Cristina Castaño: “No quiero perderme ser madre”
La actriz confiesa atravesar un momento de replanteamiento profesional y personal a los casi 41 años mientras simultanea papeles en televisión y teatro
Cristina Castaño es de cerca tan alta, esbelta y pelirrojísima como en escena. De tal guisa, con un vestido tipo segunda piel —de dálmata— que en otra pudiera parecer ordinario, aparece en el elegante salón de té del Teatro Español de Madrid una hora antes de que comience la función que protagoniza. Le comento que estuve anoche viéndola en la platea y me suelta medio en broma, medio en serio: “Pues fuisteis un público muy duro. Javi y yo nos mirábamos diciendo qué está pasando hoy, que no se ríen donde tienen que reírse”. Javi es Javier Gutiérrez, su marido en una obra donde casi nada es lo que parece. O sí. Para algo la diva es galleguísima.
Le saca usted dos cabezas de altura a Gutiérrez, pero al acabar la función nadie lo recuerda.
Gracias. Eso es porque Javier es un tío muy grande, en el más amplio sentido de la palabra.
Dejó de fumar para intepretar 'Cabaret'. ¿Ha vuelto al vicio?
No. Lo había dejado y vuelto muchas veces, pero ahí ví que era la mía. Recomiendo a todo el que quiera dejarlo hacer un musical, cantar cinco canciones delante de mil personas cada noche. No falla.
¿Es una atleta de lo suyo?
Me considero una obrera de mi trabajo. Me lleva las 24 horas. Si no trabajo, estoy pensando qué hacer para mejorar. En ese sentido, esto es una vocación, un sacerdocio. Hay mucho de técnica y estudio, pero también una parte intuitiva, de sentirme artista, de saber que he nacido para esto.
De autoestima, bien, ¿no?
'Producto de la tierra de Lugo'
Así, orgánica, se define Cristina Castaño (Lugo, obviamente, 40 años) en sus redes sociales, donde congrega a un millón de seguidores. La acttriz, inolvidable Judith de 'Lo que se avecina', protagoniza estos días 'Toy Boy' en Antena 3 y '¿Quién es el señor Schmitt?' en el teatro.
La confianza debería enseñarse a los niños en las escuelas. Nunca está de más. Soy muy exigente conmigo misma. Empecé muy joven y siento que he madurado muy recientemente. Son los años, los éxitos y los fracasos los que me han enseñado de qué va esto.
Ya, eso de que cuanto más se sufre, mejor se actúa,o se escribe.
A más oscuridad, más luz. Cuanto más hayas vivido, más rico. Cuantos más demonios tienes dentro, los ángeles brillan más.
Pues qué mal, ¿no?
No creas. Todo es uno. También hay belleza en lo oscuro, también es bella la noche. Soy muy emocional. Me gusta mucho la astrología y soy muy escorpio.
¿Cómo es ser muy escorpio?
Pues, para empezar, somos los mejores en la cama. Y luego, somos muy Ave Fénix. Eso lo sé en propia carne. Caigo a las profundidades y luego levanto el vuelo renovada y dispuesta a todo.
¿De qué fuentes bebe? Como actriz, digo.
Hay técnicas. En la escuela te enseñan herramientas para llegar a los sitios. Pero la parte intuitiva es muy grande, y con la experiencia te vas haciendo tu propio maestro. Es como esa frase que me encanta de convertir en arte lo que te pasa. Me gusta trabajar con lo que tengo en cada etapa.
¿Y qué tiene ahora mismo?
Estoy en una época de cuestionamientos y decisiones que van a marcar la siguiente etapa de mi vida. Me planteo trabajar en otro idioma. Me ha salido una serie de la BBC. Me planteo qué quiero, en qué quiero invertir mi energía, hacia dónde quiero ir en la carrera y en la vida. Cumplo 41 el día 30 y aún no soy madre, un tema importante que empiezas a plantearte.
Ya que ha sacado el tema. ¿Empieza a planteárselo una a los 40?
Por supuesto: quiero ser madre y ahora es cuando ha surgido.
¿Sola?
No lo sé. Preferiría tenerlo enamorada de una persona que quiera tener una familia conmigo, pero como no sé si eso va a suceder, tenerlo sola es una posibilidad. Soy una mujer independiente.
Y valiente.
Sí, lo soy. Prefiero la otra opción, pero si la vida no me la presenta, no creo que me pierda ser madre en esta existencia. Tendría que ir adelante con lo que sea.
Tan alta, tan blanca, tan pelirroja. ¿Tenía mote en el cole?
Siempre recibía muchos piropos de los mayores, pero para los niños era la zanahoria. Yo les lloraba a mi madre y mi hermana y ellas me decían que esperase a los 18 y vería y, en efecto, al crecer, cambió todo. Ser pelirroja mola.
¿Cuánto le pesa a la espalda la mochila de Judith, su legendario personaje en 'La que se avecina'?
Nada, porque está llena de estrellas. Judith es un regalo. Ha hecho que la gente me quiera, entonces, no quiero quitarme esa mochila, solo quiero decirle al público que soy más personajes que ella. Y, en los tres años que llevo fuera de la serie, ya lo sabe.
¿Qué le da pudor en su oficio?
El desnudo no es fácil. Admiro la seguridad de las mujeres que se aceptan como son y muestran su cuerpo con sus supuestas imperfecciones. Tengo mis complejos.
Pues parece muy desinhibida.
Bueno, porque para defender a un personaje seguro de sí mismso tengo que esconder las inseguridades de Cristina debajo.
O sea, que nos la pega.
Bueno, eso quiere decir que soy buena. Sí, soy buena actriz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.