_
_
_
_

“Mejor lo cuento yo”

Historias de pioneros del rap, malditos del rock industrial o leyendas del punk español. Cinco novedades para disfrutar de la música

Los miembros de los Beastie Boys junto a los Run-DMC, en 1988, en una imagen incluida en Beastie Boys, el libro. 
Los miembros de los Beastie Boys junto a los Run-DMC, en 1988, en una imagen incluida en Beastie Boys, el libro. Glen E. Friedman

Se atribuye a Frank Zappa uno de los clichés arrojadizos más usados en el mundo del pop: “Escribir de música es como bailar de arquitectura”. No parece haber constancia escrita de que pronunciara esa frase, pero le pega al ácido (en todos los sentidos) músico estadounidense soltar una andanada así. Era, y es, un ataque a los críticos, esos eunucos del harén que saben cómo hacerlo, pero no pueden hacerlo. Porque, en realidad, a los músicos les gusta mucho escribir de música. Y a los que no lo son, también.

Beastie Boys, el libro

Adam Horovitz y Michael Diamond. Reservoir Books, 2019

Beastie Boys consiguieron ganarse al mundo. Únicamente hacía falta rascar un poco para darse cuenta de que no eran solo un trío de descerebrados de Nueva York haciendo el cabra, sino tres amigos de la infancia lo bastante serios como para tomarse la vida a risa. Virtualmente desaparecidos desde la muerte por cáncer en 2012 de Adam Yauch, con solo 47 años, este es el lanzamiento del año en cuanto a libros de música. Cinco años han tardado los dos supervivientes en completar este volumen de tres kilos que reúne infinidad de material propio y ajeno. Centenares de fotografías, anécdotas hilarantes, colaboraciones de amigos, mapas, listas de canciones favoritas, un recetario… El objetivo no es tanto contar la historia de los Beastie Boys como conocer a los Beastie Boys, que son como todo el mundo: poliédricos. Simples o complicados dependiendo del día. Solo que ellos tuvieron la voluntad de convertirse de adolescentes punks a pioneros del rap y crear un sonido propio que les convirtió en superestrellas.

Europa, una letanía

Blixa Bargeld. Hurtado & Ortega, 2019

Blixa Bargeld es un tipo perpetuamente enfurruñado. Un señor que aparenta ver siempre el vaso vacío y nunca está del todo satisfecho. Pero también es el hombre que fundó Einstürzende Neubauten, el grupo que sentó los cimientos de la música industrial, y el tipo que consiguió meter en vereda a un bala perdida llamado Nick Cave dándole la estabilidad necesaria para convertirse en el crooner oscuro que es hoy. Hasta que un día se hartó del australiano y se piró sin siquiera molestarse en decir adiós. Pero hay una contención y un profundo sentido en la furia de este alemán nacido en Berlín Occidental en 1960. Europa, una letanía es el diario de su gira de 2008, dos meses de recorrido por el continente, de Moscú a Barcelona. Lo que pasa entre concierto y concierto: calles, aviones, taxis, hoteles, museos, restaurantes caros (muchos) o recuerdos de anteriores visitas, descritos con la distancia del que se siente en perpetuo movimiento.

Qué dura es la vida del artista

Evaristo Páramos Pérez. Desacorde Ediciones, 2019

Evaristo Páramos se ha convertido en una estrella con 59 años. Su grupo, La Polla Records, fundado en 1979, es hoy —vivir para ver— referente mundial del punk en castellano. Se han vuelto a reunir después de separarse en 2003 tras una de esas broncas históricas que hizo que no se hablaran durante 16 años. Y para su propia sorpresa regresan a lo grande, con ocho conciertos en pabellones y plazas de toros. En este libro de apariencia tan chapucera como todo lo que tiene que ver con su grupo, cuenta sus recuerdos desde antes de que fuera un joven punk de un pueblo alavés de los setenta. Su filosofía es tan sencilla que se resume en una frase de la solapa: “Mejor lo cuento yo que cualquier hijo de puta”.

La escritura de Evaristo, de La Polla Records, puede provocar un ictus entre los integristas de la ortografía y la gramática

A La Polla Records se le podía aplicar eso de “es siempre diferente, es siempre lo mismo”. Y este libro es una recopilación de anécdotas, 95 exactamente, contadas como si estuviera en un bar tomando chupitos de orujo de hierbas. Una advertencia necesaria: de la misma manera que el punk no estaba hecho para oídos acostumbrados al rock sinfónico, la escritura de Evaristo puede provocar un ictus entre los integristas de la ortografía y la gramática.

Anoche un DJ me salvó la vida

Frank Broughton y Bill Brewster. Temas de Hoy, 2019

La cultura del DJ fue un puñetazo en la cara de la música como acto de creación. Cuando se popularizó en los ochenta, por primera vez el protagonista no era quien la componía y la ejecutaba, sino quien la pinchaba. Algo que al gremio del rock le pareció un anatema y que todavía algunos esgrimen como un estigma contra el dance y la cultura de club. Anoche un DJ me salvó la vida cuenta la historia de este gremio desde el primer tema que se pinchó en la radio, un fragmento de la ópera Jerjes, de Händel, en 1906, hasta la conversión de los pinchadiscos en superestrellas. Publicado originalmente en 1999, y revisado posteriormente en 2006 y 2014, este exhaustivo, pero no pesado, volumen de 800 páginas fue uno de los primeros que trataron la música dance con respeto y se ha convertido en un clásico.

Underground Babilonia: El sorprendente viaje de Philly y Claude

Ivar Muñoz-Rojas. La Felguera, 2019

Una gran caja verde de plástico llena de fotos de grupos punk llegó a manos del periodista y músico Ivar Muñoz-Rojas. Había ido dando vueltas desde que su dueña original se las había regalado a Marta, una chica a la que había conocido en una fotocopiadora de Barcelona. Fascinado por el contenido (retratos de músicos míticos como Johnny Rotten, Nick Cave o el grupo Black Flag, pero también de bandas que es incapaz de reconocer), busca a su autora, de la que solo sabe que es una inglesa llamada Philomena Winstanley que durante un tiempo había vivido en la ciudad catalana, y la encuentra en Bolivia. Underground Babilonia cuenta la historia de Philly y su marido, Claude Bessy, en un camino que va desde un encuentro con The Beatles en los sesenta hasta el fallecimiento de Claude en 1999. Fotógrafos, redactores y melómanos, su ruta pasó por Londres, Jamaica, Los Ángeles, Manchester o Barcelona. Siempre relacionándose con músicos que se mueven en los márgenes, escuchando sus historias y sus razones para hacer lo que hacen. Una historia novelesca, que parecería irreal si no fuera por las fotos y que demuestra que no solo se puede escribir de música. También se puede escribir sobre aquellos que escriben de música.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_