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El fútbol brasileño y Nike, otra vez bajo sospecha

La investigación indaga el suministro de material deportivo a la selección y los derechos de transmisión de la Copa Libertadores

Marco Polo Del Nero, jefe del fútbol brasileño, este viernes.
Marco Polo Del Nero, jefe del fútbol brasileño, este viernes.S. Izquierdo (AP)

La noche del jueves, un tuit alertó de algo extraño: el presidente de la Confederación Brasileña de fútbol (CBF), Marco Polo del Nero, había pagado su cuenta en el ya famoso hotel Baur au Lac de Zúrich y se había marchado, un día antes de la votación de la FIFA en la que iba a apoyar, según confesión propia, a Joseph Blatter. ¿Prefería regresar a Brasil para protegerse de una extradición en caso de ser también detenido? ¿Necesitaba poner orden y dar la cara por una institución herida? ¿Era ya consciente de que el fútbol sudamericano planeaba oponerse en bloque a Blatter y prefería hacerlo discretamente?

Tras aterrizar en Río, esta mañana Del Nero afirmó que volvía a Brasil a “aclarar todo” y que había adelantado su regreso para seguir de cerca las investigaciones diversas y la creación de una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) en el Senado impulsada por su máximo enemigo, el ex futbolista y hoy senador Romario. Unas horas después, en rueda de prensa, declaró que “nunca” ha visto corrupción en el fútbol, que no sabe “nada” de pagos ilegales, pero que viene a dar “explicaciones suficientes, donde sea, a todos los sectores que hagan falta […] sobre un asunto grave”. Del Nero no dimitirá, asegura, porque él no es el co-conspirador número 12 ó 13 de los citados en el documento de la Justicia estadounidense y porque nunca “recibió ni recibiría nada”. El máximo dirigente de la CBF evitó defender a su antecesor y padrino, el detenido José Maria Marin (destituido como vicepresidente de la entidad), a quien deseó suerte, pero del que volvió a distanciarse después de haber eliminado ya su nombre del edificio-sede que el organismo tiene en Río.

Brasil parece decidido a atajar la corrupción por el poderoso y recientemente surgido  sentimiento anti-fútbol

Del Nero lleva un mes en el cargo y no aparece en el documento del Departamento de Justicia estadounidense conocido el jueves, aunque ello no excluye su aparición futura. El suministro de material deportivo para la selección brasileña y los derechos de transmisión de la Copa Libertadores de América están en la mira de los fiscales norteamericanos. En el primer caso se investiga a la conocida multinacional norteamericana Nike y a la CBF. En el segundo, a la Confederación Sudamericana de Fútbol, la Conmebol. En ambas situaciones, los investigadores estadounidenses han registrado una serie de pagos ilegales a los directivos que participaban en las negociaciones. Los diferentes sobornos fueron confirmados por el empresario brasileño José Hawilla, dueño de la empresa de marketing deportivo Traffic y culpable confeso de haber participado en la trama.

Hawilla no cita específicamente a Nike, pero afirmó ante los fiscales norteamericanos que medió en un pago de sobornos entre “una empresa de material deportivo” y dirigentes de la federación brasileña en 1996, año en el que Nike se convirtió en patrocinadora de la selección ‘canarinha’ y su proveedora exclusiva de material deportivo. Este asunto ya fue objeto de una CPI en los años 2000 y 2001, aunque no se pudo comprobar. En aquella ocasión, tanto Hawilla como el entonces presidente de la CBF, Ricardo Teixeira negaron la existencia de fraudes.

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Esta semana, después de que siete dirigentes de la FIFA fuesen detenidos, el relator de aquella CPI, el diputado Silvio Torres (PSDB-SP), dijo que las investigaciones son semejantes a las que se realizaron en Brasil, aunque ahora (al haber más pruebas y un acuerdo de colaboración) tienen más posibilidades de éxito. Hawilla se ha comprometido a devolver 151 millones de dólares a las autoridades estadounidenses, que conducen el caso por supuestos fraudes al sistema financiero, al haber sido desviados los fondos ilegales a través de bancos norteamericanos.

Torres dijo esperar ver también procesados a otros dirigentes brasileños. “Supongo que Ricardo Teixeira se estará escondiendo”, afirmó sobre el ex presidente de la CBF entre 1989 y 2012, principal objetivo de los investigadores, que dimitió a raíz de una pesquisa interna de la FIFA por la que se revelaron sobornos de 100 millones de dólares entre 1992 e 1997 a cambio de garantizar contratos con la federación. En paralelo a la instrucción estadounidense, el Gobierno brasileño ha anunciado que abrirá una investigación sobre las responsabilidades de las autoridades deportivas, que podrían alcanzar también a clubes y a cadenas televisivas que compran los derechos de transmisión de los principales torneos. La Policía Federal y el Ministerio Fiscal ya se han incautado de numerosa documentación.

La empresa Nike no rebate las informaciones aportadas por Hawilla, pero ha señalado por medio de una nota que las denuncias “no indican que la compañía estuviese envuelta en conductas delictivas”. Nike añade que está colaborando con las autoridades y que está preocupada por “unas acusaciones muy serias”.

Brasil parece definitivamente decidido a atajar la corrupción en el fútbol después de que en los últimos años la organización del Mundial y la construcción de lujosos estadios, en algunos casos de nula utilidad posterior, generase un poderoso sentimiento anti-fútbol. El caso aparece, además, en un caldo de cultivo de indignación generalizada provocada por el ‘caso Petrobras’, el mayor escándalo de corrupción de la historia de Brasil. Un conocido comentarista carioca escribía esta mañana en una red social: “No podemos deja pasar lo que está pasando en la CBF y la Fifa; debemos reaccionar mínimamente, es hora de limpieza general, amigos”.

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