ifema y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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