El Valencia sale frustrado de Chamartín
Victoria del Madrid en un partido que descubre algunas de sus olvidadas carencias
El Valencia descubrió en Chamartín algunas de las olvidadas miserias del Madrid, pero salió derrotado en un partido vibrante que se resolvió por el lado menos merecido. Ni tan siquiera pudo agarrarse el líder a la célebre capacidad de sus estrellas para determinar las victorias.
CLASIFICACIÓN | |
1. Real Madrid | 38 |
2.Athletic | 34 |
3. Celta | 33 |
4. Barcelona | 33 |
5. Alavés * | 33 |
6. Valencia | 33 |
7. Deportivo | 33 |
8. Betis | 32 |
9. Valladolid | 28 |
10. Sevilla | 27 |
11. Las Palmas | 27 |
12. Málaga | 25 |
13. Espanyol | 25 |
14. Zaragoza | 24 |
15. Villarreal | 23 |
16. Osasuna | 23 |
17. Tenerife | 21 |
18. Mallorca | 20 |
19. Real Sociedad | 19 |
20. Rayo Vallecano* | 14 |
* Un partido menos |
El gol llegó por error, de Albelda en este caso, y no por la creatividad de los delanteros madridistas. Acaso se le puede adjudicar a Morientes la terquedad y el olfato de la gente que tiene oficio en el área. Atendió al fallo de Albelda, rebañó la pelota y la cruzó a la red. Poco más se puede decir del ataque local: Cañizares, que sólo fue exigido en un cabezazo de Helguera en el primer tiempo, no tuvo ningún protagonismo frente a un equipo que tiene fama de temible. El Valencia salió perjudicado en todas las grandes cuestiones de la noche. Le perjudicó el árbitro en el invalidado gol de Ilie -un perfecto remate de cabeza en una perfecta posición legal- y tampoco le ayudaron las azarosas cosas que presiden el fútbol. Porque en juego, organización y presencia de ataque, el Valencia superó con claridad al Madrid. Lo hizo en el capítulo colectivo y también en el individual. Sus jugadores ganaron todos los duelos, pero da la impresión de que el viento sopla en las velas del Madrid.
El único reproche que cabe hacer al Valencia está relacionado con la decisión de Benítez de cambiar a Ilie por Carew. Probablemente el técnico tendría razones suficientes para hacerlo, pero el gigante noruego estuvo lejos de amenazar a los centrales del Madrid. Durante el primer tiempo, Ilie y Mista confundieron constantemente a la defensa con sus astutos movimientos. Ilie porque sorprendía con su velocidad; Mista porque sacaba de foco a Hierro y Pavón, que sufren cuando salen a buscar fuera del área. En cualquier caso, el asunto del cambio no resultó decisivo en la suerte del Valencia. Mereció ganar antes y después del ingreso de Carew.
El trazo del partido quedó definido en las tres primeras jugadas. Todas comenzaron con la pérdida de la pelota por Helguera, que provocó un incendio con sus errores. En las tres ocasiones llegó el Valencia como un tiro al área madridista. En una de ellas, el balón cruzó de derecha a izquierda para el cabezazo de Ilie, que lo remató a la escuadra. El árbitro decretó fuera de juego y se quedó tan ancho. Esa decisión dará juego durante la semana. Para el Valencia fue el primer aviso de lo que sucedería en Chamartín: oportunidades, buen juego y frustración.
En el orden colectivo, el Valencia estuvo mejor armado. A partir de los conocidos desequilibrios del Madrid, aprovechó el campo con más criterio. A esa cualidad añadió una generosidad en el despliegue de ataque que no ha sido muy habitual en el Valencia. Al menos, en Chamartín. La superioridad más nítida había que buscarla en el medio campo, donde Baraja fue el héroe del partido. A su alrededor, Rufete iba y venía incesantemente por la derecha, con la lógica preocupación de Roberto Carlos, que sufrió como pocas veces. Por el otro lado, Vicente no hacía grandes alardes, pero mantenía ocupado a Salgado con el recuerdo del partido de la primera vuelta. Albelda ayudaba, Mista también, y los laterales se acercaban al medio campo con rapidez. El Madrid naufragó allí. Makelele no podía sofocar los fuegos, ni controlar las tendencias caóticas de Helguera, que además pasa por un precario estado físico. El equipo estaba partido por la mitad y allí se cocinaba el veloz juego del Valencia.
El Madrid tuvo algunos detalles en el primer tiempo, pero no fue más allá. Sus delanteros fueron controlados con mano de hierro por Ayala y Pellegrino. El primero con su exuberancia habitual. Pellegrino, con su serena lectura defensiva. Por el camino, hizo un penalti a Raúl, también desdeñado por el árbitro, uno de estos que siempre parecen por debajo del partido. De las figuras del Madrid no hubo muchas noticias: Zidane apenas tuvo peso en el encuentro y Raúl no lanzó un remate. La mayor presencia correspondió a Figo, que mezcló errores con aciertos. No le faltó generosidad, sin embargo, y producto de su insistencia llegó el gol. Desde la derecha llegó su centro al primer palo y luego vino lo demás.
Desde ese instante capituló el ataque del Madrid. Volvió el protagonismo absoluto del Valencia, con la interesante aportación de Aimar, hábil en tres o cuatro jugadas. No fue nada extraordinario, pero suficiente para devolver al Valencia la jerarquía anterior. Fue entonces cuando el partido pasó de vibrante a muy intenso. Se escucharon tambores de guerra en varias jugadas -especialmente en algunas entradas de Hierro a Mista y en un plantillazo atroz de Ayala a Zidane- y se insistió en las llegadas del Valencia al área del Madrid. Sin resultado, pero con la evidencia de que el Madrid ofrece rasgos vulnerables. Parecía mentira, pero es así.
El resto de la jornada
Valladolid 3 - Deportivo 0
El Deportivo se llevó de Valladolid un buen puñado de momentos esperpénticos para el recuerdo. La pasividad de los centrales en los goles o la incapacidad para llegar a la portería contraria: no quedaba nada del equipo que dejó en el Bernabéu los mejores 20 minutos del campeonato; al contrario, olvidó todas aquellas virtudes, renunció a jugar al fútbol y terminó humillado. Al cuadro de Irureta le resta todavía un segundo acto en Zorrilla, el próximo miércoles en la Copa del Rey, y lo peor es que puede haber quedado afectado por esta deshonrosa derrota.
Porque enfrente tuvo y tendrá el miércoles un equipo, el Valladolid, que hizo el mejor partido de toda la temporada, que corrió, goleó y colocó una tremenda presión en todo el campo y todo el tiempo. Además Moré ha dado con una fórmula perfecta, la de Caminero en la posición de líbero, con lo que el futbolista madrileño ha podido resurgir una vez más. Ha reclamado sus galones y les ha dado a sus compañeros un sitio donde mirar cada vez que las cosas se ponen difíciles.
El Deportivo se partió en dos nada más comenzar el encuentro, entregó el balón al rival y se puso a pensar en otra cosa. Al Valladolid la situación le venía que ni pintada, porque no es algo que consiga con facilidad. Pero ayer, por primera vez, pareció encarar el choque con superioridad en el centro del campo y con el balón cosido a las bandas. Luis García remató por dos veces delante de Molina, pero la defensa del Deportivo se las apañaba para defender con alguna solvencia. Todo apuntaba a que esa situación de inferioridad desaparecería cuando Makaay o Valerón o alguien despertase y las cosas entonces regresarían al orden establecido, pero ayer el equipo coruñés estaba por tocar fondo y lo tocó a conciencia.
La primera parte se cerró con algo más que una derrota parcial porque fue la culminación de una racha espantosa del Deportivo como visitante, pero sobre todo fue la exposición de las razones de esa racha. El equipo de Irureta había dimitido del fútbol casi antes de saltar al campo. Valerón, Sergio y Mauro Silva desaparecieron de inmediato, los dos centrales estuvieron lentos y pasivos y los laterales eran una y otra vez superados por la velocidad de los extremos vallisoletanos. La chispa del Deportivo en otros escenarios se había convertido en lentitud y barullo. Un ejemplo: el primer disparo a portería llegó en el minuto 21, pero para hacerlo Makaay tuvo que pegarse una carrera de 50 metros sin ningún apoyo. La hecatombe llegó en el minuto 30 cuando Marcos abrió la veda con un disparo soberbio, después de que Scaloni se quedase avergonzado ante el recorte del lateral. Inmediatamente después, Fernando, con la connivencia de Djorovic, sentenció el choque.
El Depor se desangraba poco a poco y sin remedio e Irureta decidió esperar al descanso para poner soluciones. Duscher, Tristán y José Manuel fueron los encargados de sacar a su equipo del pozo y la pinta no fue tan mala durante 10 minutos, aunque sólo fuese por el cambio de actitud, por la mayor presión, o simplemente porque había más gente alrededor del área de Ricardo. La imagen fue espejismo y se desvaneció cuando Fernando volvió a enganchar un centro, esta vez de Torres Gómez, para agrandar la diferencia y el ridículo del Deportivo. Ni Tristán ni Makaay con Tristán, ni nadie era capaz de remediar el espanto en que terminó convertido el mismo equipo que hace tres meses ganó al Manchester en Old Trafford.
Betis 1 - Málaga 1
Toni Prats, con una actuación portentosa, evitó que el Betis encajara su tercera derrota consecutiva en la liga, y lograra al menos el empate ante un Málaga que en el segundo tiempo tuvo ocasiones para ganar.
A remates de Dely Valdés, en el primero y segundo tiempo, y de Darío Silva, en ambos periodos, cimentó Prats una de sus mejores tarde con la camiseta del Betis.
Alavés 1 - Tenerife 0
El Alavés se rehizo de sus dos últimos tropiezos en Mendizorroza frente a Sevilla y Osasuna, y aprovechó la llegada del Tenerife para cosechar un laborioso triunfo (1-0), labrado desde su sólido sistema de contención y su facilidad para desenvolverse con marcadores cortos, lo que le devuelve a la pelea por los puestos europeos.
Compareció el conjunto vitoriano dispuesto a acallar todas las críticas vertidas tras sus dos últimas derrotas caseras en Mendizorroza frente a sevillistas y osasunistas, y a reconducir su negativa trayectoria de las últimas jornadas.
La llegada del Tenerife, otro de los equipos que coquetea con los puestos de descenso y acuciado por la necesidad, se saldó con un apurado triunfo, conseguido con mucho sufrimiento, gracias a un madrugador gol del ítalo-brasileño Magno Mocelin y a la inoperancia ofensiva del Tenerife, cuyo bagaje en ataque resultó escaso.
Celta 1 - Osasuna 1
El Celta volvió a pinchar ante uno de los equipos de la zona baja de la tabla al repetir los mismos errores en la faceta defensiva ante un Osasuna muy práctico y con una idea muy clara de como enfrentar el encuentro que se llevó un punto tras empatar a un tanto.
Los navarros sorprendieron desde la misma jugada de inicio con su actitud agresiva en busca de la portería rival en contra de lo que cabría esperar de un equipo en teoría modesto en sus desplazamientos.
Zaragoza 0 - Espanyol 0
El Zaragoza no pudo pasar del empate frente al Espanyol, a pesar de la tregua que concedió la afición a su equipo y, especialmente, a su entrenador, Txetxu Rojo, en un partido en el que dio una imagen igual de triste que durante toda la temporada y que deja al técnico al borde de la destitución.
La tregua de la afición se rompió en los instantes finales del encuentro en los que la afición volvió a pedir, por enésima vez, la destitución de Rojo que cada vez ve más debilitada su situación como entrenador del Zaragoza.
Las Palmas 3 - Mallorca 1
El Las Palmas se impuso al Mallorca en un aceptable partido con final trepidante, en el que hubo dos tantos locales, uno de ellos polémico, el del argentino Schürrer -por supuesto fuera de juego de un compañero- que encrespó al público contra el árbitro, que tardó en concederlo.
El tercer gol local fue convertido por el cancerbero argentino Nacho González de penalti.
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