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El arte contemporáneo frota la bola de cristal

La exposición 'Still human' profundiza en las visiones del futuro próximo, marcadas por ideas como la inteligencia artificial y el transhumanismo

La obra de David Aljtmed 'Spirit' (2019).
La obra de David Aljtmed 'Spirit' (2019).víctor sainz
Silvia Hernando
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Lo desconocido, aquello que intuimos que está por venir pero no sabemos exactamente cuándo ni cómo, ha supuesto una fuente inagotable de fascinación para la imaginación humana. También, claro, de miedos y angustias por los prejuicios que se van formando antes de que desembarque en el presente eso que convenimos en llamar lo nuevo. Con el objetivo de explorar esas visiones del futuro próximo a través del arte más reciente, el Espacio Solo de Madrid ha montado la exposición Still human (abierta hasta el mes de julio), una selección de siete decenas de piezas de 40 autores internacionales –unos invitados y otros parte de la colección permanente que han ido formando Ana Gervás y David Cantolla, que exhiben en un edificio reformado por Juan Herreros– que se mueven entre la tecnología y las humanidades para lanzar ideas sobre la vida del mañana. 

Todas estas cuestiones ya las han venido abordando desde tiempos inmemoriales la filosofía y la religión. Quizá es por ello que el recorrido arranca con un reclinatorio, colocado no junto a un confesionario sino frente a un cartel como aquellos antiguos que se usaban en los aeropuertos, en los que las solapas van girando para escribir diferentes mensajes. Cual revelación divina, cuando el espectador hinca las rodillas, las 125 letras distribuidas en cuatro líneas dejan de moverse aleatoriamente para plasmar una frase en inglés (más o menos) coherente y siempre distinta. ¿Por ejemplo? “Cuando eres feliz siempre quieres lo mejor que puedes cuando no lo eres”. Obra del alemán Mario Klingemann, se trata de una de las varias propuestas de la muestra que se valen de la inteligencia artificial como herramienta creativa. 

“La base de aprendizaje es una red neuronal de código abierto que ha aprendido de la Wikipedia para producir textos”, explicó sobre su creación el artista, que agregó que una de las diferentes capas de interpretación de la pieza la define la reflexión sobre la noción del significado. “Los humanos lo buscamos en todas partes”, apuntó el alemán, víctima colateral del coronavirus, dado que no pudo recibir a tiempo para la inauguración varios recambios de letras que no funcionaban, dado que la ciudad china donde se producen se encontraba en cuarentena. También obra de Klingemann, la proyección Memories of Passerby, compuesta por dos pantallas adyacentes, va creando retratos en tiempo real a partir de una base de datos nutrida por el artista. Producida en una serie de tres, esta fue la segunda obra de la historia creada con IA en ser vendida en subasta, en Sotheby’s, donde alcanzó el pasado año un precio de 51.000 dólares.

El artista Mario Klingemann, ante su obra 'Appropriate response' (2020).
El artista Mario Klingemann, ante su obra 'Appropriate response' (2020).Víctor Sainz

 La tecnología y sus aplicaciones marcan una de las principales preocupaciones de los creadores representados en la muestra, donde se conjugan propuestas de artistas rabiosamiente modernos con otros consagrados como Nam June Paik. Yang Yongliang utiliza programas informáticos para dibujar lo que, a distancia, parece un tradicional paisaje chino pero que, de cerca, se revela como un amontonamiento de arquitecturas modernas, con edificios, grúas y tendidos eléctricos colocados en forma de montañas. En una pequeña sala a mitad del recorrido, Lars Dietrich y Koka Nikoladze juegan con el arte sonoro a través de instrumentos de fabricación propia que improvisan melodías en tiempo real a la vez que plantean una reflexión sobre la transformación del consumo y producción de la música. 

El transhumanismo, la fusión entre robots y humanos que, supuestamente, elevará a nuestra raza a un estado superior de la evolución, marca otro de los debates abiertos en la muestra. También hay representaciones de híbridos entre animales y personas, como el perro-hombre de Neo Rauch, o esculturas con múltiples puntos de vista, como la posmoderna y, en cierto modo cubista, figura de David Altmejd, un busto de un hombre loncheado para crear múltiples perspectivas. También hay videojuegos, proyecciones en 3D y obras, como las de Nina Saunders, que fusionan a las personas con objetos de la vida diaria, como una silla. “Suelo crear cosas que se valen de lo cotidiano para sacarlo de contexto y sorprender”, explicó la artista, que participó en la presentación de la muestra. “Con ellos trato de plantear una historia sobre el pasado pero también una reflexión sobre el mundo actual, dando a mis objetos una nueva vida”.

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Sobre la firma

Silvia Hernando
Redactora en BABELIA, especializada en temas culturales. Antes de llegar al suplemento pasó por la sección de Cultura y El País Semanal. Previamente trabajó en InfoLibre. Estudió Historia del Arte y Traducción e Interpretación en la Universidad de Salamanca y tiene dos másteres: uno en Mercado del Arte y el otro en Periodismo (UAM/EL PAÍS).

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