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Antonio Fernández Casado, en recuerdo del gran hotelero

Erudito aficionado taurino y fundador de la cadena de hoteles Petit Palace, unió a personas de muy distinta profesión en sus tertulias de Bilbao y Madrid

Antonio Fernández Casado.
Antonio Fernández Casado.Club Cocherito

Antonio Fernández Casado (Santurtzi, Vizcaya, 1948), empresario hotelero de éxito y el gran erudito de la tauromaquia vasca, falleció el viernes en Madrid víctima de un cáncer contra el que luchó durante más de un año.

Comenzó su andadura taurina como novillero en plazas del norte de España, bajo el nombre de Antonio de Monterrey, apelativo que tomó de la cafetería de la Gran Vía de Bilbao, donde trabajó como barman. Pronto abandonó los trastos de torear, se fue a Londres a aprender inglés y regresó a Bilbao para estudiar turismo en la Universidad de Deusto.

Después de un breve paso por el hotel Carlton, en 1972 se sumó al equipo que puso en marcha el hotel Ercilla, también en la capital vizcaína. Junto a su amigo Agustín Martínez Bueno convirtió este hotel en el lugar de obligado encuentro de políticos, periodistas y personas ligadas al mundo de la cultura y de los toros. Para estar al tanto de lo que ocurría en Bilbao durante los convulsos años de la Transición había que acudir a este hotel.

Ahí tejió Antonio una red de amistades que le ha acompañado toda su vida. Unió a personas de muy distinta profesión en tertulias y comidas, tanto en Bilbao como Madrid, pues después de triunfar en Bilbao fue fichado en Madrid como director comercial de la cadena Tryp. Al tiempo, se convirtió en un experto en adecuar los hoteles a las nuevas tecnologías. Escribió varios ensayos sobre esta materia, de obligado estudio actualmente en las escuelas de negocios.

Cuando Tryp fue absorbida por la cadena Sol Meliá, Fernández Casado y un reducido grupo de compañeros fundó la cadena High Tech. Bajo el nombre comercial de Petit Palace, abrió una veintena de pequeños hoteles en toda España, todos céntricos y enfocados a las personas de negocios.

El éxito empresarial volvió a acompañar a Antonio, que pudo compatibilizar esta faceta de negocios con su afición taurina. Investigó y escribió numerosos libros sobre los toreros vascos a lo largo de la historia y las plazas de toros del País Vasco, publicados en la editorial La Cátedra, que él creó.

Durante ocho años presidió el Club Cocherito, de Bilbao, el club taurino más antiguo de España, llamado así en honor de Castor Jaureguibeitia (1876-1928), Cocherito de Bilbao, matador de toros de fama en toda España, cuya biografía también escribió Antonio.

Pero en lo que triunfó plenamente fue en el cultivo de amistades. Su pasión fue ayudar a los demás. Ahí sí que fue un campeón. Tenía una gran agenda, que compartió desinteresadamente con todos aquellos que se acercaban a él, especialmente periodistas. Tuvo una vida plena, acompañada amorosamente por su mujer Blanca y por su hija Cristina.

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