“Yo nunca he vendido lo que no soy”
El colombiano de 25 años asume el liderazgo del Movistar y apuesta fuerte por el Tour, la carrera en que ya ha sido dos veces segundo
Terminar dos veces segundo del Tour antes de cumplir los 26 años indica el gran nivel de un corredor y, desgraciadamente para él, para el colombiano Nairo Quintana (Tunja, 1990), también supone una gran carga en forma de expectativas de una afición que, a la hora de otorgar el grado de grandeza a un deportista, no se conforma sino con la victoria y de la manera más apabullante posible.
Pregunta. Pongamos que en el próximo Tour se encuentra otra vez con Froome y están los dos al mismo nivel que en 2015. ¿Podría con él? ¿Qué habría que hacer?
Respuesta. Tenemos que cuidarnos en las etapas donde hemos visto que él ha sacado diferencias, seguir mejorando en la crono, mantener el nivel en las subidas… Pienso que estamos aptos para llegar. Hemos reforzado el equipo con Dani Moreno, uno más para la montaña. Estamos correctos, en una posición buena para intentarlo.
P. En 2015 llegó al Tour como un personaje capaz de destrozar a todos en la montaña, como un depredador, y la afición se quedó un poco con las ganas…
Unos me llaman depredador, otro me preguntaba si tenía mente asesina o no"
R. Yo nunca he vendido lo que no soy. Siempre he sido cauto cuando hablo para que no se cree ese falso personaje. Soy lo que soy y lo he conseguido a base de lo que he hecho. Unos me llaman depredador, otro me preguntaba si tenía mente asesina o no… Bueno, yo no sé de fuera cómo me verán, y también los mismos rivales, pero yo siempre he ido tranquilo y hablando según las posibilidades que veo. Este Tour me ha dejado muy satisfecho, porque tengo 25 años y ya dos podios en el Tour y una victoria en el Giro.
P. Pero se esperaba más.
R. Seguramente podría haber sido. También me decían, ‘es que solo ganaste la Tirreno-Adriático y una etapa’. Y, claro, eso es lo que supone apostar por un solo objetivo, y ser cabezón por un solo objetivo. Si me pongo a apostar por algunas otras, quizás podría hacer un gran Tour también y estar en el podio, pero no apostamos por ser segundos, y el próximo año seguirá siendo así.
P. ¿Todo por el Tour de nuevo en 2016?
Conmigo se reconfirma el liderazgo del equipo y que casi todo el peso está sobre mí. Vamos a apostar por el Tour”
R. Sí. Vamos a apostar por el Tour, que no sabemos si vaya o no vaya a ganar alguna otra carrera, como puede ser, o subir a lo más grande o también puedes pasar totalmente desapercibido. En la Vuelta a España del 14, yendo líder tuve la caída y me fui a casa. Este año he vuelto y estaba en buenas condiciones, pero me ha atacado un virus y sabía que no iba a abandonar, porque no me iba a dejar ganar por la Vuelta…
P. Pero eso terminó yendo en su contra, porque dio sencillamente la impresión de que sus ataques no valían para nada…
R. En la Vuelta he sufrido como nunca en la vida. He estado en posiciones donde en mi carrera no había estado nunca, entre coches en etapas de transición. Y sufrir tanto y al final terminar cuarto fue mucho.
P. Y si, olvidando su orgullo, hubiera abandonado como hizo Froome, se habría ahorrado críticas.
R. También es verdad, pero yo corro para hacer disfrutar a la gente, y también para que vea que uno es persona y ser humano, no es una máquina que programas y gana; o que porque el año pasado fuiste segundo quiere decir que el otro ganarás. No. Hay rivales, no somos los únicos, no somos máquinas, tampoco llevamos cuatro ruedas para evitar caídas, somos mortales. Me llegó un virus en la Vuelta, me atacó y por fortuna y por los espectadores, pero principalmente por mí, que ya tenía una deuda por el abandono de la Vuelta anterior, me dije que habría que luchar por lo menos por el podio. Estuvimos muy cerca. Bueno… Tenemos deudas, pero quedan años para cobrar. Estamos para hacer feliz a la gente pero principalmente para ser felices nosotros.
Mucha gente antes de entrevistarme debería documentarse un poco sobre Colombia…”
P. Valverde irá al Giro, y usted será el líder del Movistar en Tour y Vuelta, lo que refuerza aún más que es usted el que manda ¿no?
R. Es una responsabilidad que me gusta, y me alegra también por él, porque el Giro es una carrera nueva que va a descubrir y que le va a ir muy bien. Conmigo se reconfirma el liderazgo del equipo y que casi todo el peso está sobre mí. Vamos a apostar por el Tour. Si no nos sale, será un año que pasaremos desapercibidos y vendrán otros años donde lo intentaremos.
P. Leyendo lo que se escribe de usted en la prensa anglosajona o francesa o italiana da la impresión de que les interesa usted muy poco y de que muy pocos saben quién es usted de verdad, de que se quedan en el tópico o en la superficie. ¿Le perjudica ser colombiano, ser indígena, para que se le tome más en serio?
R. Poco a poco se irá ganando que a todos les interese. No veo que el ser indígena me encasille en el papel de algo exótico, pero seguramente que alguno tendrá ese concepto. Somos de donde somos y con orgullo lo llevamos. El ciclismo tiene que comenzar a abrirse un poco más. Yo he sido la primera figura que ha llegado a romper ese tipo de barreras y como un representante de una mezcla de razas de una serie de países, africanos, asiáticos, americanos, del nuevo ciclismo que llega. Antes la gran elite era solo europea, pero ahora vienen eritreos, japoneses. ¿Cómo verían a un japonés o un eritreo ganando el Tour de Francia? Mucha gente aún dentro de su ignorancia piensa que los colombianos no sabemos nada de Europa cuando venimos acá, cuando es al revés, son los europeos los que no conocen nada de Colombia. No estamos con taparrabos y chozas de paja. Y tenemos de todo y una gran oportunidad de crecer organizadamente en Colombia, con planificación. Mucha gente antes de entrevistarme debería documentarse un poco sobre Colombia…
Betancur, en Pamplona, en busca de la felicidad
“Lo que importa es ser feliz”, dice Carlos Betancur, colombiano de 26 años y voz ronca, que llega al Movistar con sobrepeso y el deseo de olvidar sus dos últimos años en el Ag2r, equipo francés con el que rompió su contrato millonario en verano.
Betancur es un misterio. Es un ciclista que en 2013 asombró por su hiperactividad, su espíritu de atacante insatisfecho y lo que en ciclismo se llama su dinamita en las piernas. La explosividad se apagó justo después de su más grande victoria, la París-Niza de 2014, que hizo creer a su país que poseía junto a Nairo Quintana y Rigoberto Urán otra gran figura mundial. Después, una desaparición sin explicaciones claras aún ahora, una participación olvidable en las carreras europeas, a las que llegaba desde Colombia gordo y sin forma. “Soy una incógnita”, dice Betancur, apodado Bananito. “Tuve un conflicto con Ag2r y eso hizo que los dos últimos años no se viera mi ciclismo. Y cuando hay un conflicto lo mejor es parar ahí y buscar otro camino aun perdiendo dinero, que no importa tanto como la felicidad”.
El futuro es un desafío para Betancur, que se irá a vivir a Pamplona. “No era estar en Colombia lo que me engordaba, sino la motivación, pero el equipo me quiere aquí, y yo no temo por mí, sino por ver si se adaptan mi mujer y mi hijito”, dice el mejor joven del Giro de 2013, quinto en la general final. “Aquí me ayudará Nairo a volver a ser yo, y no veo por qué no lo voy a conseguir. Y aquí hay personas de mucha experiencia que me quieren ayudar, como Alejandro Valverde. Y quiero estar siempre con él, en el Giro, en las clásicas de las Ardenas…”
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