Creado el Consejo Internacional de las Culturas Taurinas para difundir la tauromaquia
El nuevo organismo está formado por asociaciones de España, Francia, Portugal, México, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela
“La tauromaquia es una cultura viva”, afirma François Zumbiehl, antropólogo francés y portavoz del Consejo Internacional de las Culturas Taurinas (Cicult), un órgano creado recientemente en Madrid e integrado por organizaciones taurinas de España, Francia, Portugal, México, Colombia, Perú, Ecuador y Venezuela.
Estas entidades tienen el compromiso de defender y promocionar la tauromaquia y la libertad cultural en los ocho países donde actualmente se celebran festejos taurinos. A este respecto, Zumbiehl alude a la definición que escoge la Unesco para la cultura, el conjunto de prácticas en las cuales una determinada comunidad humana proyecta sus valores, sus sensibilidad y su identidad existencial.
A su juicio, “una cultura, minoritaria o no, no puede ser enjuiciada, y menos censurada por ninguna autoridad, salvo que dañe los principios universales de los derechos humanos”.
Añade que a los aficionados de los tres países europeos y de los cinco países hispanoamericanos de tradición taurina ese planteamiento les vale perfectamente. “Entienden que muchos en el mundo no compartan sus valores”, prosigue, “pero exigen el respeto, que se les escuche y no se insulte su sensibilidad con unas caricaturas consabidas; nosotros, aficionados, compartimos un patrimonio que refleja nuestra historia, nos define, y que tenemos la obligación de cuidar”.
Zumbiehl sostiene también que la tauromaquia cumple con los cinco criterios enunciados en el artículo 2 de la Convención de la Unesco de 2003 para definir un patrimonio cultural inmaterial. “Todas las tradiciones taurinas, en su diversidad”, señala, “ponen en juego artes del espectáculo, usos sociales, rituales y actos festivos, técnicas artesanales tradicionales, tradiciones y expresiones orales, y contribuyen, al final, al conocimiento de la naturaleza y del universo”.
“A nosotros, aficionados y profesionales, nos incumbe la tarea de defender y promover la excepcional riqueza cultural y ecológica de las tradiciones taurinas frente a cualquier intento externo para censurarlas o prohibirlas”, agrega. “Nuestro objetivo es claro. Vamos a acrecentar la solidaridad entre las comunidades aficionadas de nuestros países para que se respete, a la luz de la Declaración universal de los derechos humanos y de las convenciones de la Unesco, la diversidad y la libertad de las culturas del toro; en estos días pensando, particularmente, en la afición de Colombia”.
Babelia
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