‘Wildflowers’: cuando Tom Petty hizo de terapeuta de sí mismo
Uno de los discos más emblemáticos del músico acaba de ser reeditado en una caja de lujo
Siempre se habla de la magnífica asociación que hicieron Johnny Cash y el productor Rick Rubin. Conviene no olvidar otra también muy destacada con Rubin de por medio: la que hizo con Tom Petty para Wildflowers, uno de los discos más emblemáticos del fallecido músico de la melena rubia. Wildflowers no es solo una de las obras más personales de Petty, sino que también es un punto y aparte en el sonido alcanzado en toda su carrera. Ahora, acaba de ser reeditado en una caja de lujo con el disco remasterizado, varios descartes y tomas en directo.
En un principio, allá por 1993, Tom Petty y Rick Rubin querían que Wildflowers fuera un doble disco. De alguna forma, lo que habían creado durante sus sesiones en los estudios Sound City de Los Ángeles era un flujo de estados de ánimo, meditaciones y diatribas que fluían entre el rock and roll y la poesía. Petty, bastante desorientado en su vida personal, se sentaba y bajo los consejos de Rubin se dejaba llevar. Al final, Petty tuvo que esforzarse mucho en hacer la mejor colección de canciones posible, que terminaría por ser el resultado final de Wildflowers, un sobresaliente álbum que marcó otra cima en su carrera y definió parte del rock norteamericano de final de siglo. ¿Por qué un disco así, con esa intimidad acústica tan logradísima, ayudó a su manera al desarrollo musical de formaciones como Wilco, The Avett Brothers, The National y otros tantos?
Algunos de los temas descartados eran buenísimos. Rod Stewart grabó ‘Leave Virginia Alone’. Otras joyas eran ‘California’ o ‘Somewhere Under Heaven’. Había tanto material que ese doble disco no hubiese sido mala opción, aún a riesgo de perder ese conjunto compacto que fue el Wildflowers original. La caja actual recoge todos estos descartes que ofrecen una visión más panorámica de aquel momento crucial de Petty. También demuestran el estado de gracia del músico junto a Rick Rubin, fundador de la discográfica Def Jam, esencial en el devenir del hip hop en los ochenta.
Como ya hizo con Cash, Rubin supo hallar un sonido fino y vigoroso a la vez, cumpliendo con la máxima que había pensado para Petty: volver a lo básico. Si Full Moon Fever, gracias también a la labor en la producción de Jeff Lyne, era casi un punto más en el desarrollo de pop-rock luminoso y contagioso con los Heartbreakers, Wildflowers tenía que convertirse en otra dimensión sonora. Y lo fue.
Petty sabía que su sonido junto a los Heartbreakers era único. Una marca muy reconocible y admirada en el rock norteamericano, pero también un fantasma que le perseguía incluso después de haber publicado su primer disco y exitoso disco en solitario, Full Moon Fever. El sello Heartbreakers planea con la participación del guitarrista y fiel escudero Mike Campbell y el organista Benmont Tench, pero Wildflowers se distingue por su particular luz. Más ocre y melancólico, Petty se estira sobre sí mismo y respira distinto en todo el álbum, algo que con los descartes de la box-set se reafirma. Ese Petty introspectivo es tan elegante como sobrecogedor. Hay, por tanto, una gama distinta que hacen de él un músico aún mayor al conocido rockero de pabellones que había triunfado por todo Estados Unidos.
Un músico que encara en este disco más que en ningún otro el fin de su largo matrimonio. El fin del amor lo pone sobre las canciones. Casado con Jane Benyo desde 1974, antes incluso de convertirse en una estrella en edad adolescente, Petty acabaría separándose de su gran compañera en 1996. Apenas un par de años después de sacar Wildflowers. “En este disco soy yo disponiéndome a irme”, dijo Petty con respecto a Wildflowers. “Ni siquiera sé lo inconsciente que fui de eso cuando lo estaba escribiendo. No me meto en estas cosas con planes elaborados. Pero estoy seguro que estoy seguro que Wildflowers fue mi álbum de divorcio. Tuve que armarme de valor para dejar aquel imperio enorme que habíamos construido, salir de ahí. Mis hijas… Sabía que iba a ser devastador para toda la familia. Las dejaba ahí, sin mi presencia para calibrar las cosas. Mis hijas sabían que se avecinaba una pesadilla. Quedarme hubiese acabado conmigo. Me habría convertido en otra persona”.
Como cuenta Warren Zanes en la biografía Petty (Neo Sounds), cuando el terapeuta del músico escuchó la canción ‘Wildflowers’, le preguntó a qué cantante iba dirigida. “Le respondí que no estaba seguro”, dijo Petty. El psicólogo le dijo: “Yo sí lo sé: Esa canción trata de ti. Eres tú cantándote lo que necesitas oír”.
Con ese absorbente aire melancólico, Wildflowers acabó por convertirse en una postal que Tom Petty se escribió a sí mismo, con dolor y desorientación, pero regalando un disco definitivo.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.