El fútbol argentino tendrá una Superliga
Los clubes acuerdan el reparto del dinero y un torneo que resta poder a la AFA
La debacle de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) parece haber cerrado una de sus grietas más grandes y que a la vez, más preocupa a los dirigentes de los clubes: la Superliga. Tras 2 reuniones truncas y meses de negociaciones entre los clubes grandes y chicos, fue presentado en el predio de la AFA el nuevo campeonato, inspirado en el modelo español. De esta forma, 30 equipos competirían en un torneo largo que comenzará el 19 de agosto, se jugará en 2 períodos, tendrá 4 descensos y contará con 2 fechas en las que sólo se jugarán clásicos. El acuerdo llegó una vez que se hizo un poco más ecuánime entre los clubes el reparto de los fondos de televisación provenientes del Estado y que suman 2.500 millones de pesos (casi 170 millones de dólares).
El microestadio del predio que la AFA tiene en Ezeiza parece reservado sólo a los bochornos. Fue el lugar donde se veló con honores a Julio Grondona, quien comandó la institución durante 35 años con un absolutismo temerario. Allí también se desarrolló la escandalosa elección para presidente del 3 de diciembre, en la cual se registró un empate en 38 entre los candidatos Luis Segura y Marcelo Tinelli, a pesar de que los asambleístas que sufragaron sumaban 75. Este mes, 2 asambleas generales controladas por la Inspección General de Justicia (IGJ) se vieron obligadas a llamar a cuarto intermedio por la intensa lucha de intereses entre los clubes denominados grandes y los chicos. La diferencia, como suele ocurrir en Argentina, puede verse en el estacionamiento: mientras algunos dirigentes llegan en BMW o Mercedes Benz, otros lo hacen en furgonetas usadas.
Sin embargo, las negociaciones llegaron a buen puerto y el pacto, aunque se firmó en Ezeiza, se concretó durante la madrugada del miércoles en una oficina del Sindicato de Camioneros, donde los recibió Hugo Moyano (secretario general de la CGT y presidente de Independiente), uno de los protagonistas del culebrón. Allí se acercaron Daniel Angelici (Boca), su asesor César Martucci, Víctor Blanco (Racing), Nicolás Russo (Lanús), Claudio Chiqui Tapia (Barracas Central), Oscar Ferreyra (Los Andes), Leonardo López (Independiente Rivadavia), Javier Marín (Acassuso) y Pablo Toviggino (Consejo Federal), entre otros.
Horas más tarde, mientras un puñado de jugadores se preparaba para los Juegos Olímpicos con temperaturas de un dígito, y sin llegar a ser los suficientes como para utilizar el campo principal del predio de 42 hectáreas que la AFA tiene cerca del aeropuerto de Ezeiza, se montó otro absurdo en el lugar de siempre. La Superliga quedó oficialmente anunciada cuando 70 de 71 asambleístas alzaron la mano. El díscolo fue Mario Gianmaría, de la Liga de Rosario, que se convirtió en el protagonista de la tarde.
“¡Dale, lleven a Mario al Bailando!”, le gritó un colega al retirarse del recinto, mientras el Presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol (que además es Licenciado en Administración Deportiva) era asediado por todos los medios de prensa. La humorada hace referencia al programa de TV que conduce Marcelo Tinelli, el más firme candidato a presidir la Superliga, o sea, a comandar los destinos de los 2 principales torneos del fútbol argentino.
“Estamos creando una nueva figura legal que es la del suicidio en defensa propia”, disparó Gianmaría, “Esto es un copy paste de un proyecto importado que ni siquiera mejora lo que teníamos”. Se refiere al modelo español, al que llamó “el peor de todos”. “La diferencia (de ingresos para los clubes), que era de 5 a 1 en favor de los clubes grandes, ahora es de 12 a 1”, acusó. El dirigente entiende que la Superliga es la puerta de entrada para aparición de las sociedades anónimas en el fútbol argentino, regido en un sistema de supuestas sociedades sin fines de lucro.
Un punto del acuerdo le da la razón: la AFA es la gran perdedora con el acuerdo si se tiene en cuenta que todo lo concerniente a la organización de los torneos de Primera y Segunda División quedarán casi por fuera de su órbita y que, sacando la Selección Nacional (cuya buena parte de sus derechos fueron cedidos a empresas), tendrá que hacerse cargo de las ligas menos rentables.
El dinero
Con el acuerdo, River y Boca cobrarán 9.000.000 de pesos (unos 600.000 dólares) por mes; Racing, Independiente, San Lorenzo y Vélez, 6.000.000 (cerca de 400.000 dólares) y el resto de los equipos de Primera División 4.600.000 (casi 310.000 dólares). Así, quedará un 78% del dinero para la Primera División, 12% al Nacional B (primera categoría de ascenso), 8% para el resto del ascenso y 2% para los gastos que demande la organización del campeonato. De esta forma, los clubes de la B Nacional recibirán 1.589.000 millones de pesos por equipo por mes, un poco más de los 1,5 que reclamaban.
El dinero se recaudará con el 12% de lo que ingresa por la TV (279.000.000 de pesos), el 0.36% de contrato con la cadena TyC Sports y la creación de un “fondo solidario o fiduciario” que surgirá del aporte de 200.000 pesos por cada uno de los equipos de Primera División.
Sin embargo, el reinado del Fútbol Para Todos, la empresa creada por el Estado para la televisación gratuita de los partidos, terminará en 2019. Hasta ese momento tendrá el control de las transmisiones, los derechos internacionales de la Primera División, la publicidad y hasta el streaming por Internet. Este último punto es el que más le interesa a los dirigentes de los clubes, que ven allí la posibilidad de hacer un gran negocio cuando, una vez finiquitado el acuerdo, se vean liberados de conversar con otras cadenas televisivas. O, al menos, negociar en conjunto con la AFA.
Las decisiones
Otro tema que puso en pugna a los representantes de los clubes es el de la toma de decisiones. El pacto establece la conformación de una comisión directiva, de la cual Marcelo Tinelli sería el presidente y Daniel Ferreiro (de Nueva Chicago) el vice. La representación está conformada por 20 representantes de Primera División y 10 del Nacional B en la Asamblea y 12 y 6, respectivamente, en el Comité Ejecutivo.
Habría sido un llamado desde Casa de Gobierno a algún móvil de los presentes en el Sindicato de Camioneros el que obligó a terminar con las dilaciones y cerrar las negociaciones. Al parecer, la urgencia del Estado para comenzar el certamen se tradujo en forma de amenaza a los dirigentes errantes, al punto que se dejó entrever que si no se ponían de acuerdo no bajaría un solo céntimo a los clubes. Entonces, los presentes en la casa gremial fueron consecuentes con el reclamo e hicieron un asado. En otras palabras, la fumata blanca que cierra los acuerdos políticos en Argentina.
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