Llegan las dunas, llega el deseado caos
El Dakar afronta su segunda semana con una combinación de etapas de navegación y arena que determinarán la resolución de la carrera
“Van a empezar a caer como moscas”. La advertencia, nada halagüeña, ha salido por boca de pilotos, periodistas y organizadores. No se pronuncia con pena, sino con cierta pasión y mucha impaciencia. Como si el momento se hubiera hecho desear demasiado tiempo. De eso va el Dakar, en cierta manera, de ir eliminando poco a poco a todos los competidores hasta que solo queda uno, el más rápido, “el más completo”, según dice Marc Coma, director deportivo de la carrera.
Ellos, los que van encima de la moto, del quad, del coche o del camión también están deseando probarse. “Hasta ahora ha sido todo pista”, comenta Laia Sanz. “Es en las etapas difíciles como estas en las que puedo tener posibilidades”, añade la piloto de Corbera. “Ha sido todo camino, camino y camino”, se suma Carlos Sainz, a quien se le nota con gran nivel de detalle que no se ha divertido demasiado hasta el momento. “Estoy deseando que llegue la arena”, complementa Mikko Hirvonen, un debutante que busca emociones nuevas.
En la etapa del lunes, con salida en Salta y llegada a Belén, un aperitivo de lo que está por llegar, Sébastien Loeb volcó su Peugeot. El francés dio varias vueltas de campana en un tramo de arena y rocas. No había ningún dibujo de neumático que seguir sobre el trazado, uno de los signos que identifican mejor el cambio de condiciones ambientales. En reparar el vehículo Loeb tardó algo más de una hora junto a su copiloto, Daniel Elena, lo que acabó descartando de la lucha por el título al nueve veces campeón del mundo de rallies, ganador de tres etapas en su debut en el Dakar, y líder de la carrera hasta el momento del accidente. “Es el ejemplo de que esto va a ser una carnicería”, comenta, Xavier Foj, que completa con su Toyota su 26º Dakar. “Fue una etapa dura, dura. De las que tienes que estar concentrado porque al mínimo despiste estás fuera”, analiza Armand Monleón, otro debutante que espera aprovechar su oportunidad en las etapas de más navegación.
El escenario que adornará una de las partes más bonitas del Dakar estará compuesto por dunas con y sin vegetación, terrenos duros y lechos de ríos con o sin agua. “No había agua pero no veas el tamaño de las piedras, así de grandes”, abunda Foj, mientras dibuja en el aire una roca de algo más de 45 centímetros. Sin embargo, hay un detalle que el experimentado piloto catalán remarca por encima de este tipo de detalles topográficos. “Suerte que no ha hecho demasiado calor, solo unos 25 grados, sino ya te digo yo que hubiera caído más de uno”, advierte. Para los próximos días se espera que las temperaturas superen con holgura los 40 grados, una cifra que llega a duplicarse en el interior de los vehículos, que no cuentan con sistema de refrigeración.
De hecho, ese fue uno de los motivos por los que se decidió neutralizar la etapa de ayer. El calor –en muchas zonas de carrera se superaron los 45 grados-, combinado con la finura de la arena se convirtió en una trampa insuperable para decenas de pilotos que quedaron atrapados en las dunas. Dirección de carrera decidió cortar la etapa, a pesar de que una treintena de pilotos habían podido superar las montañas de arena y alcanzar el final de la especial.
Llega “Súper Fiambalá”
La etapa de ayer, con salida y llegada en Belén, una preciosa ciudad en la provincia de Catamarca, inauguraba la segunda jornada maratón, con la diferencia respecto a la que se llevó a cabo el cuarto día de competición, de que en este caso los pilotos, solo ellos, podrán realizar reparaciones en sus vehículos durante la noche. En la celebrada en Jujuy, de “parque cerrado”, nadie podía acercarse a la zona en las que descansaban todos ellos.
Sin embargo, la jornada que todo el campamento tiene marcada en rojo en el calendario es la que se disputará hoy. 562 kilómetros para motos y quads, 763 para coches y camiones entre Belén y La Rioja, con 278 de ellos cronometrados. Las dunas de Fiambalá serán testigo de una etapa extrema, en la que además se llevará a cabo una de las novedades que más interés despertó entre los pilotos. Por primera vez desde 1998, las primeras diez motos, los diez mejores coches y los cinco primeros camiones clasificados en la etapa de ayer saldrán a la vez. “Pensaba que era algo que se me había ocurrido a mí, pero veo que no, que estaba en los orígenes del Dakar”, bromea Coma.
En las etapas difíciles como estas puedo tener algunas posibilidades” Laia Sanz, piloto de KTM
Lo cierto es que esta novedad añade interés y peligrosidad en proporciones similares. En una etapa normal, son primero las motos, después los quads, seguidos de los coches y los camiones, por este orden, quienes toman la salida, todos ellos con una diferencia de tres minutos entre cada uno de los competidores. De esta manera se logra, por ejemplo, que un camión no se tope de repente con una moto atrapada en una zona de fesh fesh y la atropelle involuntariamente. Sin embargo, se ha dado la vuelta a esta circunstancia, aunque matizándola, de ahí que la selección de los vehículos que la llevarán a cabo sea tan exhaustiva. A esta nueva fórmula se la ha bautizado desde la organización como “Súper Fiambalá”, un extra que dará el pistoletazo de salida a una etapa de navegación en la que pilotos con experiencia aprovecharan para recuperar distancias.
“Va a ser una carrera de autoeliminación. Hasta ahora se ha ido a un ritmo alto porque las pistas lo permitían, pero como se siga así va a haber más de una caída y vamos a ver cómo van cambiando las cosas”, sentencia Laia Sanz. Todos, incluida ella, están deseando que llegue el caos. Porque aunque parezca difícil de creer se divierten con él. Y es lo que les hace repetir una y otra vez.
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