No es un disco: es una joya y la firma (en euskera) Gorka Urbizu
El que fuera líder de Berri Txarrak compone un álbum de una sutileza extraordinaria. A cada escucha, brilla un poco más con su carga de nostalgia bien entendida
La imagen muestra el retrato de una mujer dormida. Apoyada la cabeza sobre el brazo derecho, la mujer parece descansar sobre una mesa. Con rasgos marcados e intensos, su gesto es plácido, de una persona sumida en el ensueño. Una bella pintura que invita a cerrar los ojos y dejarse llevar por el sueño, a ese sitio fantástico donde todo tiene pinta de marchar a un ritmo mejor, más bien etéreo.
El sueño podría tener perfectamente el sonido que contiene el disco de esta caratula. Curioso para un álbum que comienza con estos primeros versos: “Veamos si es posible una canción que no contenga la palabra sueño”. Posible o no, se puede afirmar que no es necesaria esta palabra para desprender las mismas evocaciones dentro de un álbum de folk preciosista, que se despliega como lluvia fina de otoño. Se adhiere al alma como solo se impregnan los verdaderos sentimientos, aquellos que nacen de las profundidades de los seres.
El disco se llama Hasiera Bat (Un comienzo) y está cantado en euskera por Gorka Urbizu. Bajo la producción de Jordi Matas y la coproducción de Joan Pons, Hasiera Bat es de una sutileza extraordinaria. Una joya. A cada escucha, brilla un poco más con su carga de nostalgia bien entendida.
Urbizu se ha desprendido de su papel al frente de Berri Txarrak, la banda vasca de rock duro que siempre supo recorrer con acierto la paleta del metal, desde el hardcore hasta el punk, pasando por el progresivo o stoner. Y, al abandonar ese rol de frontman y compositor más feroz, ha sabido vestirse con un traje que, en una voz más suave y afligida de lo normal, le encaja a la perfección: sus canciones empastan con armonía y delicadeza en el espíritu de un disco arrebatador.
Con un toque al Ryan Adams de los medios tiempos, el compositor vasco decía recientemente que Hasiera Bat fue concebido como una especie de “refugio sónico”. Tiene mucho de ese asidero emocional. Un territorio sonoro donde acudir en caso de tormenta o desviaciones abruptas. Como un gran mapa sentimental, ese territorio se compone de pequeños lugares, algunos físicos, otros aspiracionales. Cada canción hace referencia a uno de ellos: Maitasun bat (Un amor), Teoria bat (Una teoría), Tren bat (Un tren), Toki bat (Un lugar), Janela bat (Una janela), Kolore bat (Un color)…
El mapa de los lugares emocionales invita a pasear por ellos con atención. Como decía el propio Urbizu, si no tienes 35 minutos para sentarte a escuchar un disco, entonces, colega, este no es tu disco. Quizá no lo sea ninguno, pero es obvio que los arreglos esmerados y minimalistas de este trabajo, más esa voz reposada, con esas letras paisajísticas, piden que dejes todo por ese tiempo y te entregues al placer de la escucha. De la escucha activa y placentera.
Puede que Etxe bat (Una casa) sea una de las mejores canciones compuestas en el panorama nacional en mucho tiempo. No inventa nada ni tiene ninguna acrobacia especial. Tan sólo es sencilla como esa “esquina de otoño” que da “los buenos días desde nuestra ventana, cariño”, tal y como canta Urbizu en el primer verso. Y parece colarse el rumor de una lluvia de noviembre por la ventana. “Mi padre lee las esquelas online / antes de ponerse a podar el castaño / me guarda las ramillas en la caja de siempre / para que esta llama jamás se apague del todo”, prosigue la letra en euskera de la canción. " Mi madre me dice que ponga dos platos por persona / que hoy comeremos en el salón / El perro me pide sus caricias / es como si cada día yo volviera de una guerra / -quizás se huela algo / Mi sobrina ha aprendido a contar hasta veinte / hoy nos ha preguntado cuántos años tenemos / ¿Cuántos años es eso, osaba, cuántos? Y he comprado los vuelos, cariño, sin pensarlo dos veces”.
En la música, las joyas no se miden en quilates. Se miden en emociones contenidas en ese artefacto mágico del tiempo comprimido con letras y melodías. Etxe bat (Una casa) es una pequeña joya de una más grande llamada Hasiera Bat. Y su orfebre se llama Gorka Urbizu.
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