Un festejo (y buenos toros) en la intimidad
Escribano y Román cortaron dos orejas cada uno a una buena corrida de Santiago Domecq
Cuando en el pasado mes de abril se supo que MovistarTV había propuesto al sector la celebración de festejos a puerta cerrada se abrió una encendida polémica en la que profesionales y aficionados se manifestaron en contra de esta posibilidad, convencidos de que era una iniciativa impropia para la tauromaquia.
Este jueves se ha celebrado en la localidad cordobesa el primer festejo de esa llamada Gira de Reconstrucción ante 200 personas. Abultaba más la banda de música que el público presente. Lo que en primavera sonaba a herejía, hoy es una saludable realidad.
Plaza de tercera casi vacía ante el avance de los contagios en una localidad cercana, cuatro agradables novilletes que derrocharon calidad, y dos toreros jóvenes con voluntad y acierto; no es mucho, pero bastante más de lo que presagiaba esta enferma temporada del virus.
DOMECQ/ ESCRIBANO, ROMÁN
Cuatro toros de Santiago Domecq, correctos de presentación, con clase, nobleza y movilidad. Sobresaliente el cuarto en la muleta, al que se le dio la vuelta al ruedo.
Manuel Escribano: estocada caída (oreja); estocada (oreja).
Román: pinchazo, media estocada _aviso_ y dos descabellos (ovación); gran estocada (dos orejas).
Plaza de Cabra (Córdoba). 24 de septiembre. Primera corrida de la Gira de Reconstrucción. Doscientas personas.
El ganadero envió cuatro toros adecuados en su presentación a una plaza de tercera, pero rebosantes de clase, nobleza, movilidad y buena disposición para el triunfo. No destacaron por su bravura en los caballos, pero sí en sus largas embestidas a los capotes, la prontitud en los cites de los banderilleros y su duración y ritmo en la muleta. De entre todos ellos sobresalió el cuarto, de calidad incontestable en el tercio final, repetidor, con el hocico por la arena, con movilidad y casta. A todos les sobró, quizá, bondad y buenas maneras, lo que dificultó que apareciera la emoción, ingrediente imprescindible en esta fiesta.
Los toreros, de menos a más, hasta aclimatarse a ese nuevo toro al que ninguno de los dos está acostumbrado. Ambos son diestros poderosos y heroicos, con bien ganada ante toracos que en más de una ocasión les han abierto los muslos. Quizá por esa razón les costó entrar en faena ante la bondad de sus oponentes.
Escribano y Román manejaron con soltura y gracia el capote en el toreo a la verónica; no brilló el primero en el tercio de banderillas, y ambos aprovecharon voluntariosamente las muchas embestidas de los cuatro toros. Especialmente, Román, brillante ante el cuarto, un toro de primoroso ritmo, incansable, dispuesto para el toreo de verdad.
Román estuvo a su altura, con torería y prestancia, sufrió una impresionante voltereta de la que salió ileso y paseó las dos orejas tras una buena estocada.
Un festejo en la intimidad que duró algo menos de dos horas, con toros interesantes y toreros no anodinos. No está mal para comenzar.
Babelia
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