Fallece a los 86 años Joaquín Bernadó, el mejor torero catalán de la historia
Creador de la ‘bernadina’, hizo el paseíllo 243 tardes en Barcelona
A la edad de 86 años ha fallecido en Madrid Joaquín Bernadó (Santa Coloma de Gramanet, 1935), el torero catalán más importante de la historia, al que perjudicó más que benefició su lugar de nacimiento, pero que será recordado con admiración y respeto por su honestidad y calidad delante de los toros. Toreó 243 tardes en la capital catalana, y allí se encerró con seis toros de Miura el 3 de septiembre de 1972.
El eco de su toreo traspasó las fronteras de su tierra de origen y gozó de un gran cartel en México y en Madrid, —actuó en Las Ventas 66 tardes—, donde malogró grandes faenas a causa del mal manejo de la espada, un defecto que le privó de muchos triunfos a lo largo de su carrera.
Retirado de los ruedos desde 1990, donde se mantuvo en activo de manera desde ininterrumpida desde 1956 hasta 1983, dedicó su jubilación a ejercer como profesor de la escuela de tauromaquia de Madrid y comentarista taurino de la cadena televisiva Telemadrid.
Joaquín Bernadó debutó con caballos en 1954, y tomó la alternativa en Castellón el 4 de marzo de 1956, con Antonio Bienvenida como testigo y en presencia de Julio Aparicio. Destacó como gran veroniqueador, por su toreo a pies juntos con capote y muleta y su sentido del temple e innata elegancia. Asimismo, fue el creador de la bernadina, una especie de manoletina con la muleta al revés, un pase de adorno final muy utilizado por los toreros actuales.
Se retiró el día de la Virgen de la Mercé de 1983 en su plaza de Barcelona en un festejo en el que se encerró en solitario ante seis toros. Ese mismo día, este periódico recogía unas declaraciones del torero en que las que afirmaba: “Soy un gran profesional que siempre se ha tomado el toreo muy en serio y he procurado dar todo cuanto he podido”.
A pesar de la contrastada profundidad de su tauromaquia, no alcanzó la vitola de figura, y él mismo lo explicaba así: “El toreo es un negocio, lo sé, y por qué yo no encajé dentro de él es algo que aún hoy me pregunto. Es curioso analizar mis éxitos: cuantos triunfos he tenido en Barcelona, jamás han gozado de trascendencia ni repercusión fuera de Cataluña. Está claro que no han sido muy acertadas mis relaciones públicas”.
No fue definitiva aquella despedida de 1983, pues reapareció en 1987, aunque sus comparecencias estuvieron más espaciadas; en el mes de mayo de 1990, tras una actuación poco afortunada en Las Ventas, Joaquín Bernadó colgó para siempre el traje de luces.
Como profesor de la escuela madrileña y comentarista en televisión fue siempre fue una voz autorizada, un torero querido y reconocido.
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