_
_
_
_
universos paralelos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La Factoría Bowie se atasca

La codicia y la torpeza empañan los últimos rescates discográficos del artista, como ‘Brilliant Live Adventures’

Diego A. Manrique
David Bowie, en un concierto en Viena en 1996.
David Bowie, en un concierto en Viena en 1996.Leonhard Foeger (Reuters)

Una de las muchas intuiciones de David Bowie fue su comprensión del valor del archivo. Algo que se concretó en su voluntad de almacenar todo lo suyo (y adquirir discretamente material que estaba en otras manos), lo que se hizo evidente en la riqueza de la exposición itinerante David Bowie Is. Sobre todo, invirtió buenos dineros para conseguir los masters de sus grabaciones que todavía no controlaba.

Más información
David Bowie
Canciones que retratan el universo de David Bowie
David Bowie
La cara B de la lista de libros de David Bowie

Eso explica que Bowie sea seguramente el artista de la Primera División mejor representado en ediciones. En verdad, tiene poca competencia: los bootlegs de Dylan parecen una iniciativa hecha por encima de sus reticencias, los Rolling Stones apenas indagan en su fonoteca, McCartney solo piensa en su estrategia de quedar para la historia como el beatle más guay, Neil Young va —como siempre— a su bola.

Desde 1989, tras pactar con Rykodisc, Bowie se preocupó por hacer accesible su obra. Una panorámica que fue refrescando con reediciones ampliadas, boxsets cronológicos y el añadido de actuaciones en la BBC, maquetas, directos. Precisamente, en esa última categoría está el más reciente lanzamiento póstumo, Brilliant Live Adventures, que hace dudar de que actualmente se esté respetando el planteamiento del creador.

Verán: Brilliant Live Adventures son seis álbumes, grabados entre 1995 y 1999. Cada disco, disponible en CD o vinilo, se publicó con aproximadamente un mes de diferencia (el último salió el viernes pasado). Estaba pensado como conjunto: se fabricó una cajita de cartón para alojar cada formato, que se debía comprar por separado; esas cajas se suelen regalar, pero no aquí. Segundo problema: la compra se convirtió en una experiencia estresante. En su afán por eliminar intermediarios, solo se vendían a determinada hora en la tienda del propio artista y en el servicio de venta por correo de Rhino, la rama para coleccionistas de Warner Music.

Portada de 'Brilliant Live Adventures'.
Portada de 'Brilliant Live Adventures'.

Hablo en pretérito, ya que se agotaron en un pispás. Las tiradas eran limitadas, es decir, ridículas para un artista de la estatura de Bowie. Muchas copias pasaron velozmente al circuito de reventa, donde su precio —ya alto de origen— se multiplicó. ¿Resultado? Mucha indignación.

Cierto, no faltan precisamente discos live de Bowie en el mercado y el contenido de Brilliant Live Adventures está llegando a las plataformas de streaming. Pero aquello iba destinado al núcleo duro de sus seguidores, que no son necesariamente millonarios y que ahora se sienten maltratados.

No dudo de que el concepto de Brilliant Live Adventures será celebrado entre especialistas en mercadotecnia: la creación de una sensación de escasez, la monetización de algo de coste mínimo (en los noventa, los conciertos se grababan rutinariamente desde la mesa de mezclas). Sin embargo, quiero creer que Bowie no lo hubiera aprobado: el despilfarro que supone enviar seis (siete, si se incluye la maldita caja) paquetes en vez de uno, el ataque a la ecología sonora que supone ignorar a los minoristas. Que también él apostaba por el convenio democrático que subyace en la industria del pop: difundir música a un precio sensato durante un plazo razonable.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_