Tulipanes inadaptados
Ocho futbolistas de la selección holandesa han jugado o juegan en España, pero la mayoría de ellos no han rendido a su mejor nivel en la Liga
Las nacionalidades en el fútbol también se ponen de moda. Por ejemplo, en los últimos años en la liga española ha pegado fuerte la holandesa, una escuela con leyenda. El que primero pescó en masa en el caladero tulipán fue Van Gaal en el Barça, que juntó a ocho compatriotas en la plantilla de la temporada 98/99, y recientemente ha sido Mitjatovic, como director deportivo del Madrid, que reunió a cinco hace un par de campañas.
De la actual selección oranje, hasta ocho de sus integrantes juegan o han jugado en la Liga: Sneijder, Robben, Heintinga, Giovanni van Bronckhorst, Van Bommel, Boulahrouz, Huntelaar y Van der Vaart (el único que todavía sigue). En la mayoría de los casos, eso sí, su mejor nivel no ha coincidido con su estancia en España.
Los casos de Sneijder y Robben son los más aparatosos. Tras sus salidas del Madrid, han alcanzado en el Inter y en el Bayern, respectivamente, la cima de sus carreras (a la espera de la final del Mundial). La venta a cargo de Florentino Pérez hace un año fue vista como una temeridad, pero en ningún caso sus rendimientos en España llegaron a los niveles que han tocado en Italia y Alemania, sobre todo Sneijder.
A la vez que ellos, Huntelaar también enfiló la salida del club blanco, aunque con menos ruido, después de seis meses en él. Llegó en el mercado invernal con una tarjeta de 76 goles en 96 partidos en el Ajax, y aquí el globo se deshinchó (ocho tantos en 20 encuentros). En el Milan este curso pasado ha seguido perdiendo aire (siete dianas en 25 apariciones).
En plena desholandización del Madrid de Florentino, Van der Vaart era otro que sobraba después de una primera temporada ramplona, aunque resistió y su juego asociativo en la media punta terminó siendo más beneficioso para el equipo que el de Kaká. Sin embargo, la destitución de Pellegrini y la llegada de Mourinho le devuelve otra vez a la posición de salida.
Heitinga, el mejor jugador de la liga holandesa en 2008, solo aguantó un año en el Atlético de Madrid (2008/09) antes de marcharse al Everton. Jugó con regularidad, pero España le convenció menos que la aventura inglesa. El club rojiblanco lo vendió en una extraña operación, ya que se quedó sin plazo legal para comprar un sustituto.
Mucho menos saltó al campo el defensa Boulahrouz en el Sevilla: solo ocho partidos. Llegó cedido por el Chelsea en la 2007/08 y, entre las lesiones y la inadaptación ("allí -en Sevilla- no era todo tan profesional, todo era muy lento y las instalaciones tampoco eran tan buenas", dijo al poco de ver vendido al Stuttgart), ya nadie se acuerda de él en Nervión.
Van Bommel cumplió su sueño de niño cuando fue fichado por el Barça en la campaña 2005/2006, que terminaría con el doblete de Liga y Champions, y Ronaldinho coronado como el mejor jugador del momento. Jugó mucho (36 partidos, con cuatro goles), pero su fútbol no terminó de prender. La competencia era alta: Xavi, el mejor Deco, Iniesta sacando la cabeza... Su lugar lo encontró en el Bayern.
Y de todos ellos, el que más raíces echó en España fue Giovanni van Bronckhorst, cuatro temporadas en el Barcelona (154 partidos, siete goles y cinco títulos). Vino cedido por el Arsenal y su buena primera campaña le hizo quedarse de forma definitiva. Con el tiempo, su minutaje en el campo fue bajando (a la mitad del primer año al último) y en 2007 buscó acomodo en el Feyenoord, su club de siempre.
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