Silvia Abril y Andreu Buenafuente, historia de un matrimonio (y dos galas de los Goya)
La pareja de cómicos presenta este sábado la gala de los premios del cine español por segundo año consecutivo
Cuando presentaron la gala de los Goya del año pasado, Andreu Buenafuente y Silvia Abril tenían un objetivo: sobrevivir como matrimonio. Un año después, no se han divorciado. Es más, han accedido a enfrentarse de nuevo a una de las pruebas más difíciles para cualquier cómico, presentar una de las ceremonias más largas y criticadas del panorama español: los Goya.
Hay humor para todos los públicos, pero esa noche todo el país estará pendiente de los chistes de la pareja. Escrutinio que no todos pasan con nota. Hay que agradar a la vez a más de tres millones de espectadores. Uno no debe ser ni muy soso ni pasarse. Se demanda a la vez un espectáculo breve, dinámico y divertido. Pero Abril, de 48 años, y Buenafuente, de 54 —este viernes cumple los 55— tienen una larga trayectoria en esto de hacer reír y tienen sus fórmulas. En estas, ella es más atrevida, él más comedido. Aunque en el escenario del Palacio de Deportes Martín Calpena de Málaga, este sábado, serán tan presentadores como humoristas. “No estamos aquí para dar demasiada caña a nadie. No seremos muy sarcásticos”, prometió Abril el lunes en rueda de prensa.
Buenafuente está acostumbrado a estos retos. Se formó desde muy joven en los medios de comunicación. Con solo 17 años comenzó a trabajar en la radio de su ciudad, Reus, y siete años después ganó un premio Ondas al Mejor programa de Radio Local con El Terrat. Tras varias apariciones en TV3, dio el salto a la televisión nacional en Antena 3 con Buenafuente, espacio que dos años después pasó a La Sexta. En la televisión generalista también tuvo algún título fulminado por la audiencia (Buenas noches y Buenafuente solo contó con siete programas en 2012). En 2016 fichó por Movistar+, donde permanece desde entonces con Late Motiv.
La clave del éxito de Buenafuente, como él ha reconocido, ha sido su capacidad para captar nuevos talentos y proponer formatos muy cuidados. “Cuando me retire me van a conocer, más que por lo que hice, por lo que ayudé a que se hiciera.”, confesaba la semana pasada a EL PAÍS. Jordi Évole, Gonzo, Berto Romero, David Broncano, Bob Pop…, la lista de sus ahijados es larga. Así es, de hecho, como conoció a su pareja. Abril se incorporó en 2006 como colaboradora en los programas que él iba presentando, desde el primer formato en Antena 3, pasando por La Sexta con En el aire, hasta hoy.
La barcelonesa, que acaba de vivir uno de sus mejores años en la profesión, abandonó la carrera de Derecho en cuarto curso para estudiar interpretación y se dio a conocer en 2003 con el programa Homo Zapping, que parodiaba otros productos televisivos. En los programas de Buenafuente explotó su faceta interpretativa con diversos personajes recurrentes, a menudo absurdos y desvergonzados (con uno de ellos, incluso actuó en 2008 en Eurovisión, junto a Rodolfo Chikilicuatre). Ha sido secundaria en La que se avecina, Tres bodas de más, Cuerpo de élite y Padre no hay más que uno, la película española más taquillera del el pasado año. Además, se incorporó recientemente a la SER junto a Toni Acosta con El Grupo, un programa de humor en el que hablan de temas que se proponen en un grupo de Telegram que ellas gestionan. Esta emisora está acostumbrada a este tipo de formatos, como Nadie sabe Nada, de Buenafuente y Berto Romero.
El sábado, Buenafuente se convertirá en la persona que más veces ha presentado los Goya: cuatro. Primero en solitario, en 2010 y 2011. Desde aquel primer año posee el récord de audiencias de la ceremonia, con 4.656.000 de televidentes y una cuota de pantalla del 26,4%. Este es el segundo año consecutivo que lo hace junto a Abril (también son la primera pareja sentimental que se enfrenta a este reto), y buenas críticas. “Fue más que aseada, muy graciosa en algunos momentos, la actuación de Andreu Buenafuente y de Silvia Abril”, escribió Carlos Boyero EL PAÍS el pasado año.
Un encargo con riesgos
Al reincidir, se exponen a repetir la experiencia de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla, que en 2008 y 2014 recibieron elogios por ayudar a presentar la gala y, al regresar, en 2017, como maestros de ceremonias fueron acusados de presentar una de las peores ediciones. “El monólogo inicial de Sevilla carecía de ritmo y los chistes no llegaban a cuajar”, publicó Natalia Marcos en EL PAÍS. La lista de presentadores de los Goya está plagada de cómicos que han pinchado o a los que se les ha desgastado la fórmula. Dani Rovira la condujo en 2015, 2016 y 2017, tras lo que llegó a escribir en Twitter: “No ha merecido la pena”, debido al número de ataques recibidos.
Siempre les quedará su química personal. A menudo recuerdan cómo comenzó su relación. Fue en directo, ella con bigote y unas gafas enormes, interpretaba a la Niña de Shrek. “Sí, me enamoré de ella. Una vez se acercó a mi mesa, en directo en el programa, disfrazada, se levantó la falda y en realidad me miró con cara de Silvia, no de Niña de Shrek. Nadie se dio cuenta, pero yo sí. Fuimos a casa, seguimos hablando y le dije: ‘Nos deberíamos dar un beso ya’. Y en ese momento empezamos a salir”, contó Buenafuente en una entrevista en TV3 en 2016.
Hace ya años que no son unos principiantes negociando las críticas y los índices de audiencias. Sí han dejado claro que buscan una ceremonia visual y dinámica, pero no han querido adelantar más: “La concentración de expectativa conlleva algo de misterio. Destriparlo quita un poco de gas”, aseguró la pareja en la rueda de prensa del lunes. “Vale la pena ser opaco para sorprender”.
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