Arte contemporáneo frente a las pirámides de Guiza. Así cambian las vistas de los turistas
La firma privada Art d’Égypte ha organizado en el complejo la exposición ‘Forever Is Now’, que reflexiona sobre el tiempo como elemento que une y separa civilizaciones
Por primera vez en sus alrededor de 4.500 años de historia, el monumental complejo de las pirámides de Guiza ha acogido una exposición de arte contemporáneo que yuxtapone su pasado histórico con un presente vibrante. Bautizada Forever Is Now, la muestra, auspiciada por la UNESCO, cuenta con una decena de obras a cargo de 11 artistas, egipcios y de otros países, exhibidas en la extensa meseta donde descansa la última de las siete maravillas del mundo antiguo. De esta manera las obras dialogan entre sí. La organización corre a cargo de la firma de arte privada Art d’Égypte, que en los últimos años se ha consolidado como una de las empresas más importantes de la escena cultural y artística del país y que, cada año, organiza una exposición de arte contemporáneo en un emplazamiento histórico de Egipto. “Esta novedosa y osada exhibición de arte abre un nuevo campo al mundo de las exhibiciones artísticas al crear un puente tangible entre las artes plásticas y el patrimonio histórico de un país tan emblemático como Egipto”, señala Lucía Sollinger, curadora honorífica de Forever Is Now.
Hacemos un recorrido visual por algunas de las más interesantes obras de esta peculiar exposición al aire libre.
Saludos desde Guiza. Es una de las obras que más atención ha acaparado. Firmada por el enigmático artista francés JR, es también una de las que mejor captura la conversación que Art d’Égypte quiere establecer entre el patrimonio histórico egipcio y el arte actual. La instalación, realizada sobre una estructura de acero y malla, juega con la idea de una mano sujetando una postal en blanco y negro que, cuando se mira desde un punto preciso, crea una ilusión óptica en la que la punta de la pirámide de Kefrén, la segunda más alta de Guiza, se separa del resto de la construcción.
Juntos. Otra de las instalaciones más comentadas y compartidas ha sido una majestuosa escultura hecha con varillas de acero inoxidable que recrea dos manos alzadas desde las profundidades de la arena de la necrópolis faraónica cuyos dedos llegan a tocarse. Crea una forma parecida a la de las pirámides que se elevan como telón de fondo. La obra simboliza la conexión humana a lo largo del tiempo, y ha sido diseñada por el destacado escultor figurativo italiano residente en España Lorenzo Quinn, conocido por sus recreaciones expresivas de manos humanas e hijo del famoso actor Anthony Quinn.
Aquí he vuelto. Un monumento escultórico de gran tamaño de la artista egipcia Sherin Guirguis rinde homenaje a la historia de las mujeres egipcias y su contribución a la sociedad y la cultura del país a lo largo del tiempo. La instalación se inspira en la forma del sistro, un instrumento musical sagrado utilizado por sacerdotisas de la diosa Isis durante rituales y procesiones. Cuenta con grabados con motivos faraónicos y extractos de un poema de la poeta y activista feminista egipcia Doria Shafik. La obra parece levantarse de la arena para recordar el poder y el trabajo de estas mujeres, y está sutilmente impregnada de aroma de aceite de jazmín cosechado por mujeres para visibilizar su trabajo históricamente invisibilizado.
Barzakh. Mediante decenas de remos cruzados, el artista egipcio Moataz Nasr, uno de los mayores representantes del arte contemporáneo en el mundo árabe, crea una estructura reminiscente de una barca solar, como la embarcación funeraria del faraón Keops, que al mismo tiempo actúa como una especie de pasillo al final del cual se alzan las pirámides. La disposición intercalada de los remos simboliza la unidad que existe entre dos reinos opuestos pero al mismo tiempo conectados, como la vida y la muerte o este mundo y el del más allá, que es, precisamente, el espacio por el que navegaba la barca solar funeraria de los antiguos egipcios.
Eternidad ahora. Una de las instalaciones más abstractas, encarna un momento intemporal en el que pasado, presente y futuro se funden en las pirámides de Guiza. Se trata de una cúpula elíptica dorada de nueve metros situada enfrente de la esfinge, la última obra del recorrido de la exhibición, y su autora es la artista Gisela Colón. La escultura rinde homenaje al profundo legado del antiguo Egipto como una de las cunas de la cultura antigua, su forma se inspira en los vastos conocimientos adquiridos por los egipcios de la época, y su curvatura es un guiño al mítico ojo de Horus.
“Con Forever Is Now, Egipto ha sentado un precedente mundial al prestar su patrimonio histórico más preciado, las Pirámides de Guiza, no solo ya para servir de marco excepcional a esta muestra de arte contemporáneo internacional, sino para promocionar en sí las artes plásticas y conferirles la mayor visibilidad posible, señalando de esta manera un posible camino a seguir”, apunta Sollinger.
Ai-Da. Aunque formaba parte de un proyecto paralelo, también se ha plantado frente a las pirámides Ai-Da, la primera robot artista ultrarrealista del mundo gracias al uso de inteligencia artificial, lo que convierten tanto a ella como a sus producciones en una obra de doble capa. Creada por un equipo de expertos llamado Oxfordians, la presencia de Ai-Da buscaba difuminar las líneas entre las interacciones humanas y las máquinas y, en última instancia, invitar a reflexionar si un mundo con este grado de intervención robótica es lo que realmente queremos. Como si hubieran querido participar del debate, las autoridades de aduana de Egipto retuvieron durante 10 días a Ai-Da al sospechar que pudiera contener herramientas de espionaje, según informaron medios británicos, antes de que, gracias a la mediación diplomática, se le permitiese ir, a ella también, a observar las pirámides.
Babelia
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