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Las librerías buscan su futuro en Internet

El desafío de la Red marca el pulso del congreso del gremio celebrado en Málaga

Libreria Cervantes y compañia, en Madrid.
Libreria Cervantes y compañia, en Madrid.Alvaro Garcia

Las librerías españolas quieren ofrecer lo mejor de su tradición a través de lo más innovador del mundo digital. Estos negocios han dejado de mirar Internet como una amenaza y ahora potencian su uso como herramienta para atraer a más lectores a sus espacios físicos y posicionarse así como alternativa al coloso Amazon. Se trata de buscar soluciones para rentabilizar el mundo digital, que ha provocado una transformación radical en los hábitos de consumo y ocio. La aspiración de las librerías pasa por unirse para capitalizar el prestigio con el que cuentan en el imaginario popular, estrategia que ha marcado una de las claves del 24º Congreso de Librerías, que se clausura hoy en Málaga.

De acuerdo con el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2019, en estos tiempos en los que se suceden los cierres de librerías, la compra de libros (a excepción de los de texto) ha descendido un 6% en los 3.600 espacios medianos y pequeños que existen en el país, mientras que las ventas online han aumentado un 27% (del cual Amazon representa un 82% del total).

Una de las primeras medidas para frenar este descenso del comercio presencial y empezar a conquistar la venta por Internet, como apunta Jesús Trueba, de la librería La Buena Vida de Madrid, pasa por la reinvención de la plataforma Todostuslibros.com, promovida por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Librerías (CEGAL). El sitio, que hasta ahora ofrecía un servicio de consulta de libros, aspira a ofertar el catálogo de más de 700 librerías que suman un fondo común de más de 1.200.000 títulos.

Dos de los pilares de la web, según explica Trueba, serán la interacción con los lectores y el respeto a sus gustos, permitiéndoles elegir la librería donde prefieran hacer sus compras. “Amazon tiene el monopolio mental de la población. Lo urgente es crear un canal de comunicación para que la ciudadanía sepa que hay otras alternativas online y entienda el daño que hace cuando decide comprar en Amazon, que rompe el tejido cultural y no paga impuestos”, dice Jorge Carrión, autor de Contra Amazon y Librerías.

En cualquier caso, no se trata tanto de señalar a los agentes disruptores que obligan a repensar el ecosistema como de generar una reflexión que implique a todos los agentes, como propone Joaquín Rodríguez, experto del sector y autor de varios libros e informes sobre el tema. Ponente de una conferencia en el congreso, No es Amazon, somos nosotros, Rodríguez subraya que “no cabe seguir pensando como entes aislados y autónomos”, sino que es necesario “diseñar una estrategia económica colaborativa”.

Con todo, como recuerda Patrici Tixis, presidente del Gremio de Editores de Cataluña, de cada diez libros que se compran en España ocho provienen de una librería. “Y ese es un tesoro que debemos conservar”, remarca Tixis, que lanza un reto: “Debemos ser capaces de aprovechar la potencia de las herramientas digitales para conseguir que las librerías afiancen su posición de espacio cultural de referencia”. Una labor que, agrega Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid, “requiere de la implicación de la cadena de valor del libro, del Estado, de las instituciones públicas y de la sociedad”.

Los cambios, afirma Ana Santos Aramburu, directora de la Biblioteca Nacional de España, deberían estar relacionados con dos aspectos: “Considerar la importancia del valor simbólico del lugar y convertirlos en espacios que resultan únicos a la hora de buscar un libro. En segundo lugar, pensar en que se pueden abordar nuevos modelos de negocio que eviten los problemas de la inmediatez de la distribución y el espacio y que permitan crear un buen fondo editorial de acuerdo a las tipologías de las librerías”.

Las librerías, en resumen, deberían ser la tercera casa, como ha propuesto varias veces Françoise Dubruille, quien fuera durante 18 años directora de la Federación Europea e Internacional de Libreros: “La primera es la casa donde vivimos, la segunda es el lugar de trabajo y la tercera casa debe ser la librería como un ágora cultural y de amistad que contrarresta todo nuestro día frente a diferentes clases de pantallas digitales”.

Un espacio para el encuentro y la palabra

“Una librería debe ser mucho más que sus estanterías de libros. Sea 'online' o física, debe ofrecer también una experiencia: los lectores vamos a ellas para descubrir una buena historia, para sorprendernos, pero también para compartir ideas. Y el librero o la plataforma deben conocer a su lector, darle lo que necesita y anticiparse a sus necesidades y proponerle experiencias que lo fidelicen”, recomienda Carmen Ospina, directora de marketing y comunicación de Penguin Random House.

 

Para la escritora Irene Vallejo, autora del título 'El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo', “la sociedad actual tiene un problema de soledad. Estos tiempos auspician el aislamiento, la distopía del archipiélago donde el contacto humano aspira a ser erradicado. Los libreros favorecen la conversación viva. Escuchan como médicos sin prisa, como farmacéuticos que sopesan si tu herida es leve o profunda, si necesitas un tratamiento contundente o basta un paquete de vitaminas. En un mundo de pantallas frías y comunicación remota, las librerías independientes representan un espacio saludable para la acogida, el encuentro y la palabra”.

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