Rivaldo lidera un Barça vertebrado
El equipo azulgrana remonta en el marcador con un excelente juego a un difícil Sevilla
Desde una cierta estabilidad, al menos a partir de la alineación, el Barcelona ha alcanzado un punto de comodidad insospechado a final del año pasado. Una vez que Rivaldo se ha calzado las botas, Rexach ha dejado de enredarse con la pizarra y el Camp Nou ya no mira solo hacia Madrid, el Barcelona se ha vuelto un equipo reconocible y empieza a sentirse a gusto en la Liga. En un interesante ejercicio de afirmación y al calor del hogar, los azulgrana batieron a un Sevilla que, diga lo que diga el marcador, se hizo respetar. Dos partidos, dos victorias, cinco goles y un calendario que invita al optimismo parece un botín suficiente cuanto menos para que los barcelonistas vuelvan a contar en el campeonato.
En el estadio azulgrana hay la sensación, al menos, de que por una vez no conviene tocar nada porque la nave va. Juegan los mismos, deciden los de siempre y el marcador señala la victoria del equipo de casa. Ha recuperado el Barcelona cierta confianza y, sobre todo, ha dejado de jugar con miedo con independencia de los encuentros delicados como el de ayer ante el Sevilla.
Fue un buen partido, bien jugado por unos y otros, muy disputado durante casi una hora, hasta que cayó el segundo gol del Barcelona y el Sevilla bajó los brazos, abatido por la insistencia y determinación azulgrana, expresada por el remate de Gabri, y disgustado por la actitud del linier, que escondió el banderín después de levantarlo por un fuera de juego posicional de Saviola, muy en la línea de la actuación del trío arbitral, una calamidad.
Hay que descubrirse ante el Sevilla, un equipo organizado, trabajado y enérgico que se batió con tanta nobleza como fútbol. Pese a tener que disponer una alineación rebajada por las ausencias de Podestá, Reyes y Moisés, el plantel de Caparrós no sólo no se descompensó sino que tuvo criterio y energía. A partir de una ocupación racional del campo, se cerró de forma inteligente, tapando las bandas, y se desplegó con valentía. Fuerte sin la pelota, se mostró muy directo en las transiciones y en el juego muerto o a balón parado, como el que supuso el gol de Tomás, en un fuera de banda mal defendido por el Barça, que estaba en Babia.
Ni en la adversidad perdió el Barcelona la posición. Ni la paciencia. Ha recuperado la confianza y también la autoestima, tal que la Liga comenzara de nuevo. La rehabilitación se explica por motivos distintos. Rexach ha definido el modelo de juego y el equipo se ha estabilizado. Ya no se discute al tridente, se ataca las bandas con los laterales y los volantes cierran igual que abren la cancha. Gabri marcó el segundo gol y Cocu remató una y otra vez. Puyol armó el primer tanto y Sergi abrió la banda izquierda de manera reiterada. Más que disparar, Saviola trabajó especialmente cuando se imponía generar espacios. Kluivert dulcificó el campo con la belleza de su fútbol de toque y control. Y Rivaldo le da categoría y poderío al equipo.
Decisivo ante el Zaragoza, el brasileño ayer estuvo espléndido. Muy participativo en la elaboración del juego desde su posición de media punta, fue protagonista en los tres goles y además erró un penalti en una acción bien resuelta por Notario, que estuvo siempre fenomenal. El primer gol fue una delicia de jugada, por bien elaborada y definida. Tocando de primera, desde Puyol a Kluivert pasando por Gabri, la pelota llegó hasta Rivaldo, que definió de manera precisa y espectacular.
El gol del empate anunció el triunfo del Barça pese al empeño del Sevilla en negárselo. Los azulgrana fueron moviendo el árbol hasta que como fruta madura cayó el segundo y después el tercero, una preciosa falta transformada por Rivaldo, y si no llegó el cuarto fue sobre todo por Notario. La alta velocidad de la pelota ratificó la valentía azulgrana. A la espera de que lo que digan los partidos en campo ajeno, el Barça al menos puede volver a entrar en su casa sin tocar el timbre.
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