Un óleo de Goya calienta el mercado de las subastas en España
San Ignacio de Loyola, declarado inexportable en 2015, sale a la venta en la casa de subastas madrileña Ansorena por un precio de salida de entre 600.000 y 800.000 euros
La última vez que se vio en subasta fue en febrero de 1976, en la casa Christie’s de Londres, donde fue adquirido por 1.100 libras (1.300 euros de hoy, que teniendo en cuenta la inflación serían comparables a unas 78.500 libras o 93.000 euros). San Ignacio de Loyola, un óleo sobre lienzo de Francisco de Goya fechado entre 1775 y 1780, vuelve este 18 de diciembre al mercado, esta vez en una venta a sobre cerrado –dada la relevancia de la pieza– y en Madrid, en la casa de subastas Ansorena. Como cada vez que aparece en circulación un goya, la expectación es elevada. El precio, no tanto como cabría imaginar: el valor de salida se ha establecido entre 600.000 y 800.000 euros, dado que se trata de una obra inexportable. Su comprador deberá conservarla dentro del territorio español (salvo en el caso de posibles muestras temporales autorizadas), y mantener al corriente de su paradero al Estado y la Comunidad de Madrid. “Es cierto que encontrar un óleo de Goya en el mercado no es habitual, pero también hay que tener en cuenta que quizá este cuadro no tenga la temática más comercial”, apunta Freddie de Rougemont, especialista en maestros antiguos de Christie’s en Londres. “Y, dado su carácter inexportable, parece un precio razonable”.
En 2015, San Ignacio de Loyola fue una de las 66 piezas a las que la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Patrimonio Histórico del Ministerio de Cultura denegó el permiso de salida al extranjero, fijando para ella un valor de 1.200.000 euros. Esta negativa suele resultar la respuesta habitual cuando se solicita el permiso de exportación de obras de grandes maestros españoles antiguos como Goya, Velázquez o El Greco, así como de pintores modernos como Sorolla o Picasso. “La ley en España es bastante restrictiva, lo que afecta negativamente al mercado”, señala Javier López, experto en pintura antigua de Ansorena. En todo caso, España no es el único país que limita la salida de su patrimonio histórico: “Y como se pudo ver en la reciente exposición de El Greco en el Grand Palais de París, aún queda un buen número obras de maestros españoles en manos privadas”, agrega De Rougemont. En Christie’s, los últimos goyas vendidos consiguieron cifras bastante más altas que las estimadas para el San Ignacio de Loyola: en 2011, el dibujo Hútiles fue adquirido por 2.281.250 libras. En 2003, el bodegón Liebres muertas alcanzó los 5.069.500 dólares. Desde ese año, Christie’s ha vendido diez obras de Goya, todas sobre papel salvo esta naturaleza muerta, un óleo sobre lienzo.
El cuadro que pone a la venta Ansorena, un retrato sin barba de San Ignacio de Loyola (la iconografía habitual le suele representar barbado), se encuadra en la producción temprana de la época de madurez del pintor aragonés. “Lo realizó posiblemente cuando abandonó Zaragoza y venía a la Corte a Madrid”, explica Javier López. “Es un momento en el que era ya un pintor plenamente formado, que había pasado por Italia. En el lienzo ya se pueden apreciar todas las características de Goya, como la penetración psicológica del personaje o las veladuras”. La obra, según se señala en el catálogo de Christie’s de 1976, fue un posible encargo de Don Ignacio de Ezcurra, virrey del Río de la Plata. Él lo legó a su hija, doña Encarnación Ezurra, y esta lo traspasó después a su hermana, doña Gregoria Rosas de Ezcurra. “En los años setenta lo descubre el historiador del arte José Camón Aznar y lo pone en conocimiento en una publicación”, ilustra López. Poco después la obra apareció en el mercado internacional, en la subasta de Christie’s, y desde entonces ha permanecido en manos privadas. Su actual dueño es un coleccionista zaragozano que lo expuso públicamente por última vez en 2016, en el Museo de Bellas Artes de Murcia.
Junto con Goya, el dream team de los grandes maestros antiguos españoles lo conforman El Greco, Murillo, Velázquez y Zurbarán. De esta élite suelen salir al mercado “una, dos o tres pinturas al año”, como explica James MacDonald, director sénior y jefe de ventas privadas internacionales de maestros antiguos de Sotheby’s, la segunda casa de subastas internacional más destacada junto con Christie’s. “Estos son los cinco gigantes”, abunda el experto, que explica que Velázquez, con unas 130 obras conocidas, la mayoría atesoradas por museos e instituciones públicas, resulta con diferencia el más difícilmente accesible para los compradores tanto públicos como privados. “Sale a la venta una vez cada cinco o diez años”, indica el experto de Sotheby’s. “Se trata de uno de los principales pintores del arte occidental”, añade De Rougemont, de Christie’s. “Velázquez fue el primer artista que superó la barrera del millón de libras: en 1970 se vendió una obra suya por 2,3 millones [el Retrato de Juan de Pareja], lo que supuso todo un revulsivo en el mercado del arte”.
A mediados de este mismo año, Sotheby’s ofreció una de esas raras oportunidades de hacerse con un velázquez cuando presentó en Londres Amante del Vaticano: todo un “redescubrimiento” para la historia, puesto que se trata de un cuadro que se encontraba en paradero desconocido desde hacía tres siglos. Más recientemente, a principios del mes de diciembre, la misma casa de subastas puso a la venta el Cristo de la cruz de Zurbarán, una obra mayor del pintor del Siglo de Oro. Con un precio de salida de entre 2,5 y 3,5 millones de libras, la pintura se quedó sin adjudicar, aunque, como apuntan desde Sotheby’s, dado el interés que generó, confían en poder colocarla en próximas pujas. “Se trata probablemente de la última oportunidad para un museo de adquirir un zurbarán de este calibre”, agrega MacDonald, quien remata que, de entre los otros grandes maestros, Ribera resulta probablemente el más asequible, por haber sido muy prolífico durante su carrera. Fundada en 1744, Sotheby’s ha despachado a lo largo de su historia 129 piezas de estos cinco maestros españoles: 18 de Velázquez; 19 de El Greco; seis de Zurbarán, 18 de Ribera y 68 de Goya. “Mientras los cuadros los compren coleccionistas privados, siempre son susceptibles de volver a aparecer en el mercado, mientras que si los compran instituciones públicas, es casi seguro que ya no volverán a circular”, agrega De Rougemont, que indica que en Christie’s cerraron la venta de un goya en España este pasado año.
Que las cantidades de goyas disponibles sean más elevadas se explica por la cantidad de obras sobre papel que produjo, que suelen ser las que copan el mercado. A veces, salen a la venta pinturas atribuidas a él o a algún otro maestro, pero que no cuentan con el amplio consenso de los académicos que tiene, por ejemplo, el San Ignacio de Loyola de Goya. Un caso reseñable más allá de la pintura española es el del Salvator Mundi, supuestamente obra de Leonardo, hasta la fecha el cuadro más caro de todos los tiempos, adquirido en 2017 por 382,1 millones de euros. La cifra no puede compararse ni lejanamente con las expectativas puestas sobre el San Ignacio de Loyola aunque, precisamente por eso, los expertos auguran una probable venta. En cualquier caso, la última palabra para conseguir la propiedad de este goya la tiene el Estado, que puede ejercer el derecho de tanteo sobre el precio adjudicado de la subasta. “Es algo habitual”, señala Javier López. “Ocurre con piezas desde los 300 euros hasta otras mucho más importantes. Por ejemplo, no hace mucho, el Estado se quedó con un retrato de Bayeu que costó más de 100.000 euros”.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.