La Nave de los diseñadores que cambió la “imagen cutre” de la España franquista
El colectivo valenciano de 11 profesionales, tres de los cuales recibieron el Premio Nacional, muestra en el IVAM sus trabajos más icónicos, que realizaron entre 1984 y 1991
Cualquiera que haya circulado por la autopista AP-7 a su paso por la Comunidad Valenciana y haya visto las atractivas y coloridas señales que indican las salidas conoce su trabajo. O la persona que haya subido a un autobús de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) de Valencia, o la que vea un anuncio institucional de la Generalitat Valenciana, un informe del Instituto Nacional de Estadística, una nota de la SGAE, un anuncio de la discoteca ACTV de la Ruta del Bakalao, una alfombra de la firma Gandia Blasco. Todos estos logos y símbolos, todas estas marcas identificativas, llevan la firma de La Nave, un colectivo singular que surgió en Valencia en 1984 y contribuyó a cambiar la “imagen cutre” de la España que salía del franquismo, según expresión de Nacho Lavernia. Él fue uno de los 11 profesionales que decidieron juntarse en 1984 en una nave industrial de más de 400 metros cuadrados que dio nombre al colectivo de diseñadores, uno de los más importantes del país hasta su disolución en 1991.
Prueba de ello es el importante legado que ha dejado, como se puede comprobar en la exposición que se inaugura este jueves en el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) con algunos de sus trabajos más icónicos. Otra muestra de su relevancia creativa es que tres de sus miembros hayan recibido individualmente y a lo largo del tiempo el Premio Nacional de Diseño (Daniel Nebot, el mencionado Lavernia y Marisa Gallén), además de la vigencia y actualidad de sus diseños actuales.
En definitiva, La Nave marcó una época en el diseño no solo en Valencia. También establecieron en la época lazos duraderos con los diseñadores catalanes y en menor medida, con los madrileños. Algunos compartieron trabajos. A todos ellos les unía el afán por construir un nuevo país a través de la imagen, por dejar tras la oscuridad de la dictadura, y avanzar hacia la luz que entonces irradiaba sobre todo Europa.
“Queríamos ser notarios de nuestro tiempo”, afirma Nebot en la presentación de este miércoles de la exposición, que se puede ver hasta el 10 de septiembre. “Vivíamos todos en un país que no nos correspondía. Estábamos desfallecidos de vanguardia, estaba todo por hacer. Queríamos un estilo que estuviese a la altura del internacional”, agrega el diseñador, uno de los comisarios de la muestra. Las empresas vivían en la década de los 80 en su gran mayoría de “copiar o explotar licencias extranjeras”, pero se dieron cuenta de que “tenían que competir ya en mercados europeos”, apunta Lavernia, el otro comisario.
También la Administración se puso las pilas para promover el diseño en las empresas y este sentido desempeñó un papel clave el político y economista Andrés García Reche desde el recién creado Impiva (Instituto de la Mediana y Pequeña Industria Valenciana). Una nueva estructura política, el Estado de las autonomías, estaba consolidándose, y se estaba construyendo un país. Fue un momento de “aperturismo estético inédito hasta entonces, de grandes cambios políticos y efervescencia cultural”, destacó la directora del IVAM, Nuria Enguita.
“Los profesionales teníamos un interlocutor válido”, explica Lavernia. “Se asumían más riesgos, los clientes eran más atrevidos. Teníamos más libertad que ahora, porque ahora el marketing tiene un peso excesivo en el diseño”, añade.
Los 11 miembros iniciales de La Nave eran muy distintos. Hacían diseño gráfico, industrial, lo que se terciara. No había un estilo característico común. “Bueno, yo creo que nos unía un espíritu lúdico, un sentido del humor, una ruptura con lo anterior”, apunta Sandra Figuerola. “Éramos hijos de la posmodernidad, de aquella época, y esas eran nuestras influencias”, apostilla Marisa Gallén, entre las enormes reproducciones de algunos diseños que ocupan las paredes laterales como hitos que marcan el recorrido expositivo. Entonces la dicotomía entre función y estética no centraba el debate entre los profesionales, sino crear nuevas ideas e imágenes, cambiar las cosas, disfrutar con el trabajo. “También nos preocupaba la función, por supuesto. Mira ese respirador”, señala Nebot.
La exposición es también una forma de rendir homenaje a tres diseñadores del colectivo que murieron años atrás: Paco Bascuñán, Quique Company y José Juan Belda. El resto de sus integrantes fueron Eduardo Albors, Carlos Bento, Sandra Figuerola, Marisa Gallén, Luis González, Luis Lavernia, Nacho Lavernia y Daniel Nebot.
Babelia
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