"Los japoneses me cambiaron la técnica"
Hace dos años en los Mundiales de Roma, Aschwin Wildeboer (Sabadell, 1986) fue cuarto en la final de 50 metros espalda. Ayer, el nadador más consistente del equipo masculino español, se clasificó para la misma prueba en Shanghái con un tiempo de 24,99s.
Pregunta. ¿En qué cambiará este 50 respecto al de Roma?
Respuesta. La salida sobre todo. Antes saltabas y llevabas los pies hacia afuera para no golpear el agua. Yo los llevaba demasiado arriba y chocaba el agua con las espinillas. Ahora lo que hago es saltar y dejar las piernas muertas, a ras del agua, pero sin arrastrar. Y cambié un poco el nado, aunque en un 50 es menos relevante que en el 100. La clave es repetir los movimientos hasta la perfección. Eso o ser un velocista puro, y aprovechar la potencia, lo que no es mi caso. En esta final sólo tres o cuatro podríamos nadar un 100 en condiciones. Los demás son especialistas del 50: Tancock, Zandberg, Thoman...
P. ¿Qué le pasó en 2009 que dejó de entrenarse con Paulus, su padre, en Dinamarca?
R. Terminé el Mundial de Roma un poco saturado de la natación. Ilusionado con tomarme las cosas con otra mentalidad. Pero enseguida me di cuenta de que esa no era realmente la mejor opción, así que volví a Dinamarca. Y desde entonces todo el trabajo que he realizado ha sido enfocado en los Juegos de Londres. He cambiado bastantes cuestiones técnicas y tácticas en relación a cómo plantear las carreras. Este año es un año de pruebas.
P. Le ha costado llegar a Shanghái en su pico de forma. ¿Qué es lo más importante de una puesta a punto?
R. La preparación mental. Los nadadores estamos acostumbrados a entrenar mucho durante todo el año y cuando llega la puesta a punto, en donde el volumen de entrenamiento se reduce, nos encontramos en una situación extraña y el cuerpo responde de una manera muy rara. Cuando dejas de entrenarte tantas horas el cuerpo responde como si apenas te movieras del sitio y empiezas a pensar que la cosa va muy mal. Vas pesado y no haces las marcas que deberías. Piensas que todo lo que has hecho no ha servido para que vayas mejor. Hasta que un día empiezas a ir bien.
P. En Pekín y en Roma la revolución técnica se centró en el nado subacuático. ¿Ha cambiado la técnica sin el bañador?
R. El subacuático es lo mismo. Lo que ha cambiado ha sido el nado completo. Yo he cambiado un par de cosillas. Cuando hago sprints de 15 o 25 ando igual o por debajo de los tiempos que hacía con el bañador. Nadie tuvo tiempo de acostumbrarse a los bañadores y adaptarlo a su manera de nadar. El bañador nos ayudó a verificar que corrigiendo determinados aspectos podías llegar a tener un beneficio similar.
P. ¿En qué ayudaba el bañador?
R. En la frecuencia baja. Eras capaz de nadar un parcial de 50 o 100 metros más rápido de lo normal con menos frecuencia de brazada y piernas. Así acumulábamos menos lactato y terminábamos las pruebas de 100 y 200 mucho más rápido. Sin el bañador la gente tiende a forzar un poco. Quieres pasar igual de rápido que solías hacerlo y muchos abusan de frecuencia o se pasan con las piernas el primer 50 o el primer 100 y les cuesta mucho volver. Lo que estamos entrenando mucho es la segunda parte de la prueba. Ser capaces de hacer un parcial muy rápido lo más cómodo posible.
P. ¿En qué modificó su nado?
R. En espalda he cambiado la frecuencia de los pies. Pero lo más complicado ha sido la brazada. Ahora doy una brazada más dura, más rígida, que exige mucho más trabajo del tronco superior. Normalmente se ha tenido la idea de que para hacer una buena espalda hay que hacer mucha rotación, y poco a poco, gracias a los japoneses, esto ha ido cambiando. Yo lo he ido aplicando pero cuesta mucho. Cuesta hacerlo en un 100 a máximo esfuerzo. Voy mucho más llano en el agua, y he cambiado la posición de la cabeza para ir más arriba, teniendo más flotabilidad, y con los pies más constantes.
P. ¿No le cuesta hacer las palancas en el agua sin ayudarse con el tronco?
R. Probablemente la brazada sea un pelín más débil que cuando hacía rotación pero gracias a la posición más estable del torso voy más por encima del agua y el rendimiento es mayor. Nos sale a cuenta. Así puedes desarrollar más velocidad.
P. ¿Estos cambios se han introducido en el crol también?
R. Muchos buenos nadadores cada vez rotan un poquito menos. Pero para eso hay que tener o el talento de nacimiento o una gran habilidad para ser capaz de cambiarlo. En cualquier caso, esto no es nuevo: Peter van den Hoogenband tenía una rotación muy inferior a los demás.
P. ¿Qué tienen los japoneses que los hace tan innovadores?
R. El sistema de entrenamiento es durísimo y están acostumbrados a nadar muy fuerte desde pequeños. Tienen un tronco y unas piernas mucho más fuertes que los europeos o americanos. Esto les permite tener una posición muy alta porque son capaces de picar piernas mucho más que nosotros. Trabajan mucho la técnica y hacen muchos estudios biomecánicos para saber qué es más eficiente. A mí no dejaban de decirme que rotara menos, que mantuviera la cabeza más rígida. Y al principio no iba a ningún lado con eso. Me sentía fatal. "¡Sigue y verás como mejoras poco a poco!", me decían. Salí convencido de que esta es la nueva manera de nadar espalda a alto nivel.
P. ¿Hasta qué punto es posible cambiar la técnica para un nadador maduro como usted?
R. Tiene mucho que ver el tiempo que llevas en el agua y con el feeling. Hay nadadores que no lo consiguen. Yo tengo la suerte que cualquier cosa que me propongo cambiar lo puedo cambiar relativamente fácil.
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