La eclosión Mollema
El corredor holandés, de 24 años y líder de la Vuelta, solo había conseguido hasta ahora pequeñas victorias en competiciones menores
Castilla y León tiene poco que ver con Holanda, pero para Bauke Mollema (Groningen; Países Bajos; 1986), nuevo líder de la Vuelta, esas dos tierras poseen algo muy especial. Una, Holanda, porque es donde nació, se crió y estudió, ya que fue a la Universidad en su ciudad y cursó economía y literatura. La otra, Castilla y León, porque es donde ha logrado algunos de sus mejores resultados como profesional, que eran muy humildes hasta ahora: una etapa en la ronda de esa comunidad en 2006 y la clasificación combinada de este año. Este domingo, sin embargo, ha dado un salto importante es su historial: fue segundo en la subida a La Covatilla, muy cerca de Béjar, y se ha vestido el maillot de líder de una grande. Aparte de eso, solo una etapa en la Vuelta a Polonia adornaba su palmarés. Mollema no duda en afirmar que correr en Castilla y León es lo que mejor se le da y asegura que la Vuelta a esa comunidad es su competición preferida.
Pero antes de debutar en profesionales, el corredor del Rabobank, ese ciclista con el que nadie contaba para la Vuelta, pero que se está manteniendo entre los mejores en los momentos clave, ya había destacado consiguiendo el Tour del Porvenir en 2007 -carrera solo permitida para ciclistas sub 23-, una competición que ganaron corredores como Miguel Indurain, Denis Menchov o Ángel Casero, pero que en los últimos años ha perdido algo de relevancia. El ciclista holandés, además, ya había tenido alguna actuación notable en las grandes. En el Giro de 2010, por ejemplo, fue el tercer mejor joven y acabó decimosegundo en la general. Sin embargo, en su única participación en el Tour, este año, quedó una discretísimo 70ª posición.
Ahora que ha alcanzado el mayor éxito de su carrera, se muestra frío, igual que se comporta sobre la bicicleta. "Siempre tengo los nervios controlados. Un poco de presión siempre da un estímulo extra y yo me muevo bien esas situaciones", reconoce. Nada más acabar la etapa de hoy, cuando ya era el nuevo líder de la Vuelta, demostraba ese control total de las emociones: "Mi meta era ganar la etapa. Por eso, cuando llegué estaba disgustado, porque tenía piernas para ganar. Después, me he encontrado con el liderato, pero ese no era el objetivo". Y, en lugar de echar las campanas al vuelo, Mollema prefiere ser cauto: "Voy a luchar por mantener el maillot de líder. Es pronto para saber hasta dónde puedo llegar, pero la contrarreloj me lo va a poner difícil a pesar de que estoy en un buen estado". Tiene claro su próximo objetivo: destacar en el Tour de Francia. De momento, ya puede decir que es el líder de la Vuelta.
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