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Reservado el derecho de admisión

La directiva del Barça restringe la entrada de nuevos socios después de un alud de altas

A partir de hoy ya no podrá ser socio del Barça cualquier persona que lo desee, previo pago del carnet de 155 euros. La directiva azulgrana anunció que hasta el 1 de noviembre no se tramitarán nuevas altas y que, a partir de esa fecha, se reanudarán las admisiones, pero quedarán restringidas a los familiares de los actuales miembros, jóvenes menores de 14 años y aquellos que en su día, por el motivo que fuese, causaron baja. Existe una cuarta vía de ingreso que, de momento, está en estudio y que afectaría a determinados colectivos, simpatizantes acreditados y peñas con "probada fidelidad y amor por el club".

El consejo presidido por Sandro Rosell entiende que se impone la regulación del flujo de socios por el alud indiscriminado de altas que se han producido últimamente, sobre todo como consecuencia de la campaña El Gran Repte impulsada por la junta del ex presidente Joan Laporta, circunstancia que ha desbordado la petición de abonados para asientos en el Camp Nou. Aunque se llega al número 190.000, el FC Barcelona cuenta hoy con 173.071 socios netos reconocidos en su página web. Jordi Cardoner, vicepresidente y miembro del área social del club, explicó que los socios que se encuentran en la lista de espera para conseguir un asiento en el Camp Nou se ha reducido de 13.000 a 9.500 y solo se liberan unos 225 cada temporada. El número de localidades es de 98.772 después de que se realizara una auditoría que descubrió que se puede comercializar más espacio del utilizado hasta el momento.

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"Afortunadamente, El Gran Repte no llegó al millón de socios", afirmó Cardoner. "Fue una acción dirigida a obtener recursos económicos, pero no se pensó en la satisfacción de los socios. Ha sido una suerte que no se consiguiese. El Barça no será mejor con más socios". "Entendemos que una forma de proteger los derechos de los socios es regular su entrada y buscar un equilibrio entre el número de asientos y de asociados", añadió el vicepresidente. "La medida pretende un mayor equilibrio y una mejor organización. Se hace difícil conseguir la satisfacción social si el acceso es indefinido a un coste bajo. El gran reto es salir del nivel de insatisfacción porque, si no, habría pasado como en otros clubes cuando las butacas son rotatorias y habríamos ido dos veces al estadio".

Cardoner, que recordó que la medida anunciada ayer formaba parte del programa electoral de la candidatura de Sandro Rosell, precisó que incluso se había detectado una "especulación con la condición de altas y bajas de los socios. Así ha habido algún socio que se ha dado de alta seis veces". La medida es de carácter temporal y se aplicará a partir del 1 de noviembre. Hasta tal día no se registrará ninguna alta.

La decisión de la junta ha provocado reacciones opuestas: quienes la defienden aseguran que se inscribe en la línea de la política aplicada por otros clubes, tanto españoles como extranjeros, mientras que en determinados ambientes barcelonistas se considera contraproducente porque va contra la carta de naturaleza del club azulgrana, progresista e integrador, seductor incluso para muchos aficionados que consideraban el carnet un signo de distinción y de pertenencia a una entidad singular.

Cardoner informó, por otra parte, de que el proyecto de crear una agencia de viajes propia para que los socios dispongan de billetes a precio de coste en los desplazamientos se pondrá en marcha a finales de temporada o inicios de la próxima. El mismo periodo se prevé para la presentación del grupo de joves animadores que se ubicará, posiblemente, en uno de los goles del estadio. El vicepresidente barcelonista del área social precisó, en cualquier caso, que el espacio no está todavía definitivamente asignado y que en ningún caso participarán los Boixos nois, grupo de hinchas radicales que fueron expulsados del Camp Nou por la directiva de Joan Laporta después de amenazar de muerte al propio presidente azulgrana.

Laporta desafía a Rosell

El ex presidente del Barcelona Joan Laporta rompió ayer su silencio, que se impuso —según explicó— como un ejercicio de barcelonismo, para encarar las acusaciones de la directiva de su sucesor, Sandro Rosell, de las que ha sido objeto durante los últimos 100 días. En el acto celebrado ayer, Laporta estuvo acompañado del director general corporativo bajo su último mandato, Joan Oliver, y de Xavier Sala i Martín, último tesorero de la junta, que hicieron un pormenorizado análisis de las cuentas del último ejercicio contable, que arroja un beneficio de 11 millones de euros y que es puesto en duda por la junta de Rosell, que le atribuye pérdidas por 77 millones de euros después de las correspondientes auditorías. Asistieron al acto todos los miembros de su última directiva.

Tras una exhaustiva y didáctica comparación entre las cuentas de la junta saliente y las que mañana presentará Rosell a la asamblea, Laporta defendió su gestión, que calificó de "impecable", acusando a su sucesor de contribuir a la difusión de falsedades y a sembrar dudas que, dijo, "puede tener consecuencias irreparables que no se merecen ni el Barcelona, ni sus socios ni los que hemos contribuido a construir el mejor Barça de la historia". En ese sentido, consideró falsas las acusaciones de gastos exagerados y difíciles de justificar durante su mandato, y advirtió de que en ninguna de las auditorías practicadas se cuestiona partida alguna de gastos. "Es muy fácil dejar que nos salpique la porquería, difamar" proclamó. "Es todo falso, no enseñan nada porque no hay nada".

Laporta lamentó que la actual junta solo pretenda "destruir". "No gobiernan, fomentan la división con un no sistemático a la anterior gestión", precisó. "Es hora de que empiece a construir", pidió Laporta a Rosell. "No ocurre muchas veces que un club viva en la gloria, no todo el mundo tiene la suerte de heredar un club que está en la cresta de la ola". Por eso, retó a Sandro a salir de la vía del resentimiento para ejercer el gobierno de la entidad y le invitó a asumir decisiones valientes: "Les hemos dejado el mejor club del mundo y deben estar a la altura".

Aseguró Laporta que Rosell esparce sospechas sobre su persona porque le mueven intereses muy claros: "Existe un resentimiento compulsivo, tienen interés personal en atribuirse beneficios que generamos nosotros y les suponen una corrección a la baja del aval. Así devuelven favores y cumplen promesas asumidas en la campaña o mucho antes".

"Hombre, pues sí", respondió rotundo a la pregunta de si Rosell está haciendo el juego a alguna formación política. Antes advirtió: "A nadie se le escapa que mi posicionamiento político ayuda a que determinados poderes fácticos hayan entrado en connivencia con la actual junta. Ya antes de las elecciones tuve noticias de actuaciones en ese sentido". No parece preocupado: "Puede tener un efecto bumerán para mi carrera política, me siento con fuerzas para combatir".

Según las cuentas de Laporta, incluso después de asumir las salvedades de las auditorías encargadas por Rosell y de cargar con la deuda de juntas anteriores, los resultados acumulados en su mandato siguen dando beneficios. Así recordó que si en 2003, al hacerse cargo del club, asumió una deuda de 63 millones de euros, lo normal sería que ahora, en el supuesto de que fuera cierta la deuda que le atribuye Rosell, el nuevo presidente la asumiera.

Laporta volvió a criticar a la "caverna mediática" y dijo que no tiene previsto acudir a la asamblea porque no puede defender unas cuentas que no son suyas, "sino que se han reformulado".

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