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Pablo Aimar se retira del fútbol

Ídolo en River, Valencia, Zaragoza y Benfica, las continuas lesiones fueron rebajando su figura hasta empujarle a dejarlo con 35 años

Aimar, en un River-Rosario en el Monumental
Aimar, en un River-Rosario en el MonumentalSEBASTIAO DE SOUZA (Miguelez Sports/Cordon Press)

Podría decirse que se había jubilado ya en 2013, cuando emigró del Benfica al Johor de Malasia, pero la noticia de su regreso a River Plate había devuelto la fe a numerosos aficionados que, como Leo Messi, vieron alguna vez en Pablo César Aimar (Río Cuarto, 1979) a su futbolista favorito. Fue, sin embargo, un espejismo. Ayer, después de haber acumulado únicamente 45 minutos de juego en seis meses, el Payaso anunció su retirada del fútbol.

No había sido incluido (por cuestiones físicas) en la lista para las semifinales y final de la Copa Libertadores, su gran sueño con el club millonario. “No estoy para jugar en la Primera de River”, reconoció inmediatamente el cordobés, un futbolista frágil y muy apreciado que siempre cultivó el perfil bajo. En una carta, explicó después: “Intenté todo para poder estar físicamente a la altura. No me dio”.

Maradona dijo en 2002 que Aimar era el único jugador del mundo por el que pagaría una entrada a un estadio. Por entonces, recién aterrizado en Valencia, no se le había manifestado la pubalgia crónica que acabaría frenando su progresión hacia el estrellato mundial. Aimar había sido el gran aliado de su amigo Juan Román Riquelme en la recordada selección Sub-20 que ganó el Mundial 1997 (donde fue Balón de Bronce). Menotti le comparaba con Laudrup. Mediapunta fino y asociativo, con un cambio de ritmo eléctrico, el Payasito conquistó varias Ligas en River con Javier Saviola (su otro gran socio) antes de emigrar al fútbol europeo bajo las órdenes de Rafa Benítez. Levantó pasiones, pero llegó lesionado al Mundial de 2002, donde la Argentina de Marcelo Bielsa, gran favorita, fracasó. “Pablito era el jugador de Marcelo…”, rememora hoy su ayudante de aquella época, Luis Bonini. Fue pretendido por el Barcelona, pero las continuas lesiones terminaron rebajando su figura. Ganó dos Ligas y una Copa de la Uefa con el club ché.

Cuando fue presentado por el Real Zaragoza en julio de 2006, 8.000 personas acudieron a verle. Víctor Fernández dirigió un equipo magnífico en su primer año con futbolistas como Piqué o los hermanos Milito, pero otra lesión dejó fuera a Aimar en 2008, el año del descenso. Rui Costa le fue entonces a visitar y le entregó su 10 para llevárselo al Benfica, donde volvió a convertirse en un favorito del público: le llamaban El Mago. En Portugal ganó una Liga y cuatro Copas. En 2009 jugó por última vez con la selección y desatascó un partido clave contra Perú en la clasificación al Mundial, pero Maradona no volvió a llamarle. Había amagado en 2013 con volver a River, pero esquivó a la afición y se marchó al fútbol malayo. Ayer se resignó finalmente: no habrá más paredes y caños de Pablito en el Monumental.

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