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ATENAS 2004 | La ceremonia inaugural

Atenas revive su propia historia en la inauguración de los Juegos

La seguridad y la polémica por el dopaje marcan los XXV Juegos de la Edad Moderna

Los XXV Juegos Olímpicos de la Edad Moderna, que se prolongarán hasta el 29 de agosto, han arrancado esta tarde en Atenas con una ceremonia que ha pretendido ser un viaje en el tiempo a la Grecia de hace 3.000 años. El espectáculo, que se ha prolongado durante tres horas y media, se ha desarrollado en el espléndido Estadio Olímpico de Atenas, cuya cubierta ha sido diseñada por el arquitecto español Santiago Calatrava y donde se han congregado miles de personas entregadas al espíritu de la concordia y la fraternidad que promulga el olimpismo.

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La mitología griega ha sido la nota dominante durante la primera parte de la ceremonia, antes del desfile protocolario de los deportistas que competirán en Atenas. Centauros, gigantescas estatuas de los dioses, incluidos Atenea y Eros, símbolos ya universales de la historia helena como el caballo de Troya y el agua del mar Mediterráneo, tan presente en la tradición del país, han recorrido, ante la atenta mirada de un público entregado a la fiesta, 3.000 años de historia griega.

Al comienzo de los actos, el césped del estadio ateniense se ha inundado, como por arte de magia, al son de cientos de tambores. Un niño, de pose angelical, ha surcado el lago artificial en una especie de enorme barquito de papel, ondeando sin parar la bandera griega. Al final de su recorrido, le esperaban las autoridades griegas, momento en el que se ha izado la bandera del país anfitrión.

Los más de 70.000 espectadores también han sido parte protagonista de la velada. En cada asiento han encontrado linternas y pequeñas campanas para hacerlas sonar en los momentos más álgidos del espectáculo.

La judoka Fernández, a la cabeza de España

La ceremonia ha seguido con el desfile de los 202 países participantes. Grecia, como es tradicional por ser cuna de los Juegos, ha encabezado la parada, pero también la ha cerrado al tener esta vez la doble condición de país organizador. La novedad este año ha estado en el orden, puesto que se ha utilizado el del alfabeto griego. España lo ha hecho en el puesto 67, encabezada por una mujer, la judoka Isabel Fernández, precisamente en unos Juegos en los que las mayores esperanzas del equipo nacional están puestas en las féminas. Desde el palco de autoridades, la Reina Doña Sofía, acompañada de la Infanta Cristina, ha saludado con emoción a los representantes españoles, que han hecho su entrada en el recinto cinco minutos después de las 22.00 hora local, ataviados de rojo y blanco, sin dejar de saludar con los abanicos y los sombreros durante todo el recorrido por la pista.

Después del recorrido de las delegaciones, han comenzado las actuaciones musicales. Se ha esperado con especial expectación el show de la inclasificable Björk. Cuando éste ha finalizado, los astronautas que se encuentran en la Estación Espacial Internacional han saludado a todos los asistentes a las Olimpiadas con un mensaje de vídeo.

Alrededor de las 22.45, los Juegos han quedado oficialmente inaugurados por el presidente de la República Griega Konstantinos Stefanopoulos. Posteriormente ha sido izada la bandera con los anillos olímpico y se han hecho los juramentos olímpicos.

La ceremonia ha llegado a su cúspide con el encendido del pebetero del Estadio Olímpico. La gran duda estaba en saber quién iba a encender el fuego olímpico, ya que el atleta Kostas Kesteris, un héroe del deporte heleno, era hasta ayer el elegido como último relevo de la antorcha, pero su escandalosa ausencia en el último control antidopaje pone en peligro su participación en la competición. Al final ha sido Nikos Kaklamanakis, medalla de oro de windsurf en los Juegos de Atlanta.

El terrorismo y el dopaje

Al margen de la ceremonia, dos circunstancias ensombrecen estos Juegos: la amenaza terrorista y el dopaje. Atenas se ha blindado como una caja fuerte para los primeros Juegos Olímpicos tras el 11 de septiembre y que además coinciden con el fin del ultimátum lanzado por el líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, a los países europeos. Las sustancias dopantes han provocado ya las primeras ausencias, como las de los españoles Jovino González y Janet Puiggros, que no se han desplazado a la capital griega por haber dado positivo por EPO en los controles puestos en marcha por el Consejo Superior de Deportes (CSD).

El escándalo Kenteris

Pese a los controles un escándalo mayúsculo, entre la farsa y la tragedia, ha salpicado la gran cita el mismo día de su inauguración. Kostas Kenteris, héroe nacional griego y campeón olímpico de 200 metros y Ekaterini Thanou, la velocista que osó plantar cara a Marion Jones en Sidney no acudieron ayer por un leve accidente a un control antidopaje y previsiblemente serán apartados de la competición. El escándalo es mayúsculo por cuanto estaba previsto que Kenteris encendiera esta noche el fuego olímpico en el estadio.

En el plano deportivo estos Juegos plantean un fabuloso duelo entre dos nadadores llamados a erigirse en los reyes de Atenas: el australiano Ian Thorpe y el estadounidense Michael Phelps, que desafía las siete medallas de oro que obtuvo Mark Spitz en 1972 en Múnich. En Atletismo se vivirá un cara a cara similar entre Maurice Green y Asafa Powell. También se esperan con gran expectación el concurso del marroquí Hicham El Gerruj, que tiene su última oportunidad para coronarse como rey de los 1.500 metros, y la actuación de la joven gimnasta brasileña Daina Dos Santos, que con su metro cuarenta centímetros de estatura está llamada a ser una de las revelaciones de la competición.

La delegación española, encabezada por la judoka Isabel Fernández. desfila en el Estadio Olímpico de Atenas.
La delegación española, encabezada por la judoka Isabel Fernández. desfila en el Estadio Olímpico de Atenas.AP

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