El poema de los campeones
Hasta Nadal y Federer han recitado en público If, de Kipling, escrito en la pista central desde 1923
La idea fue de Lord Curzon, que financió los gastos en 1923 y tras una vida de lo más viajera dedicada a la alta política, que le llevó por Rusia, Persia, Afganistán, Corea y sobre todo India. Ahí comenzó su amor por la obra de Rudyard Kipling, nacido en Bombay, y desde allí se originó una de las tradiciones más queridas por los tenistas de Wimbledon. Lord Curzon, que acompañaba al Rey a los partidos, pagó el cartel de madera que se colocó a la vista de los jugadores en la pista central, donde aún hoy se puede leer un extracto del poema If de Kipling: “Si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre, y tratar a esos dos impostores de la misma manera”.
El poema, leído por todos los campeones que ha tenido Wimbledon desde los años veinte del siglo pasado, y recitado en público por algunas de las mejores raquetas, como Roger Federer o Rafael Nadal, concentra la esencia del tenis como deporte y del tenista como atleta, sin alharacas, sin sueños de grandeza, viviendo solo y únicamente para la raqueta sin caer en el exceso de confianza antes de los encuentros.
El poema suena en la cabeza de algunos campeones con la familiaridad de lo interiorizado desde niños. Ernest Gulbis, quizás el gran talento con menos resultados del momento, lo resumió a su manera en Londres tras acusar a los mejores tenistas de ser unos “aburridos”. “Madurar en el tenis me llevó un tiempo. Un tiempo para comprender. Había partidos en los que entraba en la pista sin querer jugar. No sé por qué, pero tenía ese pensamiento en la cabeza. Ahora, con la edad, he aprendido a enfrentarme a eso. Me digo: ‘Ernests, cállate, y juega’. Y me motivo. Nadal es una persona extraordinaria en ese sentido. Una máquina, siempre muy concentrado en cada punto”.
Ni Nadal ni Federer tienen que decirse nada a sí mismos cuando salen a la pista. En la central, un poema refuerza una idea que ellos ya tienen en la cabeza: en la victoria y en la derrota, los pies en el suelo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.