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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

El especialista en buhardillas

En el remate de los edificios, las estancias pequeñas con techos inclinados se asociaban a la pobreza y a la vida bohemia. Con aislamiento, tragaluces e imaginación Gon Architects las convierte en apartamentos viviendas luminosamente funcionales

Acceso a la buhardilla cercana a la madrileña Plaza de Callao.
Acceso a la buhardilla cercana a la madrileña Plaza de Callao.Miguel Guzmán y Rocío Romero (Imagen Subliminal)
Anatxu Zabalbeascoa

Gonzalo Pardo, el fundador de GON Architects, es un especialista en buhardillas es decir: alguien que conoce muy bien las distintas alturas y estrecheces de Madrid y alguien, también, que sabe trabajar el centímetro. Esas características son clave para explotar el potencial que rehabilite las viviendas en el corazón de Madrid.

Esta casa, de 42 metros cuadrados, en el centro de la ciudad, ha aprovechado el espacio evitando cerrar estancias. Ha multiplicado la luz añadiendo dos claraboyas, utilizando una pared de pavés para separar la ducha del dormitorio y cambiando la puerta de acceso por una de vidrio transparente que permite el paso de la luz.

Frente al perímetro abuhardillado —pintado de blanco y empleado como almacén— la entrada a la Casa Flix —que así se llama la vivienda de Roberto— es alta, más de ocho metros, y recibe luz de la terraza de acceso por la puerta transparente. Allí está la zona de trabajo, reducida a un triángulo y pintada de verde aceituna.

Tragaluces y espejos multiplican luz y espacio en el dormitorio.
Tragaluces y espejos multiplican luz y espacio en el dormitorio.Miguel Guzmán y Rocío Romero (Imagen Subliminal)
Vista general de la reforma.
Vista general de la reforma.Miguel Guzmán y Rocío Romero (Imagen Subliminal)

Aquí las estancias, no se cierran y están coloreadas para zonificar o multiplicar la luz o paneladas de espejo —sucede por ejemplo en el baño— para que el azogue multiplique el espacio.

Así, el piso es un espacio abierto que, sin embargo, cuenta con rincones. La cocina es una línea de 5,5 metros, un muro compacto de más de dos metros de altura laminado en color amarillo que, más allá de encerrar electrodomésticos, ropa, elementos de limpieza y despensa contribuye a la luminosidad del apartamento. Frente a esa altura, la repisa verde, junto al acceso, que conforma la zona de trabajo que se recoge bajo el techo abuhardillado, aprovechando un rincón. También se recoge el armario de ropa, al final del dormitorio, pero no, curiosamente, la cama.

Vista general de la reforma.
Vista general de la reforma.Miguel Guzmán y Rocío Romero (Imagen Subliminal)
Detalle de la terraza acceso.
Detalle de la terraza acceso.Miguel Guzmán y Rocío Romero (Imagen Subliminal)

Así, la distribución, y la luz,  consiguen multiplicar el espacio. Y los colores, ordenarlo, zonificarlo e inyectarle vitalidad. El mobiliario, sin embargo, en este piso abierto y colorista es un ejercicio de precisión: una mesa, un sofá, una cama y cuatro sillas. Cualquier otro elemento invadiría esta vivienda trabajada buscando la luz y desde la atención al centímetro.

Vista general de la reforma.
Vista general de la reforma.Miguel Guzmán y Rocío Romero (Imagen Subliminal)
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