Los puros de Napout

El lunes, Juan Ángel Napout (Paraguay, 57 años), bromeaba con la prensa en el hall del hotel Baur au lac de Zúric (Suiza). Vestido con ropa de sport oscura y calzado con zapatillas negras de diseño futurista, Napout se saludó con Gianni Infantino, el secretario general de la UEFA y aspirante a la presidencia de la FIFA.

Como presidente de la Conmebol, Napout había anunciado recientemente que la Confederación Sudamericana daría su apoyo en bloque a Infantino. La estrategia de apoyo al candidato europeo, salido de la UEFA en sustitución de Platini, se había gestado un mes antes en el mismo hotel de los arrestos. Allí, con el intenso olor a los habanos que consume Napout, junto a Ángel María Villar, su hijo Gorka y el presidente dimitido de la federación colombiana Luis Bedoya, se trazaron las líneas maestras que fueron ejecutadas en el último congreso de la Conmebol en Río celebrado la semana pasada.

Napout, que antes había encabezado el apoyo a Platini, insistió en que Europa siempre había estado al lado de Sudamérica para ayudar a defender las cuatro plazas y media que tiene en los mundiales. Ante la propuesta de que el Mundial de 2026 sea disputado por 40 selecciones, el apoyo a Infantino traía consigo que fueran cinco las selecciones de la Conmebol con plaza asegurada ante la nueva ampliación.

Políglota y empresario de éxito en Paraguay, Napout ha estado ligado al fútbol desde que con solo los 30 años accediera a la presidencia del Cerro Porteño, uno de los clubes más importantes de Paraguay. En 1993, accedió a la Conmebol hasta llegar a su presidencia, primero de manera interina en 2014, tras la dimisión del Eugenio Figueredo, y después ya siendo reafirmado por el congreso en 2015. Su detención ha supuesto la tercera de un presidente de la Conmebol desde que en mayo saltara el FIFAgate.