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Feliciano López supera la criba del calor en Flushing Meadows

El tenista español pasa la primera ronda del Abierto frente al croata Ivan Dodig, que se ha retirado lesionado después de cinco sets

Feliciano Lopez, durante el partido contra el croata Ivan Dodig.
Feliciano Lopez, durante el partido contra el croata Ivan Dodig.Kathy Willens (AP)

Feliciano López lleva 13 años acudiendo al Abierto de Estados Unidos y teme, como todos, a uno de los jugadores más duros del torneo, el calor, que el miércoles se dejó caer sobre las pistas de Queens como en las grandes ocasiones. “A mí me gusta sobre todo Wimbledon”, comentó el toledano. De la hierba del All England Club de Londres al cemento neoyorquino hay un trecho. Y López lo solventó, aunque con dificultades. Sus cinco sets contra el croata Ivan Dodig, que se retiró víctima de calambres musculares, se le hicieron una montaña, pero López se muestra últimamente más fuerte de lo habitual en los compromisos de largo aliento. Al final, superó la primera ronda por 1-6, 7-5, 2-6, 6-4 y 1-1, en el único de los encuentros individuales masculinos del día con presencia española.

“Hacía mucho calor y he empezado muy mal, pero luego me he recuperado. Me veía con fuerzas para el quinto set, pero, por desgracia, él no ha podido seguir”, comentó el español tras el encuentro, enrojecido por el sol, mientras daba buena cuenta de una bebida energética. Feliciano López camina por el Open USA con unos galones únicos: es el segundo jugador en activo que más torneos del Grand Slam ha disputado de forma consecutiva después de, claro está, Roger Federer. La lesiones le han respetado y desde Roland Garros, en 2002, no ha fallado hasta sumar 51 grandes. El suizo y número tres del mundo lleva 60, con el mérito añadido de llegar a muchas finales y ganarlas (17 títulos). En cualquier caso, Feliciano, con 32 años, es un veterano respetado, y como tal es tratado en Nueva York. “Es una verdadera suerte y un orgullo haber alcanzado esa cifra. Ojalá pueda llegar a los 60 de Federer”, declaró.

No es fácil estar muy fino en agosto en Flushing Meadows. Es el último Grand Slam del año, las temperaturas y la humedad son altas y el cemento crea una sensación térmica en las pistas muy desagradable. Los partidos a cinco sets son un esfuerzo tremendo para los tenistas, como se vio con Dodig. No son pocas las voces que cuestionan las cinco mangas, que se aplican en las cuatro citas del Grand Slam, la Copa Davis y la final olímpica.¿Por qué cinco si el resto de los torneos se juega al mejor de tres? ¿Por qué los hombres sí y las mujeres no? Se trata más de una tradición que de una cuestión técnica. Antes al contrario, los partidos largos prolongan las jornadas, complican las retransmisiones por televisión, agotan a los jugadores y hacen, en ocasiones, muy difícil comprimir los cuadros masculinos y femenino en las dos semanas de competición establecidas. Al mismo tiempo, la épica del tenis esta repleta de grandes enfrentamientos a cinco sets, de remontadas impensables, de hundimientos estrepitosos. Es un debate abierto que en torneos como el de Nueva York adquiere más dimensión.

Es el último Grand Slam del año, las temperaturas y las humedad son altas y el cemento crea una sensación térmica muy desagradable

Ya fuera por el calor o por los cinco sets, la jornada del miércoles se marchitó bastante, huérfana además de grandes nombres que llevarse a la boca, salvo el suizo Stan Wawrinka, cabeza de serie número tres, reservado para la noche.La polaca Agnieszka Radwanska, cuarta cabeza de serie del cuadro femenino, volvió a dar lo peor de sí misma en un torneo que se le atraganta una y otra vez. En nueve presencias en Nueva York no ha logrado nunca superar la cuarta ronda. Perdió con la china Shuai Peng, 39 de la clasificación de la WTA. “Seguiré intentándolo para llegar a la segunda semana, pero hay algo aquí que me impide pasar”, comentó Radwanska. Junto a ella, una de las jugadoras locales más seguidas, Sloane Stephens, también mordió el polvo, en su caso contra la sueca Johanna Larsson. La rusa Maria Sharapova pasó de ronda ante la rumana Alexandra Dulgheru.

En el cuadro masculino se produjeron algunos estragos. El chipriota Marcos Baghdatis se retiró en el segundo set ante el croata Marin Cilic. Lo mismo le sucedió al compatriota de este, Ivan Dodig, ante Feliciano López. En el capítulo de lo previsible, el checo Tomas Berdych se impuso al australiano Lleyton Hewitt, campeón en Nueva York en 2001.

A las espera de nuevas emociones, las canchas del complejo Billie Jean King continuaban bajo el cosquilleo de los acontecimientos del martes, los propios de la primera semana de un grande, cuando las clases medias y bajas del circuito tienen sus momentos de gloria.

Uno de los héroes del martes seguía en boca de los aficionados, sobre todo de los latinos. No es para menos. Aunque cerca de las pistas de Flushing Meadows está el barrio de Corona, de población mayoritariamente latina, el Abierto de Estados Unidos, tanto en jugadores como en público, es un torneo poco diverso racialmente. Sin embargo, la tarde del martes fue una fiesta para los dominicanos de los alrededores y de toda la metrópoli, sobre todo los que se animaron a pagar las entradas para ver a su ídolo. Víctor Estrella Burgos, de 34 años, correspondió con una victoria, histórica victoria, frente al holandés Igor Sijslind.

Feliciano López contra el croata Ivan Dodig en el Abierto de Estados Unidos.
Feliciano López contra el croata Ivan Dodig en el Abierto de Estados Unidos.AFP

Estrella Burgos es el tenista más veterano en debutar en el Abierto de Estados Unidos, el primero procedente de República Dominicana y el primero de ese país que se sitúa entre los 100 mejores del mundo. Tres éxitos en uno para un tipo no muy alto que pega a la pelota con mucha rabia acumulada, lo que para los 650.000 dominicanos residentes en Nueva York es más que suficiente. “Víctor, Víctor”, le coreaban sus compatriotas masculinos desde la grada. “Vamos, papi”, gritaban ellas sabrosón.

La historia de Víctor Estrella es, sobre todo, de superación y confianza en las propias posibilidades. Aprendió a jugar de forma autodidacta como recogepelotas en un club de Santiago, su ciudad natal. Su padre conocía a alguien de la entidad y le pidió que dejará trabajar allí al hiperactivo niño. Pese a sus innatas cualidades, sólo pudo dedicarse a entrenar y a participar en algún torneo cuando su economía se lo permitía. El tenis, en Dominicana, es una actividad poco extendida, limitada a un determinado segmento social. A la edad en que los tenistas profesionales explotan su mejor momento en los circuitos, Víctor tenía que conformarse con dar clases. Hasta 2007 no ganó suficiente dinero como para dedicarse exclusivamente a competir. Hace un año estaba en el 300 de la clasificación de la ATP. Ahora ocupa el puesto 80.

La hazaña de la jovencita estadounidense Catherine Bellis, CiCi a partir de ahora, también seguía llenando webs y comentarios en televisión. Su victoria ante la eslovaca Dominika Cibulkova fue como un golpe de aire fresco que obligó a rastrear en las hemerotecas y los ordenadores de la Asociación de Mujeres Tenistas datos que glosaran a la nueva estrella.

En la conferencia de prensa posterior, CiCi se mostró como la niña que es, aunque aseguró que era fan de Justin Bieber “cuando era joven”. Su ídolo en el tenis es la retirada campeona belga Kim Klijsters. “Todo de ella me gustaba. Su confianza en la pista, la manera en que se comportaba, su forma de jugar, todo. El hecho de que después de tener hijos viniera aquí y ganara en 2010 me parece alucinante”, comentó ilusionada. De momento, CiCi seguirá siendo tenista amateur. Para ello, ha tenido que renunciar a un premio en metálico de 60.000 dólares por su participación en un torneo profesional en California el pasado mes de febrero. Nacida en San Francisco, Bellis es la tenista más joven en ganar un partido en Nueva York desde Anna Kournikova hace 18 años, y la más joven estadounidense en hacerlo desde la recordada Mary Joe Fernández hace 28.

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