Su Majestad ‘The Crown’
El placer dura diez horas y está enemistado con las interrupciones. Se trata de la tercera temporada de la serie sobre la reina Isabel II
Conviene disponer de mucho tiempo libre y apagar esos aparatos que te conectan con las redes sociales, al parecer tan adictivos como la droga dura y tan imprescindibles para vivir como respirar trece veces por minuto. El placer dura diez horas y está enemistado con las interrupciones. Se trata de la tercera temporada de la serie The Crown. Al igual que los locos y los insomnes hablo solo y al final de algunos capítulos, o en determinadas secuencias y diálogos, exclamo con regocijo: “Qué buen cine”. Me ocurre con las grandes series de televisión. Sigo identificándolas con las sensaciones que me ha transmimitido siempre el mejor cine, el que me hace feliz. Y que puede diferir parcialemente del que decretan o santifican academias, enciclopedias y biblias.
Aseguran que The Crown es el mayor ejercicio de blanqueo que se ha realizado sobre la monarquía británica, esa institución tan antipática, rígida o anacrónica que pervive desde la noche de los tiempos, inmune al derrocamiento o a la extinción sangrienta, como sí ocurrió con sus colegas franceses o rusos que subestimaron el hambre, la penuria y la cólera de la mayoría de sus siervos. Y efectivamente, descubres en la serie que esos personajes pueden ser muy humanos y vulnerables, que poseen matices y sentimientos, que su labor y el mantenimiento de su ancestral estatus exige sacrificios y renuncias, que detrás de las coronas puede haber mucho barro.
Y qué magistralmente está contado. No sé si los guiones y los personajes se ajustan a la realidad, pero son brillantes, primorosa la carísima ambientación y la atmósfera, veraces y atractivos sus intérpretes, directores que saben imprimir complejidad, tensión y arte. Todo es un lujo en The Crown.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.