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México hace las maletas tras perder frente a Ecuador (1-2)

El equipo de Miguel Herrera se marcha de la Copa América tras hacer un mal partido frente a los sudamericanos y sin haber ganado ninguno de sus tres encuentros

Juan Diego Quesada
Achilier, junto a Herrera tumbado en el suelo
Achilier, junto a Herrera tumbado en el sueloNatacha Pisarenko (AP)

México llegó llorando y llorando se va. Su entrenador, Miguel Herrera, se presentó en Chile en medio de una tormenta por su apoyo al partido Verde y hace las maletas como técnico de un equipo desquiciado, sin rumbo. Esta vez claudicó ante Ecuador (1-2), una selección que le superó de principio a fin, y que tendrá que esperar a los cierres de los grupos para saber si son suficientes sus tres puntos para clasificarse como mejor tercero.

No hubo nada más esquizofrénico esta tarde en Rancagua que el planteamiento. Los mexicanos empezaron con cinco defensas y acabaron con tres delanteros, a lo loco, sin orden ni sentido. Los centrocampistas tuvieron que ser succionados por algún agujero negro porque nadie los vio. En medio de tanta confusión, el Piojo acabó expulsado y esperó al árbitro en el túnel de vestuarios. "¡Muchas gracias, ehhhhh, muchas gracias!", le gritó, irónico, como si el hombre de negro tuviera la culpa de esta hecatombe.

Aunque México ha guardado a sus mejores jugadores para la Copa Oro, que se disputa el mes que viene en Estados Unidos, al equipo b –compuesto en su mayoría por futbolistas de la liga mexicana– se le presuponía más pedigrí que Bolivia y armas suficientes para competir con Ecuador. No fue así. El propio Herrera llegó a verse en la final y dijo que sería un fracaso caer en primera ronda, como finalmente ha ocurrido. O pecó de optimista o no era consciente de lo que se traía entre manos.

Desde el comienzo del partido no hubo color. Herrera volvió a salir con cinco atrás, pese a que el experimento le había salido mal frente a Bolivia (0-0.) Ecuador, al toque de corneta, se lanzó al cuello de México. En el minuto uno estuvo a punto de abrir el marcador. Tras una buena jugada de Enner Valencia, Bolaño se encontró con el balón dentro del área. Recortó y encaró a al portero Corona, que se lanzó al verse amenazado. Bolaño aguantó y la lanzó centrada, pero Corona la logró desviar con el pie. No fue gol pero anunciaba lo que estaba por venir.

Sin Rafael Márquez, los centrales mexicanos volvieron a sufrir pesadillas. Los puntas ecuatorianos los volvieron locos.

Sin Rafael Márquez, los centrales mexicanos volvieron a sufrir pesadillas. Los puntas ecuatorianos los volvieron locos. Especialmente Bolaños, que se dio un festín. Matías Vuoso tuvo una muy clara tras robarle el balón a Paredes, pero fue un espejismo. El gol de Ecuador estaba por llegar y llegó. Hugo Ayala se equivocó en la salida y su pase lo interceptó el medio campo contrario, el único que en realidad existía. Valencia se internó en el área con el balón controlado y tras disparar, el cuero salió rebotado, dando saltos como un conejo. En el segundo palo la cazó Bolaños, el más listo hoy. 

Lejos de reaccionar, México cayó en la melancolía. Jefferson Montero retó constantemente a Jerry Flores, que remó a contracorriente. Al otro lado, Tecatito Corona intentó abrirse camino frente a Paredes, pero rara vez lo consiguió. La balanza siempre cayó en favor de los ecuatorianos.

El Piojo intentó darle la vuelta al partido en el descanso. Quitó a un defensa, Efraín Velarde, un fantasma, y le dio vuelo a Javier Aquino en busca de rapidez y verticalidad. Al poco entró Marco Fabián por Güemez, un mediapunta por un centrocampista. Más madera. Se creó un agujero en media cancha, por donde los ecuatorianos empezaron a transitar como por su casa. No tardó en caer el 2-0. Esta vez los delanteros sudamericanos se cambiaron las tornas. Fue Bolaños quien asistió a Valencia. Corona tuvo que hacer la estatua porque no le quedó otra.

A la desesperada, el entrenador mexicano introdujo un tercer cambio. El corpulento Herrera salió por Tecatito, más apagado que nunca. En esas México encontró el gol, aunque más por un fallo del contrario que por el acierto propio. En un saque de esquina, el defensa  Achilier abrazó a Flores como un novio a una novia en el baila del banquete y el árbitro pitó penalti. Raúl Jiménez lo transformó.

Los de Herrera vieron una rendija pero era una puerta falsa. Su fútbol no daba para una remontada. El Piojo acabó expulsado por reclamar una falta injusta que le pitaron a Jiménez. Camino de los vestuarios, maldijo como si fuera un personaje de Goodfellas. Abatido, con las pulsaciones por las nubes, no entonó el mea culpa y buscó fantasmas a los que echarle la culpa. "Nos han echado", repitió, muy tocado. La farsa acabó en tragedia.    

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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