A la caza de Jama Aden
Los Mossos d'Esquadra investigaban desde 2015 al somalí, detenido en Sabadell en una redada antidopaje
“Está muy nervioso, ha cogido un taxi y se ha ido”, dice una de las abogadas del equipo legal que defiende a Jama Aden. El prestigioso entrenador nacido en Somalia, de nacionalidad británica y residencia en Catar ha pasado dos días detenido en los calabozos de los Mossos d’Esquadra de Sabadell, acusado de dopar a sus atletas de élite. Con la misma gorra blanca con la que fue detenido el lunes en el hotel Arrahona, ha salido a paso ligero de los juzgados acompañado de su hermano, Ibrahim, y se ha esfumado.
Puede darse por satisfecho uno de los entrenadores más prestigiosos del atletismo mundial: la fiscal pedía cárcel para él ante el peligro real de huir de la justicia española. Finalmente, la juez de guardia decretó la retirada de su pasaporte y que se presente una vez al mes al juzgado. La misma medida que tomó para el fisioterapeuta saudí Ouarid Mounir y el atleta catarí Musaeb Balla. La mayor preocupación de Aden ahora es poder viajar a Río a los Juegos, que empiezan el 5 de agosto y en los que su atleta Genzebe Dibaba es favorita para ganar los 1.500m y los 5.000m.
Desde 2015, los Mossos d’Esquadra perseguían a Jama Aden y su equipo. Entonces recibieron las primeras informaciones de que podían estar suministrando sustancias dopantes a los atletas a los que entrena cada verano, desde 2013, en la ciudad catalana. En julio de aquel año, en un control de tráfico en el túnel del Cadí, los agentes pararon un coche del equipo, con varios atletas en su interior, pero no Aden. Regresaban de Mónaco, donde Dibaba había batido la víspera el récord del mundo de 1.500m. En el vehículo encontraron varios medicamentos e inyectables, que analizaron. No encontraron sustancias dopantes.
Aden se escurrió entonces, pero el sargento Xavier Tarrés, de la Unidad Central de Consumo de los Mossos d’Esquadra, no se olvidó del tema. Contando con los antecedentes y las alertas de la agencia española antidopaje y de la federación internacional de atletismo, los Mossos abrieron una investigación tutelada por el juzgado de instrucción número 5 de Sabadell y durante dos meses vigilaron qué pasaba en el hotel Arrahona, en las afueras de Sabadell.
Así, los policías comprobaron que los atletas hacían y deshacían a su gusto en el interior, donde se comportaban como Pedro por su casa. Y, sobre todo, vieron cómo Aden salía de paseo con jeringuillas, que troceaba y arrojaba por distintos contenedores de basura. Lo hizo en al menos tres ocasiones, y cambiando de ruta, por si acaso: el técnico que había convertido a Dibaba y otros atletas en los mejores del mundo regaba Sabadell con trozos de jeringas y envases de medicamentos.
A las 8.30 del 17 de junio, lunes, los agentes se presentaron en el Arrahona. Primero aseguraron las cinco habitaciones que tenían orden de registrar, y luego llamaron a la treintena de atletas, que se entrenaban en las pistas Josep Molins. A mediodía, sacaban detenido a Aden; media hora después, al fisioterapeuta Mounir, y prepararon el vehículo para el atleta Balla, a quien acabaron deteniendo durante su interrogatorio.
Tres habitaciones
Habían encontrado lo que buscaban en tres habitaciones. En la 123, la habitación clave, hallaron el pasaporte de Mounir, que figuraba registrado en otro cuarto, y también 23 jeringuillas precargadas de EPO y seis viales de diferentes tipos de EPO (Eprex, Aranesp, Neorecormon y Eporin), además de medicamentos ilegales comprados en Francia. En la 120, la de Balla, hallaron medicamentos dopantes, medicamentos ilegales y diversos jeringuillas; y en la 107, donde dormía Aden, requisaron jeringuillas usadas, medicamentos ilegales, facturas de medicamentos comprados en Francia que luego encontraron en otras habitaciones y facturas de pago de habitaciones ocupadas por atletas. Jama dijo que había tirado las jeringuillas, sin que pudiese dar una “motivación verosímil ni justificada”.
Así acabó una de las operaciones más importantes contra el dopaje que ha habido en España. Los abogados de los acusados consideran que es una desproporción y recurrirán las medidas cautelares. Los investigadores de los Mossos y la Agencia antidopaje están orgullosos, sobre todo por el mensaje lanzado: en España doparse no sale gratis.
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