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Cuando Hugo Sánchez tenía melenas de Jimi Hendrix

El delantero mexicano celebra cuatro décadas de su primer partido en primera división con Pumas

Diego Mancera
Hugo Sánchez durante en su partido homenaje en 1997
Hugo Sánchez durante en su partido homenaje en 1997Santi Burgos

Un chico con una gran melena al estilo Jimi Hendrix puso en el mapa del fútbol a México. Era Hugo Sánchez, un muchacho que creció en la colonia Jardín Balbuena de la capital mexicana. Desde los once años tomó un balón y se apuntó en los equipos juveniles de los Pumas, el conjunto representativo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Con 15 años se convirtió en seleccionado nacional y ganó su primer título internacional. Ese día se ganó el mote de niño de oro. Tres años después, el 23 de octubre de 1976, hizo su debut en primera división con los universitarios frente a los Tigres, esa vez jugó 65 minutos y no pudo anotar.

Hugol, como le conocen, brillaba desde los entrenamientos. Buscaba en cada uno perfeccionar sus remates a puerta. El que más trabajó fue el de la chilena, una técnica en la que puso a prueba sus enseñanzas de gimnasia. Ante la prensa mexicana ha reconocido que su hermana Hilda le inspiró a suspenderse en el aire para marcar así. Durante su juventud combinó los entrenamientos con sus estudios de odontología, carrera universitaria que terminó en 1981, justo en el año en que fue fichado por el Atlético de Madrid. Con Pumas cerró su ciclo con 104 goles en 200 partidos, el primero fue contra el Club América en 1977, tardó 155 días en hacerlo. Ganó dos ligas (1977 y 1981) y un trofeo a máximo goleador.

En un vídeo retrospectivo de la carrera de Hugo Sánchez llamado Historia de un triunfador, el exdelantero mexicano reconoció que tuvo la posibilidad de jugar con el Arsenal en la Premier League, pero que eligió la liga española porque la Copa Mundial se iba jugar ahí en 1982, “todos los ojos iban a estar puestos en España”, dijo. Los primeros meses del pentapichichi estuvieron plagados de cánticos racistas, le gritaban “indio” y “¡queremos futbolistas, no mariachis!”. Vivió una carencia de minutos y goles. Hasta que en 1982 Luis Aragonés llegó al banquillo colchonero y le impulsó a ser el delantero centro. Un doblete del mexicano frente al Athletic de Bilbao significó la Copa del Rey de la temporada 1984-1985. Esa fue su consagración.

Hugo Sánchez junto a unos aficionados en 1997
Hugo Sánchez junto a unos aficionados en 1997Ricardo Gutiérrez

Pero Sánchez no quería limitarse y buscó ceñirse la camiseta del Real Madrid. Para ello tuvo que planearlo muy bien. Pasar de colchonero a merengue era algo que los dueños de los equipos preferían evitar. Aragonés no quería perder a su letal delantero. Junto con el presidente madridista Ramón Mendoza, lograron que el Atlético vendiera al mexicano a Pumas para que luego la escuadra blanco le comprara. Una triangulación que culminó con la firma de Hugol en el estadio Olímpico Universitario en la Ciudad de México.

Con el uniforme de blanco, Sánchez Márquez se convirtió en referente de uno de los mejores equipos de Europa. En su primera temporada alzó el trofeo de la liga y también el de goleador, un galardón que repitió cuatro veces más. En 283 partidos marcó 208 veces, fueron siete temporadas en las que ganó casi de todo, excepto una Champions League. “Un rematador inigualable”, así se le describe en la página oficial del Real Madrid. Hizo gol de toda forma: de primera intención, con la zurda, la diestra, de cabeza y, por supuesto, de chilena, la cual se rebautizó como la huguiña. La mejor de todas fue la que anotó contra el Logroñés en el Santiago Bernabéu el 10 de abril de 1988.

El dorsal número nueve de Hugo Sánchez dejó una huella en el Madrid. En sus últimos años se los pasó de viaje, de equipo en equipo. En 1992 llegó al América, acérrimo rival de los Pumas. Regresó por un año a España para jugar con el Rayo Vallecano. Después una temporada en el Atlante de su país. En 1995 jugó con el FC Linz de Austria para después jugar algunos meses en el fútbol estadounidense con Dallas. Su último club fue el Celaya, donde jugó junto a Emilio Butragueño y Míchel. Hugo cerró su ciclo como futbolista con un golazo de volea contra Pachuca en 1997.

Su exitosa trayectoria en Europa contrastó con lo que pudo aportar a la selección de México. Jugó en tres Copas del Mundo (1978, 1986 y 1994). Un goleador de su talla sólo anotó una vez en un Mundial, frente a Bélgica en el estadio Azteca. Su único trofeo fue una copa de la Concacaf en 1977. A base de goles, Hugo Sánchez fue el revulsivo del fútbol de su país y, hasta el momento, ninguno de sus compatriotas ha superado sus 307 goles en Europa.

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Sobre la firma

Diego Mancera
Es coordinador de las portadas web de la edición América en EL PAÍS. Empezó a trabajar en la edición mexicana desde 2016 escribiendo historias deportivas. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación y Periodismo por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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