Argentina golea con el equipo de todos
El segundo partido de Sampaoli también es victoria y presenta muchas caras nuevas
Cuando se habla de la selección argentina por estos días se menciona la renovación, el recambio. El aire fresco, los ciclos cumplidos, las redenciones y los indultos. También los esquemas flexibles, los métodos modernos de entrenamiento y la motivación excesiva. El arranque de la era Sampaoli en el combinado nacional fue, como le gusta decir a Maradona, sin grises. El primer partido fue victoria ante Brasil, una de las mejores selecciones del mundo -también permanente karma para la celeste y blanca- con un desempeño que no deslumbró a nadie pero sí demostró algo de lo que el equipo carecía y el público reclamaba cada vez con mayor énfasis: la actitud. El análisis más general del clásico jugado en Melbourne deja una conclusión más interesante, que es el fin de la messidependencia, al parecer, un objetivo de la nueva administración. Los primeros pasos del calvo entrenador parecen enfocarse en construir un equipo cuyo destino no dependa de sorpresivas renuncias o escandalosas suspensiones.
Para el segundo choque, ante la débil Singapur, justamente, no estuvo Messi. El 10 culé, que prepara su casamiento en Rosario para fin de mes, dejó libre un puesto que hubo que cubrir con cuatro jugadores. Para enfrentar a los leones, Sampaoli improvisó un casting de creadores en el que los elegidos fueron Angel Di María, Manuel Lanzini, Papu Gómez y Paulo Dybala, figuras de un medio súper ofensivo, en el que también jugaron Marcos Acuña y Toto Salvio haciendo las bandas, y Lucas Biglia como volante de marca. Luego ingresaron Nacho Fernández y Ever Banega. La primera media hora de juego en Kallang no mostró lo que se esperaba. Los candidatos al papel de Messi se mostraron desconectados y abusaron de intentos personales, algunos de ellos, dos remates de larga distancia de Di María y otro par de intentos de Joaquín Correa, una de las caras nuevas que mejor impresión han causado.
Para juntar tanta gente en ese sector, el entrenador desempolvó una vieja fórmula, la misma que definió al fútbol argentino y lo hizo distinguido en el mundo entero durante el período de entreguerras: colocar sólo dos defensas. Los revisionistas fueron Emanuel Mamanna y Federico Fazio. Pero el fútbol es impredecible, y al entrenador ofensivo que llegó en reemplazo del atrincherado Bauza, no lo salvó Joaquin Correa (uno de sus protegidos) sino que lo hicieron los defensas. Contra Brasil, Gabriel Mercado -autor del único gol- y ante Singapur, Fazio, quien abrió la cuenta del marcador para que todos se relajen y llegue la goleada. Luego, sí, anotaron el atacante del Sevilla, el del Atalanta, Alejandro papu Gómez, el medio de la Roma, Leandro Paredes, el delantero de River, Lucas Alario, y fideo Di María. Fue 6 a 0 pero, por la diferencia de prestigio entre ambos equipos, pudieron haber sido muchos más.
Dos partidos, dos sistemas, dos equipos distintos y dos victorias. La vida parece sonreírle a Jorge Sampaoli luego de lo que fue una tormentosa salida de Andalucía. Pero el tiempo de rosas terminó y ahora se vienen los partidos que realmente valen. El panorama no es el mejor, con el equipo jugando la repesca si la eliminatoria terminara ahora, y el entrenador sabe que sólo sirve ganar. En cualquier cancha y ante cualquier rival. “Lo que estamos trabajando tiene que ver con los aspectos de ataque”, explicó Sampaoli al ser consultado sobre los dos defensores, “La intención es tener una búsqueda de partido desde el inicio. Generar aspectos desde lo ofensivo que nos permitan afrontar los cuatro partidos de Eliminatorias que nos quedan”. Pero, ¿Alguien se animaría a poner sólo dos defensas en el choque de agosto ante la Uruguay de Suárez y Cavani? Por ahora, todo depende de si juega Messi, o no.
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