Antonio López: “Al lado de las marranadas de otros poderosos, lo del Rey es poca cosa”
El artista defiende, en la presentación de una gran exposición antológica en Valencia, su retrato 'La familia de Juan Carlos I’
Antonio López atiende solícito a los periodistas mientras los cámaras le piden que se sitúe ante este o aquel cuadro realista de gran formato, o mejor que se introduzca entre las dos esculturas de tamaño natural. Paciente, se desplaza ligero a sus 84 años por el casi centenar de obras que conforman la exposición antológica de la Fundación Bancaja de Valencia, una de las más completas dedicadas al artista manchego.
El pintor sugiere, sin embargo, adentrarse a un espacio lateral, un poco apartado de las grandes panorámicas de Madrid y de su Gran Vía que identifican su pintura para el público más amplio. Es una sala que alberga pinturas y dibujos de gran sutileza, más pequeñas y apenas conocidas. Son bodegones, escenas de interiores, de jardines, de flores, de María Moreno, su esposa, su compañera de toda la vida desde que se conocieron en la Facultad de Bellas Artes. Ella falleció el pasado febrero, a los 87 años.
Y ahora, por primera vez, Antonio López y María Moreno exponen juntos, sin la compañía de otros artistas realistas: 72 obras de él y 20 de ella. El pintor se muestra reconfortado y agradecido. “Mari es la antítesis de mí. Yo soy ambicioso y ella no tenía ninguna ambición. Ella estaba más atenta en lo que le pasaba a su hermano, a mí, a sus vecinos... Para ella la vida era más importante que el trabajo, que la pintura y esa forma de trabajar la hizo más libre; yo trabajaba para sobrevivir. En Mari parece que todo brota de manera natural y eso ha sido para mí un ejemplo”, explicó en la presentación de la exposición, que tuvo lugar este jueves. Comisariada por Tomás Llorens y su hijo Boye, la muestra abre este viernes sus puertas hasta el 24 de enero.
Cuando López estudiaba conoció a mujeres “fantásticas, de enorme talento”. “¿Qué ha sido de ellas? ¿Por qué han acabado en la enseñanza y no han seguido pintando?”, se pregunta. “La vida del pintor no es fácil, es dura y solitaria. Se pierde mucha gente que vale, los que hemos salido adelante hemos tenido una ayuda de Dios enorme, suerte y en los momentos de dificultades siempre ha llegado un ángel para echar una mano. Ahora en las facultades hay más mujeres que hombres. Creo que no hay que ir con prisa, lo importante es vivir con paz y armonía; el hombre y la mujer han nacido para estar juntos en una unidad indestructible y necesaria. No hay que ensañarse en eso”.
La vida del pintor no es fácil, es dura y solitaria. Se pierde mucha gente que vale
El artista se somete a las preguntas de los periodistas sin orillar ninguna cuestión, incluida la polémica en torno al rey emérito. Su retrato La familia de Juan Carlos I, encargado en 1994 por Patrimonio Nacional, luce desde 2015 en el Salón de Alabarderos, un lugar privilegiado del Palacio Real de Madrid. ¿Pintaría el mismo retrato real ahora? “Volvería a hacerlo, pintaría a la familia real, pero de otra forma. Si me lo encargaran, tendría que hablar con ellos. Todos hemos cambiado. A mi manera de ver, ha sido un poco injusto el trato que se le ha dado al Rey, no se tenía que haber marchado así, de esa manera, porque al lado de las marranadas que hacen otros poderosos, lo del Rey es poca cosa”, responde a este periódico en los prolegómenos de la presentación de la exposición.
Y añade, ya ante todos los medios de comunicación: “El Rey me dijo: ‘Somos una familia española’. Aunque yo sabía que no era así. No hay ni cetros ni coronas, es un padre y una madre con sus hijos”. López no ve problemas en mantener la actual ubicación del cuadro, tras el escándalo de los presuntos negocios de Juan Carlos I. “Que hagan lo que quieran, creo que está donde debe estar. ¿Quién quita a La familia de Carlos IV [ de Goya] o el cuadro de Inocencio X [de Velázquez] por ser feo?”, se pregunta.
Obras maestras inacabadas
El cuerpo humano, la ciudad, el interior doméstico, la ventana y el mundo vegetal son los principales temas sobre los que se vertebra la muestra y la producción de Antonio López. Dibujos, pinturas y esculturas recorren su trayectoria desde que tenía 17 años hasta la actualidad, con la exhibición de una de sus “obras maestras”, según Tomás Llorens, una vista de Madrid Sur.
La emoción es el objetivo final del artista de Tomelloso. “He intentado transcribir la ciudad lo más fiel posible, pero si veo que aquello no alberga algo emocional, que tiene que ver con el arte que se ha hecho siempre, es mejor coger una cámara fotográfica. Aunque también la fotografía puede tener una parte emocional. Y el cine. Warhol ha atrapado algo que tiene que ver con el misterio de vivir. El arte se ha saltado todos los trámites y ha conseguido eso, el efecto emocional, Por eso, no tiene final. Puedes ver las cuevas de Altamira y están unidas con el arte actual”, manifiesta.
“La historia del arte es un flujo continuo”, sostiene Tomás Llorens. Antonio López está emparentado con el arte del Partenón, con Miguel Ángel, Las meninas, Picasso, Henry Moore, De Chirico, Bacon, con tantos artistas empeñados en esa tarea de aportarnos cosas bellas que estén con nosotros para siempre", destaco el comisario.
Puedes ver las cuevas de Altamira y están unidas con el arte actual
El que fuera director del Museo Nacional Reina Sofía y del museo Thyssen considera pertinente esta reflexión para “entender la trayectoria de Antonio López, que se ha visto dificultada en muchas ocasiones por una concepción deformadora, que emergió en los años cincuenta y sesenta de la historia de la modernidad, según la cual cuando se formula el dadaísmo en 1928, este anula el cubismo de 1910 o 1912; es una concepción cortada por fragmentos. Es como las aplicaciones de los móviles, que nos obligan a cancelar y a renovar la versión anterior, que ya no vale”.
“Pero esto”, prosigue, “para la historia del arte y de la cultura no vale”. “Se trata de un flujo continuo en el que hay muchas sensibilidades y personalidades maravillosas y hay tradiciones, como el realismo, presentes desde el origen de la modernidad”. Llorens apunta a Manet en pintura y a Baudelaire en literatura como los formuladores de esa modernidad y cita a “Thomas Mann, Miguel Delibes, Juan Marsé o García Márquez” como escritores realistas.
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