El nuevo ciclismo, la nueva Colombia
El joven Quintana gana la etapa reina, donde se exhibe de nuevo el Sky de Wiggins
“El ciclismo de ahora ya no es el de los tiempos de la EPO”, aseguró el viernes el presidente de la UCI, Pat McQuaid, quien, al valorar los efectos del pasaporte biológico en la salud de su deporte y sus deportistas, declaró inaugurada la era del nuevo ciclismo. “Ahora rinden más los ciclistas que mejor se entrenan, los que siguen un método y una preparación más correcta científica y fisiológicamente. Y ya no se dan las exhibiciones de los tiempos EPO de algunos equipos, que aún tenían a tres o cuatro gregarios rodeando a su líder en los grandes puertos y diezmando a los equipos rivales. Ahora los líderes suben solos”.
Si hay un equipo en cuyo éxito se materialice el concepto del nuevo ciclismo ese es el Sky de Bradley Wiggins, donde el entrenamiento es una ciencia exacta, o así proclaman cotidianamente sus responsables y sus cohortes de fisiólogos, analistas y sabios. Wiggins es un ciclista hecho de entrenamiento, análisis y sacrificio que este año, los 32 ya cumplidos, probablemente ganará el Tour, como en marzo ganó la París-Niza y en abril la Vuelta a Romandía, como seguramente este domingo ganará el Dauphiné por segundo año consecutivo. Y el hecho de que lo consiga gracias a que sus gregarios machacan a la concurrencia con ritmos infernales en los grandes puertos –como hicieron los Liquigas con ellos mismos en el Giro suicida que corrieron; como hacían, en el viejo ciclismo, los cowboys del Discovery de Armstrong—no significa que quieran quitarle la razón al McQuaid que dice que ya no se ven equipos superiores, sino sencillamente que en el Sky no son egoístas, sino generosos, que el esfuerzo que hacen para entrenar bien a Wiggins lo extienden a todo el equipo.
“Nos hemos entrenado en Tenerife para esto”, dice Wiggins, a quien en la concentración del Teide acompañaron media docena de compañeros en mayo. “Trabajan tanto en los entrenamientos, que para ellos las carreras son un descanso”, dice admirativo Eusebio Unzue, el director del Movistar. “Están exageradamente bien y aún faltan cinco semanas para los Pirineos del Tour”.
Unzue no estaba precisamente de mal humor, sino todo lo contrario. Solo un corredor fue capaz de romper el bloqueo Sky en la durísima ascensión al Joux Plane, el col estrella del Dauphiné, un puerto malévolo y traicionero que el rodillo del Sky convirtió en un bulevar. Fue el colombiano del Movistar Nairo Quintana, diminuto y silente joven escalador (22 años) que atacó a cinco kilómetros de la cima del puerto alpino. Wiggins contaba por entonces con tres gregarios aún (Froome, Porte y Rogers), quienes siguieron a su ritmo, que consideraban ya suficiente para asfixiar a su gran enemigo, Cadel Evans, su única preocupación una vez ya hundidos Nibali y Tony Martin. Evans, impaciente e irredento, asfixiado y todo, no dejó de intentarlo de todas maneras. Primero, de una forma despistada, al final de la ascensión quizás confundiendo el falso llano con el inicio del descenso; después, a cinco kilómetros de la meta de Morzine, en pleno descenso. Logró un hueco de seis segundos sobre el grupo de Wiggins que mantuvo hasta al final.
18s antes ya había ya había llegado Quintana, un escalador de valor que se dio a conocer en Europa ganando el Tour del Porvenir de 2010. Su victoria en Morzine, su carta de presentación en las grandes ligas del ciclismo, simboliza también el advenimiento de la nueva Colombia, una generación de jóvenes que han logrado romper el aislamiento de los últimos años del ciclismo de su país. Como Nairo Quintana, y como los más conocidos Rigoberto Urán (mejor joven del último Giro) y su compañero también en el Sky Sergio Henao, son gente como Darwin Atapuma, como el clasicómano Carlos Betancur o como Cayetano sarmiento, quien lidera la montaña en el Dauphiné.
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