Cuando Leño se juntaron en La Caracol
Un libro traza la historia de una de las salas de conciertos más emblemáticas de Madrid, hervidero musical con cerca de 6.000 actuaciones en tres décadas de vida
La sala La Caracol es una de las salas de conciertos más emblemáticas de Madrid. Ahora, un libro repasa la historia de este espacio que ha cerrado y ha sido durante años resistencia cultural infatigable de la capital. La Caracol. La historia real nunca contada es el libro escrito por el periodista Nacho Serrano junto a José Manuel Alonso, el dueño de la marca y artífice de la sala desde comienzos de los años 90.
El local acogió alrededor de 6.000 conciertos, 4.000 artistas y más de 18.000 horas de música en vivo. La sala comenzó su historia siendo un tablao precario llamado Navefénix. Lola Flores, una habitual del tablao, fue quien rebautizó el el sitio apostando por el nombre de Caracol, en homenaje a su amante y compañero artístico Manolo Caracol. José Manuel Alonso se quedó la sala en enero de 1995 y decidió mantener el nombre aunque dotase del espacio de una programación ecléctica abierta al pop, rock y todos los derivados musicales, incluidas las fiestas de dj nocturnas.
Antonio Vega, Aute, Jarabe de Palo, Placebo, Calamaro, Ella Baila Sola, Pablo Milanés, Manzanita, Radiohead, Queens of The Stone Age, Dover, Compay Segundo, Orishas, Mark Lanegan, Barón Rojo, The Cardigans, Estopa, Calexico, C. Tangana, The Damned, El Canto del Loco, Marduk, Taburete, Amaral, Vetusta Morla, Leño, Burning, Los Piratas o The Black Crowes son algunos de los muchos artistas que allí tocaron.
Actualmente, la marca La Caracol ha cerrado y la sala está siendo reconstruida para albergar Villanos, otra sala que busca convertirse en un nuevo templo del jazz en Madrid.
Un extracto del libro La Caracol remite a la grandeza de su historia. Su antiguo dueño y agitador cultural cuenta cómo Leño llegó una noche a reunirse en la sala en 2010 para sorpresa de todo el mundo.
La sorpresa de la reunión de Leño
Cuando Zafiro fue fagocitada por BMG, la multinacional aceptó pagar los royalties que se merecían por derecho propio y se abrió la puerta a una tregua y reconciliación en el grupo. Aprovechando la coyuntura, se gestó la grabación de Bajo la corteza, un disco de homenaje con bandas que hicieron versiones de Leño, para cuya presentación eligieron la Caracol gracias a Manolo. Se la cedimos gratuitamente, con mucho gusto, para aportar nuestro granito de arena, y el 17 de febrero subieron a nuestro escenario Garage Jack, Boikot, Burning, El Bardo, Marcela Ferrari, La Leñera, Maneras de Vivir, Más Madera, Salida Nula y Dwomo para tocar himnos como Corre, corre, Insisto, Mientras tanto, No se vende el rock’n’roll, No voy más lejos...
Todos estuvieron estupendos, pero el público, les prestaba atención a medias, porque el rumor de una posible aparición de los propios Leño recorría la sala. Al acabar, todos los asistentes (con Los Porretas al completo y otras figuras, ese día había muchos artistas super conocidos entre el público), se preguntaban si finalmente habría actuación de Rosendo, Ramiro y Tony.
“¿Esto es real, de verdad voy a ver a los putos Leño?», decían los chavales, mientras sacaban sus móviles para registrar el momento histórico. Cuando al poco tiempo se publicaron los vídeos en YouTube, medio Madrid se tiraba de los pelos por no haber asistido, al no tomarse en serio el rumor de la reunión, que llevaba semanas circulando por la ciudad.
Solo tocaron cinco temas, pero aquellos veinte minutos, en los que fue palpable la felicidad que embargaba a los tres viejos compinches por volver a tocar juntos, ya forman parte de las páginas de oro, no solo de La Caracol, sino de la historia del rock español.
Tocaron La fina, Qué desilusión, El tren y Sorprendente, para rematar con una apoteosis en la que Miguel Ríos se sumó para cantar con ellos Maneras de vivir, ya con el público completamente enloquecido. Camachito estaba emocionadísimo y vivió una de las noches más dichosas de su vida, al igual que todos los que allí estuvimos.
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