Armando Pérez: “Si la AFA fuese una empresa estaría fundida”
El presidente interino del fútbol argentino dibuja la profunda crisis que afecta a la asociación de clubes
La selección de fútbol de Argentina lidera el ránking de la FIFA y tiene a Lionel Messi entre sus jugadores. Pero sus éxitos deportivos son la contracara del desastre institucional que se vive en las oficinas que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) tiene en Buenos Aires. Los clubes adeudan a la AFA 77 millones de dólares y la Asociación debe, a su vez, 3,3 millones de dólares. Una semana de reuniones frenéticas necesitó la AFA para que inicie el campeonato local, ante la rebelión de los clubes chicos contra lo que consideraron un reparto poco equitativo de los derechos de televisación. Y la renuncia, en julio, de Gerardo Martino como entrenador obligó a la AFA a participar de los Juegos Olímpicos con un reemplazo de emergencia, Julio Olarticoechea, el único técnico que tenía contrato fijo con la institución. Ese ha sido el panorama con que se encontró hace dos meses Armando Pérez, presidente de la Comité de Regularización de la AFA, un grupo designado por vía judicial para reordenar a la Asociación y convocar a nuevas elecciones a más tardar el 30 de julio de 2017. “Los clubes tienen un deuda con AFA y si AFA fuese una empresa estaría fundida”, dice Pérez durante un encuentro con la prensa internacional, del que participó EL PAÍS.
Como salir de una situación crítica es el desafío de Pérez, en medio de una batalla por la sucesión en la que el gobierno de Mauricio Macri no ha ocultado su interés. A eso debe sumarse la dependencia económica de la AFA, y por consiguiente los clubes, con el Estado, que cada año pone 138 millones de dólares por la televisación en Fútbol para Todos (FpT), un invento del kirchnerismo para arrebatar el fútbol al Grupo Clarín, el más importante del país. “Con el gobierno tenemos un contrato que nos da el dinero para el fútbol y una relación con un hombre que está designado para eso que es (Guillermo) Marín. Y a través de él estamos tratando de trabajar y conseguir cosas que nos alivien”, dijo Pérez
Desde ese escenario de crisis ha querido influir Macri, un líder político que ha llegado a la Casa Rosada desde la presidencia de Boca Junior. El fútbol da poder en Argentina, tanto que es difícil encontrar dirigentes que no tengan vinculación con los clubes. El sindicalista más poderoso, Hugo Moyano, es presidente de Independiente, uno de los más importantes; el showman más popular, Marcelo Tinelli, era vicepresidente de San Lorenzo, el club del papa Francisco; y Aníbal Fernández, exmano derecha de Cristina Fernández de Kirchner, fue hasta el 31 de julio presidente de Quilmes, otro grande. Pérez, con todo, puso límites al poder de Macri sobre la AFA, pero sin ocultar su influencia. “No es posible desconocer que es un hombre del fútbol y opina como hombre del fútbol. No recomienda que acción tomar pero sí tiene opiniones. Por supuesto que en el fútbol argentino, y eso es un gran defecto, opina todo el mundo.”, dijo el dirigente, formado en el club Belgrano de Córdoba.
El fantasma de Julio Grondona, titular de la AFA durante 35 años y hasta su muerte en 2014, sobrevoló la conferencia. Sin nombrarlo, Pérez se refirió en varias ocasiones a la herencia “de una presidencia muy centralizada”, permeable al poder de turno y con manejos económicos poco claros. “Una de las cosas más elementales que estamos haciendo ahora es revisar los contratos, todos firmados hace algún tiempo”, dijo Pérez. El mandato del Comité de Regularización incluye, además, adaptar el estatuto de la AFA al que aprobó la FIFA en febrero pasado. Se tomará para ello su tiempo, en parte porque el poder interno sigue muy repartido.
“Hoy el Comité Ejecutivo tiene 45 miembros y la Asamblea General 75, los mismos que en la última elección para presidente empataron”, explicó Javier Medín, segundo de Pérez, también presente en el encuentro. El empate 38 a 38 dejó vacante el cargo de presidente y obligó a poner una nueva fecha que no se cumplió por la intervención judicial. Ahora será el Comité quien deba convocar a elecciones, un proceso que en la AFA parece muy lejano, dado el estado de los balances y las relaciones de poder que minan el consenso. Mientras tanto, la selección de fútbol hace su juego en el césped, lejos de las crisis de escritorio.
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